Tras una máscara que esconde de todo menos cobardía, la
Woolman Family mantiene una incesante y valiente lucha contra el sexismo, el clasismo, el racismo, la xenofobia y demás dolencias de una sociedad que ellos definen como “confundida y manipulada”. Con un rostro cubierto que pretende cuestionar la apariencia externa y las actitudes y comportamientos que adoptamos en sociedad, y sintiendo predilección por la performance, los Woolman utilizan el arte como objeto de denuncia y provocación. Y el resultado es, como ellos bien dicen, una “absoluta fantasía”. Orgullosos de su trayectoria y unidos por sus ideales comunes, se convierten en una familia rompedora, atrevida e indudablemente muy, muy auténtica.