La piezas de URIBE se han convertido en un referente dentro del sector del diseño de joyería, bisutería y alhajas en general. Su marcado estilo vanguardista se ciñe a un idioma muy personal que Tiffany y Sion, el tándem que hace posible estos diseños, han definido en torno a sus pasiones y referentes. Con dos trayectorias profesionales de esas que quitan el hipo (Chanel, Margiela, Kenzo, Nike o Loewe), URiBE se ha convertido en estandarte del diseño contemporáneo, siempre en pro de un producto elegante y sincero.
Vuestras carreras no dejan duda de la gran capacidad que tenéis como creativos. Habiendo trabajado para grandes compañías en el pasado, ¿qué os lanzó a empezar con vuestra propia firma? ¿Hay algo de rebeldía en ello?
Sí, podríamos decir que ha sido rebeldía de algún modo… Aunque más bien ha consistido en algo natural y orgánico, incluso necesario en ese punto de nuestras vidas. Ambos somos diseñadores pero en campos distintos, Sion en dirección de arte y grafismo y yo, Tiffany, en diseño de moda y accesorios. Había llegado un momento en el que queríamos organizar mejor nuestro tiempo, hacer algo por nuestra cuenta, cumplir un sueño. Todo consistía en encontrar la manera de llevarlo a cabo, dar con la receta perfecta. Supimos que íbamos a trabajar mucho “in house”, sin necesidad de contratar equipo y con cero presupuesto. Y, al final, lo importante fue ser consciente del reto que supone crear una marca con poco capital pero con grandes dosis de ambición y visión creativa.
¿Y cuál ha sido el mayor reto que habéis tenido que afrontar durante el nacimiento de Studio URiBE?
Los retos nos llegan todos los días ¡son parte de la fuerza que mantiene a URiBE en pie! Siempre hemos pensado que el diseño, en su concepción global de la palabra, se centra en solucionar problemas, en superarlos. Mejorar el producto, crear algo nuevo… Cualquier tipo de reto es una motivación para avanzar. Si tuviésemos que escoger uno, quizás te diría que el tema de la entrada y salida de dinero. Y creo que cualquier emprendedor te diría lo mismo. Empezamos todo con nuestros pequeños ahorros, sin préstamos de bancos ni nada parecido. Eso en sí mismo ya es un reto, porque empiezas con poco. El lado bueno es que te obliga a controlar y saber exactamente cómo reinvertir el capital en cada temporada o proyecto.
En los últimos años la cultura de consumo de joyas y accesorios parece haberse hecho un gran hueco en el mercado de la moda, y la cultura juvenil y las tendencias actuales han propiciado que esto suceda. ¿Es un buen momento para vuestro negocio? ¿Es la competencia algo estimulante a nivel creativo?
Creo que estamos ante un buen momento en el mercado para nuevas marcas, sean de accesorios o de otros campos. Hay una nueva manera de poder comunicarse hoy en día que no existía hace diez años, o por lo menos no era tan fuerte. Por primera vez, la publicidad es gratis y la comunicación es más abierta que nunca. Y creo que nosotros hemos sabido aprovechar todo esto en pro de nuestra marca. En cuanto a la competencia, siempre es estimulante ver cómo trabajan los demás, sobre todo en el campo de la comunicación. Pero nosotros hemos creado una estética y filosofía propias, y somos fieles a ellas. Una gran parte de todo esto es desarrollar y diseñar hacia nosotros mismos, e intentar evitar lo que están haciendo los demás, alejarse de comparaciones. Es inevitable echar un ojo a lo que está pasando, pero queremos estar en el lado opuesto de las tendencias del mercado.
Vuestra identidad es la gran baza de Studio URiBE. El trabajo que hacéis, además de brillante, es sencillamente fácil de reconocer y muy visual. ¿Cómo describís vuestro estilo?
Elegante e interactivo, chic y playful. Y, sobre todo, personal.
Con presencia en medios de todo el mundo más o menos comerciales, vuestra imagen de marca se mantiene fiel a un carácter más independiente y elegante, pero lejos de la pomposidad del fashion business. ¿Cómo es, además de por sus diseños, la identidad estética de Studio URiBE?
Es simplemente una combinación de nuestros gustos. Sion es muy gráfico, moderno y técnicamente suave. Yo soy más excéntrica, divertida y femenina. Se trata de un idioma o código que hemos desarrollado juntos con el objetivo de evitar tendencias y masas. Y sentimos que hay algo de verdad en lo que estamos haciendo. Somos diseñadores con diez años de experiencia en los sectores de moda, publicidad y arte gráfico. URiBE es una muestra auténtica de nuestras personalidades, y creemos que la gente siente eso cuando ve nuestro trabajo. Es… sincero.
¿Dentro del mundo de la joyería hay algún referente que haya inspirado vuestro trabajo? ¿Alguien más o menos desconocido que nuestro lectores deberían conocer?
La verdad es que no hay ningún referente específico, pero sí muchos que nos gustan. Una top list serían Suzanne Belperron, Sigurd Persson, Niki de Saint Phalle, Los Lalanne y un chamán de Cuzco, Perú, a quien le compramos unas piezas únicas.
Algo que os habrán dicho millones de veces: vuestras piezas me transportan a la escuela Memphis, incluso a algunos genios del diseño japoneses. ¿Qué hay de todo ello, o de otros, en vuestros diseños?
Diseñamos una colección y algunas piezas únicas basándonos en lo que nos gusta en cada momento, viendo cómo nos hace sentir y cómo estimula nuestro instinto creativo. Nuestro punto de partida en cada colección puede venir de una película o de una galería, no importa realmente cómo pero siempre encontramos el ángulo muerto o diferente que aun no ha sido muy investigado por los demás. Nuestros mood boards siempre tienen una yuxtaposición de objetos y gente que a lo mejor no tienen nada que ver entre ellos – una foto de Charlotte Rampling por Helmut Newton junto con otra del sofá tubular de Shiro Kuramata y una de Neil Armstrong caminando en la luna, por ejemplo. Como decía, es un idioma visual que hemos desarrollado juntos, y cuando la gente lo entiende, entienden nuestro producto también.
La magia de los colores parece algo fundamental en vuestro trabajo, a veces creo percibir un sentido casi simbolista... ¿Cómo se afrontan las decisiones para una nueva colección? ¿Qué os guía en ese sentido?
El color es solamente una capa más de la idea general de una colección. La decisión de color en las piedras, esmaltes e incluso en nuestras fotos es siempre resultado de nuestra investigación previa. Hemos extraído paletas de color de servilletas… o de comida.
¿Cómo es el estudio donde trabajáis? ¿Tenéis alguna manía cuando os ponéis a crear?
Lo más importante e imprescindible para empezar cualquier cosa nueva a nivel creativo es el espacio. Mentalmente, físicamente, no importa cómo lo logremos, pero hace falta espacio. ¡Y luz natural! Ahora estamos entre dos espacios de trabajo. Por un lado tenemos nuestro estudio en casa. El edificio es una escuela victoriana con techos y ventanas súper altos, ladrillo expuesto y un aire relajado en el este, cerca de London Fields, nuestro barrio preferido de Londres, con tiendas independientes y un ambiente único de creativos. Muy cerca tenemos nuestro primer estudio, en Gillett Square. Es una comunidad distinta con jóvenes profesionales, comida internacional… Es una zona muy rica en cultura. Por el momento, somos los únicos diseñadores en el edificio, y es una maravilla estar sumergidos entre toda esa riqueza, es pura inspiración.
¿Tenéis algún proyecto de futuro que nos podáis contar? ¿Algún proyecto de ensueño en el que os gustaría trabajar?
Si os contamos todo, ¡no habrán sorpresas! Stay tuned!
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