En Japón a los maestros artesanos se les llama ‘Takumi’, así pues, los takumi de Uniqlo son quienes visitan regularmente las fábricas para garantizar la calidad en todo el proceso de fabricación, desde el teñido hasta el hilado o el empaquetado.
Solo así se entiende la alta calidad de las prendas, a precios además muy competitivos. Como el cashmere, por ejemplo, cuyo proceso se controla desde el abastecimiento mismo de la lana. “Las fibras de cashmere son tremendamente finas, más finas que un cabello humano. Cuando se juntan en un hilo, estas fibras incorporan aire entre cada hebra para crear una bolsa de aire aislante y la sensación de llevar una nube cálida y suave”, dicen desde la marca. María lo tiene claro: “Me pondría tres jerséis encima cada día e iría hecha una bola de cashmere si pudiera”, dice entre risas.
Aparte del cashmere también están las prendas de lana merino extrafina, que puedes meter en la lavadora sin problemas, y los jerséis en lana de cordero, suaves y esponjosos. Además como novedad este año, Uniqlo presenta las prendas en 3D, confeccionadas sin costuras para enfatizar la silueta. Y qué mejor que probarnos todas ellas junto a María, Cristina y Sophia, tres mujeres cuyo trabajo sabe mucho de procesos, calidez y artesanía. Con ellas hablamos no solo sobre la colección de lana de Uniqlo, sino sobre lo importante de respetar los tiempos y cuidar las cosas hasta el último detalle.