Esta tarde, cuando empiece a ponerse el sol, sírvete una copa de vino y ponte a escuchar Bel·li, el primer EP de Uma, que publica hoy mismo. La cantante, de 25 años, se crió en un ambiente bohemio, libre y artístico, aprendió a tocar el violín a los 4, y cuando se fue a estudiar a Inglaterra, formó su primera banda. Sí, la creatividad corre por sus venas desde bien chiquita, así que solo era cuestión de tiempo que empezáramos a ver sus frutos.
Uma, creciste en una casa llamada Can Obert (‘casa abierta’), rodeada de tus padres y sus amigos artistas, en un vaivén de creatividad, unión y libertad. Cuéntanos un poco sobre tu infancia y adolescencia, y cómo este estilo de via bohemio han influido en tu música y manera de crear.
He tenido mucha suerte de crecer, como dices, libre y rodeada de personas que me han enseñado que si trabajas duro puedes hacer lo que te apasiona. Cuando estoy triste o me quejo, mi madre siempre me dice que lo más importante es mantener tu creatividad a pesar de todo, creo que esa es la base de mi trabajo.
Empezaste a tocar el violín con 4 años, y desde entonces, tu pasión por la música y las letras no ha hecho más que aumentar. Cuando estuviste en Inglaterra estudiando en la universidad, formaste una banda, Sur. Ahora te lanzas en solitario. ¿Qué es lo que más te emociona de dar este paso? ¿Y tu mayor miedo?
Siento que he trabajado mucho para llegar donde estoy, sé lo que quiero y creo en mi proyecto. Eso es algo que me emociona muchísimo. Me provoca gran ilusión y entusiasmo compartir mi música con el mundo, pero el proceso creativo es como una montaña rusa, no es un camino fácil, y sacar un proyecto tan íntimo siempre viene de la mano del miedo.
Decides lanzar tu primer EP, Bel·li, en pleno confinamiento –aunque dentro de poco empecemos ya a salir, si todo va bien. ¿Cómo estás viviendo este momento tanto a nivel personal como profesional?
Me siento muy afortunada de estar pasando el confinamiento en casa con mis padres, mi chico y mis animales, tengo días buenos y días no tan buenos en los que me siento ansiosa y agobiada. Mentiría si dijera que no me está costando establecer una rutina de trabajo, pero intento no presionarme. Es un momento surrealista para sacar mi primer EP, pero me encantaría que como mínimo aportase felicidad a las personas que lo escuchen, lo hemos hecho con mucho amor.
Creo que tu música, tan intimista, dulce y cautivadora, es perfecta para escuchar en casa, sin prisa, en silencio, así que hasta a lo mejor es bueno que estemos en cuarentena para poder apreciarla. ¿Hay algún momento del día –ya sea temporal o emocional– que creas es el idóneo para escuchar el EP?
Yo recomiendo escucharlo durante el atardecer, después de un día de sol, con una copa de vino en mano.
Antes de entrar en detalles, me gustaría saber un poco cómo ha surgido este trabajo. Con títulos como Mockingbird y Astronaut, me imagino que tiene algo que ver con escapar, poder volar y sentirse libre. ¿Cuál ha sido el punto de partida de Bel·li?
Durante los últimos dos años he grabado casi todas las canciones que tenía escritas. Ha sido un proceso largo, intenso y de mucho aprendizaje. Todas las canciones del EP (exceptuando Standing in the Sun) las escribí en mi ultimo año de universidad, en un momento de muchos cambios.
Precisamente en Standing in the Sun, hablas del optimismo eterno, de saber que, tras un bache, nos volvemos a estabilizar. ¿Te es más fácil hablar de cosas positivas, o sentimientos como la nostalgia o la pérdida también te inspiran?
Mi música es autobiográfica, escribo sobre mis procesos y experiencias, pero sí, justamente encuentro que escribo más cuando estoy triste, creo que eso es algo que nos pasa a muchos artistas. Pero, también es cierto, que quizás no escribo tanto cuando estoy feliz o contenta porque mi tiempo lo mantengo más ocupado.
En un vídeo de presentación que he visto por Youtube, afirmas que siempre has pensado que “la creatividad debe ser generosa, inclusiva y consciente del mundo a nuestro alrededor”. Esto lo veo mucho en tu música, que emana poder femenino (en términos de cuidar, abastecer, la suavidad de tu voz…). ¿Consideras que tu arte es un acto de generosidad e inclusividad?
¡Espero que sí! Personalmente considero que la creatividad es también política, tiene el poder de empoderar, denunciar, influir y dar un espacio donde otros puedan identificarse. No creo que tenga que ser literal, yo escribo canciones de amor (amor de amante, amor de hermana, amor de amiga…) pero hago mi trabajo con cariño y honestidad, y espero que eso les llegue a quien las esté escuchando.
Me gustaría pensar que mi música no inspira precisamente los cuidados y el abastecer, eso es algo que lamentablemente nos han querido inculcar a las mujeres a lo largo de toda nuestra vida. Y sí, la creatividad y mi música son un acto de generosidad e inclusividad, pero no precisamente en esos términos. También me gustaría pensar que la suavidad de mi voz no me define como persona.
Precisamente en tu último videoclip, Standing in the Sun, dirigido por Esther Boyarizo, esa energía femenina es palpable: la comunidad con las demás chicas, la naturaleza… Y dirigido por una mujer. ¿Nos podrías hablar más sobre cómo traduces tu música en imágenes, y cómo fue el proceso con Esther?
Standing in the Sun es mi primer videoclip y tenía muchas ganas de trabajar de la mano de otra mujer. Fue un proceso muy rápido, yo estaba en Londres cuando empezamos a planearlo a través de FaceTime. Esther cogió esa idea básica, el deseo de hacer un vídeo que haría justicia a la comunidad y al matriarcado, y lo convirtió en una obra preciosa. Las imágenes y colores son fruto del imaginario de Esther, que además incluyó planos de referencias a pinturas clásicas que hacen que el video sea aun más especial.
Con el lanzamiento de Bel·li, tenías algunas fechas cerradas, en la Sala Apolo de Barcelona por ejemplo, pero se han tenido que cancelar debido a la situación. ¿Estáis trabajando en fechas futuras dentro de unos meses ya? A pesar de lo mal que ha empezado el año, ¿podremos acabarlo viéndote en directo?
Sí, estamos en ello. Tengo muchas ganas de volver a estar en el escenario y de poder reunirme con mi banda y mis amigos.
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