Después de lidiar con la danza, Ugo Boulard decidió tocar a la puerta de la industria de la moda para alcanzar aquello con lo que sueña desde entonces: afianzar una firma referente y convertirse en uno de esos diseñadores que marcan un antes y un después. El artista catalán nos entrega L’ornament, la primera colección de su marca homónima, que bebe de influencias modernistas y en la que se incluye L’esquirolada, una cápsula que surge de la experiencia de un viaje mágico y psicodélico con colegas.
Ugo Boulard es uno de los componentes del colectivo Cutemobb, que acostumbra a trabajar codo con codo para tejer una red de apoyo recíproca y así amenizar la supervivencia en la escena artística actual. Habiendo colaborado ya, de hecho, con otro de los diseñadores del movimiento, Byleguard, Ugo Boulard se abre su propio camino en la industria con propuestas más que interesantes y nos confiesa la esencia de su marca, las inspiraciones de su primera colección y su visión de futuro.
Háblanos sobre Boulard, tu marca, ¿cuál es su filosofía?
La historia de Boulard nace hace aproximadamente 2 años y medio, tiempo en el que se ha estado gestando para presentar esta primera colección. Durante todo este tiempo, he podido estar barajando todos los valores y la filosofía de mi marca y todo un universo con el que quiero poder diferenciarme en un futuro. Pienso que el paso del tiempo y haber madurar todo este universo también va a ir creando nuevos valores y nuevas visiones, pero de momento tengo muy claro que quiero definir mi marca como una Maison de prêt-à-porter que nació en el centro de Barcelona, que presenta una elegante, sutil y sofisticada visión de la moda europea. Gracias a una fuerte conexión con la red creativa de la ciudad, encuentro mi identidad e inspiración en la cultura barcelonesa y en las experiencias que vivo en ella. De esta manera, pretendo crear una forma estética que defina nuestra ciudad para llevarla a los ojos del mundo.
Otra faceta muy importante de mi trabajo es la doble cara que quiero generar con mis creaciones. Tengo una obsesión con poder esconder un mensaje, un porqué que vaya más allá de la pura faceta estética y comercial de la moda de hoy en día. Con mis piezas, necesito poder hablar y explicar todas estas experiencias que vivo de los lugares que piso y de los conceptos que me enamoran. Por lo tanto, a través de mis colecciones –en esta primera y en las que vienen– quiero poder desarrollar toda la parte más estética de la pieza, con todo su concepto de savoir-faire, y a la vez poder esconder dentro de ellas muchos detalles que las hagan vivir y mantenerse a través de la historia. Todas mis piezas tienen un porqué, todas mis piezas hablan y cuentan de dónde vienen y de dónde vengo yo. Quiero generar un apego progresivo con el público que vaya a conocer, vivir y aprender cómo es mi marca y los mensajes que esconde. Puede que, con ello, la gente se sienta identificada ya no solo a nivel estético, sino también a nivel personal. Para eso propongo este ‘juego’, que es que puedan encontrar los significados de las piezas.
Acabas de sacar tu primera colección, L'ornament, con diez looks. ¿De qué influencias bebe esta colección?
Tiene su inspiración en un periodo histórico con el que me siento muy identificado y que creo que es el punto en el que se encuentran hoy las cosas en este mismo sitio. Con esta idea pretendo crear un paralelismo y una estética o estilo de toda la información que he retenido y que me identifica. Hablo del período modernista, de 1888 a 1929 –todo un espacio/tiempo que defino como la época dorada de nuestra ciudad y de sus artistas. No pretendo hacer ningún estudio histórico ni social sobre aquellos tiempos, pretendo sacar unas conclusiones sensoriales, emocionales y teóricas propias sobre lo que me produce toda la información que tengo y generar un paralelismo sobre el estado actual de la ciudad y sus artistas encontrando varios puntos comunes estéticos, energéticos o sensoriales.
Por otro lado, el desarrollo de toda la inspiración gráfica de la colección y de la propia marca se basa sobre el ornamento modernista. Siempre he tenido una especial obsesión con los motivos florales en general, sus significados y, sobre todo, lo que me transmiten. Me gustaría definir el ornamento modernista como la manera más pura de identificar la libertad, la fluidez, el movimiento, el cuerpo, la elegancia y miles de atributos más. Es la manera más adecuada de conectar la mente y el cuerpo, dicho de alguna manera romántica. Todas estas formas brotan por cada rincón de mi ciudad, que es Barcelona, y la hacen lo bella que es hoy en día.
El ornamento es la forma perfecta de conectar con mi pasado en la danza y juntarlo con mi presente en la estética, pero siempre va a poder definir la belleza del cuerpo humano; por eso he decidido tomarlo como eterna inspiración para mi moda.
Dentro de L'ornament encontramos L'esquirolada, una cápsula que se diferencia del resto de la colección. Cuéntanos un poco más, ¿en qué se inspira?
L’esquirolada es una cápsula que parte en dos la colección. Es un pequeño paréntesis para poder dar una ligera importancia a la naturaleza y mis experiencias vividas en ella. Vengo de crecer en Vallvidrera, a las afueras de Barcelona, donde hay mucho bosque y mucha naturaleza mediterránea. Esta cápsula no explica mi infancia en el bosque, pero es una forma de sacar lo que guardo de aquellos recuerdos.
La historia que se esconde tras esta cápsula es un seguido de experiencias psicodélicas que he vivido en la naturaleza con mis amigos durante el proceso creativo de la colección. Es el conjunto de las sensaciones y las energías más mágicas que he vivido en esas escapadas con mis compañeros y que he acabado encerrando en una tapa de libro con su título propio. De ahí vienen los marcos azules y blancos de la camisa de seda; el título de la cápsula colocado en grande en la espalda de la camisa; y este nuevo monograma más modernista como sello de las fiestas mágicas y psicodélicas vividas. Es como si quisiera explicar estas experiencias en un libro antiguo olvidado en una biblioteca modernista de madera.
L’esquirolada somos nosotros, mis colegas y yo voladísimos queriéndonos en el bosque. Somos esas ardillas voladoras dentro de un espacio natural mediterráneo y toda la elegancia que lo acompaña.
Has lanzado un fashion film para la anunciar la llegada de L’ornament. El clip se ambienta, primero, en la Casa Batlló, todo un referente artístico barcelonés; y después en un paisaje natural que juega con colores vivos y alegres. ¿Cómo nació la idea del fashion film?
La idea del fashion film estaba muy clara en mi cabeza desde el principio. No quería lanzar un proyecto de 2 años y medio y no poder sacarlo con una pieza de calidad que pudiese acompañarlo. Quería poder crear una obra completa y elegante e intentar situar la marca en un punto inicial que pueda entrar en un target elevado.
Hacer un proyecto así también refleja las bases de la marca; somos, nuevamente, compañeros trabajando juntos para sacar una pieza común y ponerle mucho amor. Para poder hacer este fashion film fui a buscar a Jordi Lops, todo un referente cinematográfico de la ciudad. Él dirigió conmigo todo el proyecto y lo puso en marcha con todo su equipo. Nos sentamos a hablar de toda la colección, nos fuimos a ver exposiciones modernistas para entrar cien por cien dentro de las ideas y le dimos vueltas, vueltas y más vueltas. Después todo fue bastante natural, me imaginé ya previamente un poco toda la historia que quería proyectar con este fashion film, incluso habiendo cambios de script que hicieron variar la pieza; para bien, creo.
Al principio, un personaje se despierta dentro de su apartamento en el centro de Barcelona y se deja embarcar dentro de un sueño en el que se presenta todo el universo de la colección sin hacer obligatorio focus en la ropa sino justamente en todo el concepto de la marca: un mundo ornamentado. Aparece la danza y se llega a L’esquirolada en el bosque y su psicodelia en vfx, dejando, finalmente, este pequeño espacio de apertura de una puerta que funde a blanco para dejar claro que esto es el inicio de una historia, de un sueño y de una firma de ropa.
¿Y cómo conseguiste rodar en la Casa Batlló?
Pues el plot twist vino cuando recibimos el ok por su parte. Me reuní con ellos en la misma casa, me acogieron súper bien y les presenté la idea con todos sus dosieres y explicaciones. Fue ahí cuando me dijeron algo que me va a marcar para siempre y por lo que quiero luchar en esta ciudad: “Casa Batlló es un patrimonio de nuestra ciudad, todos tenemos derecho a ella”. Claro que sí. Al final tenemos un puñado de casas modernistas que definen nuestra ciudad y hacen lo que es hoy en día, hacen su cultura.
Al principio, yo quería rodar el fashion film en otro sitio, en la Casa Comalat, pero me encontré con la respuesta más borde y fría posible. Con todo el amor que le tengo a nuestra ciudad y nuestra gente, esto no hace avanzar la cultura, al revés, hace olvidar todos los sitios preciosos que hay y que hacen que nuestra ciudad sea diferente. Pregúntale ahora a un joven si sabe dónde está Casa Comalat o Casa Sayrach.
Discursos revolucionarios aparte, al final tuvimos la suerte de poder situar nuestro universo en un lugar como la Casa Batlló y grabar en ella durante 3 mañanas con la casa completamente vacía.
Me siento privilegiado y agradecido de haber podido contar con mi colega Koffi como cara de la campaña y grabar en el teatro y en Vallvidrera entre focos, luces y risas con un equipo que, sin duda, me ha enseñado mucho.
¿Qué tres palabras podrían definir tu colección?
Equipo, elegancia y modernismo.
Tengo entendido que tus primeros pasos como artista no fueron en la moda, sino en la danza. ¿Qué hizo moverte de ese mundo al de la moda?
Efectivamente, vengo del mundo de la danza. De hecho, sigo siendo intérprete y bailarín en una compañía de danza excelente que me permite ver mucho mundo y vivir la danza desde un punto muy profesional.
Pienso que al final está todo interconectado; la danza y la moda son estética pura en sus visiones más comerciales, así que poder moverme de un lado a otro fue mentalmente fácil en cuanto a proyección. Creo que necesitaba explorar una faceta diferente del arte después de pasar demasiados años dentro de la danza.
El tema es que básicamente caí rendido a la moda la primera vez que descubrí un taller, cómo se cosía y todas las diferentes e infinitas formas físicas que se pueden crear con el material y los tejidos. El proceso de cambio sí que fue un poco más duro; yo estaba construyendo ya mi vida dentro de la danza y hacer un cambio completo supuso empezar desde cero, pero, sinceramente, me llamaba muchísimo e igualmente sigo viviendo de la danza también, así que tampoco ha salido mal el tiro.
Cabe resaltar que, cuando emprendes un nuevo camino, la inseguridad predomina siempre, por lo que recibir feedback externo es algo crucial. Agradezco de todo corazón a mi familia y amigos.
¿Qué te ha dado la danza que crees que puedas aplicar o hayas aplicado a la moda?
Llevo tiempo en la industria de la danza y pienso que lo que más me ha enseñado es que el cuerpo es el mejor medio con el que expresar todos los valores. Para poder aplicarlo a la moda, considero que un buen plus que tengo es la consciencia corporal y saber cómo poder modificar los cánones actuales. Cuando hablo de conciencia corporal, me refiero a que gracias a la danza he entendido que, con mi ropa, quiero bailar en las prendas; no literalmente, sino caminar en ellas de maneras diferentes con lo que me transmitan el corte y las formas de cada una de las piezas que cree.
Formas parte de Cutemobb, el colectivo artístico catalán. ¿Crees que esto facilita la visibilidad de tu trabajo?
Por supuesto, siempre hemos partido de esta idea de poder ir subiendo todos juntos y, recíprocamente, ir haciéndonos subir. Cutemobb es esa eterna promesa de que cuando uno pueda subir un escalón, pueda subir a la escalera a los otros. Pienso que somos un colectivo complementario, es decir, estamos todos en diferentes ambientes o industrias, lo que hace que tengamos una especie de multi tentáculo que nos permita llegar como colectivo a mucho más público y, por lo tanto, que el trabajo de cada miembro de la plataforma se vea más expuesto. En mi caso, por ejemplo, es un gustazo poder vestir a mis compañeros en sus shows.
Háblanos un poco más sobre el colectivo, ¿cómo surge y cómo funciona?
Igual tengo una visión diferente a la de otros miembros del colectivo sobre su historia. En su definición más fría, supongo que Cutemobb es el nombre que se le pone al momento en el que, en post pandemia, nos sentamos todos en el apartamento en el que vivían algunos de los compañeros del colectivo para formar un proyecto con el fin de tener un resultado comercial que se pudiese potenciar al máximo.
En mi visión, Cutemobb viene de hace mucho, mucho tiempo. Muchos de los miembros venimos de la danza y llevamos amistades que superan los 10 y los 15 años. Cutemobb son mis colegas, mi familia, los que me han influenciado para llegar donde he llegado y llegaré.
Entiendo que los integrantes de Cutemobb encontráis en el colectivo un espacio de creación artística y apoyo. Aunque cada uno trabaje de forma independiente, ¿tenéis algún proyecto conjunto en mente?
Sí y no (risas). De momento, el proyecto conjunto que tenemos es poder crecer todos desde nuestro lado para poder ser suficientemente potentes y juntar un proyecto común que se pueda vender bien. Cuando empezamos con el proyecto, la idea era proponer el colectivo a diferentes marcas que pudiesen poner capital en su desarrollo. Obviamente, la conclusión de aquello derivó en crecer todos por nuestro lado y volver a proponer la idea cuando estemos bien arriba. Espero que pueda suceder en algún momento, pero, de todas formas, mi proyecto personal ya es algo común con ellos; les incluyo totalmente en mi proyecto y quiero trabajar con ellos. Dicho esto, todo lo que pueda surgir siempre es bienvenido.
Tienes una colaboración con Byleguard, otro integrante de Cutemobb. ¿Crees que las colaboraciones son una buena forma de experimentar y darse a conocer?
Obviamente. Las colaboraciones marcan un punto de reconocimiento mutuo en la industria y un tiempo en el que ha habido una sintonía entre diferentes artistas para crear y dejar su huella. Como resultado final, yo atraigo su público y él atrae el mío así que nos damos mutuamente a conocer y ampliamos la red.
¿Tienes alguna otra colaboración entre manos?
Así como colaboración creativa, de momento, no. Estoy tratando de exprimir al máximo esta colección; acaba de salir, así que tengo que pushear para hacer conocer más la marca y vender todas las piezas. Tengo pensado lanzar más extensiones de L’ornament y de L’esquirolada.
No obstante, tengo que confesar que guardo por ahí un pequeño proyecto que defino como un enginereed by Ugo Boulard. He trabajado con gente bastante guay en esto y tiene buena pinta. Creo que va a dar a conocer mucho más la marca, ya lo veréis próximamente.
Barcelona es cuna de diseñadores, pero en Europa hay otras ciudades que son un templo para los amantes de la moda. ¿Te gustaría salir y explorar nuevos horizontes?
¡Por supuesto! Me encantaría, en un futuro, poder salir a exponer mis creaciones en diferentes países. El caso es que creo que se tiene que hacer orgánicamente, naturalmente. Los otros templos de la moda están a un nivel muy alto y hay que dar la talla porque hoy en día tenemos pocas cartas para jugar. Por ese enorme respeto que les tengo y le tengo a la industria, aún no me siento preparado para volar fuera. El momento vendrá, y cuando venga quiero hacerlo muy bien. Además, sé que mi público no está en este país porque, por desgracia, aquí la gente no gasta tanto en ropa, o no tiene tanto desarrollo de la cultura de la moda. Tampoco tengo aquí toda la industria de desarrollo de material y ropa; por mucho que quiera hacer y producir la ropa en Barcelona, tengo que ir a descubrir cómo se trabaja en otros lados y conocer todas las técnicas. En un futuro, obviamente, tendré que abrir puertas y salir a descubrir el mundo exterior.
¿Qué quieres conseguir con tu marca? Siendo ambiciosos, ¿adónde sueñas con llegar?
¿Siendo súper ambicioso? Mi objetivo a largo plazo es llegar a ser una firma referente en este país y convertirme en unos de esos diseñadores que han marcado y han podido cambiar cánones y bases. Además, también me encantaría poder llegar a un punto como ‘casa’ en el que tenga suficiente poder como para poder invertir en una parte de departamento que trabaje en desarrollo total de sostenibilidad, incluso científicamente. Me gustaría tener un equipo sólido para poder ver resultados rápidos y cualitativos que me permitan crear una o dos colecciones buenas al año. Me encantaría llegar a poder elevar la ciudad como un referente cultural en la moda pasando de una vez por todas por encima de esta generación que nos precede y que nos cierra las puertas a los jóvenes diseñadores. Me refiero a la generación Custo Barcelona y a todos los organizadores de la fashion week de nuestra ciudad. Uno de mis sueños, de hecho, es retomar la Barcelona Fashion Week, si es que le podemos llamar así, y plantar algo que esté a la altura de lo que debería estar.
Mi sueño más grande es llegar a las pasarelas y la alta costura y hacer desfiles de moda. Creo que el día en el que llegue a ese punto cerraré un círculo en el que me volveré a encontrar con el movimiento del cuerpo y mis orígenes en la danza, no de forma literal, pero sí de alguna forma. Será como volver al escenario. En definitiva, ese es mi mayor sueño: hacer un show de moda y que gente increíble camine mi ropa en las pasarelas.
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