De esto hace ahora cinco años. Rompieron con fuerza en 2014 con su debut, Antropología, un disco que hizo a la crítica sacar a relucir nombres como Parálisis Permanente, Décima Víctima o Derribos Arias, evocando a la parte más nacional de este post-punk. Los de Madrid (ciudad desde donde operan) atrajeron muchas miradas en poco tiempo.
Llegados a este punto, antes de continuar, una puntualización. Decir post-punk es amplísimo y bastante impreciso. En este caso, para que nos entendamos, hablamos de ese sonido oscuro de bajo predominante y voz grave, propio de bandas como Joy Division o Bauhaus, que tienen gran peso en el imaginario colectivo. En cualquier caso, tanto Lois Brea (guitarra y voz), como Álvaro Naive (bajo) y Carlos Mun (batería) han comentado en múltiples ocasiones que esto de la música de género, a ellos no les va. No está en sus planes estancarse en un estilo y, si tuvieran que decantarse por una única etiqueta, se quedarían con art rock.
A pesar de todo, dicen entender que les termine cayendo siempre lo de post-punk y, la verdad, tampoco parece que les preocupe demasiado. Trajano! parecen seguros de ellos mismos y cuentan que de momento lo que quieren es experimentar en su sonido, con calma, y redefinirse hacia nuevos lugares. Esto sin renunciar a la esencia de la banda, a lo básico de cada uno. Y durante estos años han sabido defender su lugar siendo muy coherentes.
Lanzar menos temas que cuenten más. Lo que a su vez parece lo que mejor encaja si lo que se quiere es indagar en su sonido y experimentar. La prueba-error. El continuo movimiento. Y con todo esto en mente, imagino, se han posicionado partidarios de los formatos más breves frente al LP. Así lo han explicado y es cierto: los EPs no tienen por qué ser trabajos de transición. Ni viceversa. El peso no lo da el formato. Quizás por esto que hasta el pasado 2018 la banda no se volvió a publicar ningún trabajo largo.
Lázaro, su último LP, llegó bajo el sello Mushroom Pillow, cuatro años después de aquel debut. Está compuesto por diez temas que suenan más compactos, más maduros y que, sin embargo, dejan leer entre líneas que ni mucho menos han terminado de explorar su sonido. De hecho, como anécdota cuentan que, antes de este, grabaron otro disco complet, que finalmente terminaron descartando por no tener claro querer avanzar hacia donde les llevaba.
No sabemos mucho de este otro trabajo pero lo cierto es que Lázaro es una buena transición. Deja intuir las intenciones de Lois, Álvaro y Carlos para la banda y asienta las bases. Otro ejemplo: recientemente han incorporado en sus conciertos partes con saxofón, un instrumento que no puede representar mejor todos estos sonidos de los que hablamos. Mantiene esa capa de oscuridad en el ambiente, de misterio, pero nada lúgubre. Todo lo contrario. Crea una atmósfera cálida, como alocada, que nos pone en el escenario perfecto para crear esa experimentación e improvisación. Sobre todo esto hemos podido hablar con la banda, que ahora se encuentran de tour por España con este último álbum.
Llegados a este punto, antes de continuar, una puntualización. Decir post-punk es amplísimo y bastante impreciso. En este caso, para que nos entendamos, hablamos de ese sonido oscuro de bajo predominante y voz grave, propio de bandas como Joy Division o Bauhaus, que tienen gran peso en el imaginario colectivo. En cualquier caso, tanto Lois Brea (guitarra y voz), como Álvaro Naive (bajo) y Carlos Mun (batería) han comentado en múltiples ocasiones que esto de la música de género, a ellos no les va. No está en sus planes estancarse en un estilo y, si tuvieran que decantarse por una única etiqueta, se quedarían con art rock.
A pesar de todo, dicen entender que les termine cayendo siempre lo de post-punk y, la verdad, tampoco parece que les preocupe demasiado. Trajano! parecen seguros de ellos mismos y cuentan que de momento lo que quieren es experimentar en su sonido, con calma, y redefinirse hacia nuevos lugares. Esto sin renunciar a la esencia de la banda, a lo básico de cada uno. Y durante estos años han sabido defender su lugar siendo muy coherentes.
Lanzar menos temas que cuenten más. Lo que a su vez parece lo que mejor encaja si lo que se quiere es indagar en su sonido y experimentar. La prueba-error. El continuo movimiento. Y con todo esto en mente, imagino, se han posicionado partidarios de los formatos más breves frente al LP. Así lo han explicado y es cierto: los EPs no tienen por qué ser trabajos de transición. Ni viceversa. El peso no lo da el formato. Quizás por esto que hasta el pasado 2018 la banda no se volvió a publicar ningún trabajo largo.
Lázaro, su último LP, llegó bajo el sello Mushroom Pillow, cuatro años después de aquel debut. Está compuesto por diez temas que suenan más compactos, más maduros y que, sin embargo, dejan leer entre líneas que ni mucho menos han terminado de explorar su sonido. De hecho, como anécdota cuentan que, antes de este, grabaron otro disco complet, que finalmente terminaron descartando por no tener claro querer avanzar hacia donde les llevaba.
No sabemos mucho de este otro trabajo pero lo cierto es que Lázaro es una buena transición. Deja intuir las intenciones de Lois, Álvaro y Carlos para la banda y asienta las bases. Otro ejemplo: recientemente han incorporado en sus conciertos partes con saxofón, un instrumento que no puede representar mejor todos estos sonidos de los que hablamos. Mantiene esa capa de oscuridad en el ambiente, de misterio, pero nada lúgubre. Todo lo contrario. Crea una atmósfera cálida, como alocada, que nos pone en el escenario perfecto para crear esa experimentación e improvisación. Sobre todo esto hemos podido hablar con la banda, que ahora se encuentran de tour por España con este último álbum.