Los infames Gonzalo Queipo, Francisco Llorca y Alfonso Tordesillas son los orgullosos propietarios de esta pintoresca librería, que aúna libros, arte, vino y experiencias. Un espacio especialmente creado para el uso y disfrute de cada uno de sus rincones. Si por algo se caracteriza Tipos Infames es por la pasión y el esmero que sus dueños ponen en su trabajo.
Este pequeño espacio de la calle San Joaquín de Madrid es mucho más que una mera librería. No sólo puedes adquirir clásicos de la literatura mientras te tomas un café, aquí se vive una experiencia, se crea una conexión entre libro y lector, quien disfruta del título elegido acompañándolo de uno de los selectos vinos que ofrece este espacio. Aquí hay arte y se hace arte: los talleres de fotografía, pintura y hasta de costura llenan el almanaque del local, que se ha convertido en la guarida, en el refugio de modernos y no modernos que frecuentan el ecléctico barrio de Malasaña. Y es que en Tipos Infames no se está, se vive.
Siempre habíamos tenido en mente la idea de hacer algo juntos, así que cuando llegó el momento no lo dudamos. Teníamos mucho que ganar y poco que perder. A través de un blog conocimos a mucha gente del mundo del libro y eso nos permitió constatar que había una eclosión de nuevas editoriales independientes. Editoriales que estaban haciendo un trabajo muy valioso y que necesitaban un espacio en el que mostrar sus libros... Nosotros les hemos ofrecido ese espacio.
En realidad es más literario de lo que parece. El nombre hace referencia a un grupo literario de finales del XIX: Les Vilains Bonshommes, traducido libremente como Tipos Infames. El caso es que vimos un retrato del grupo en una exposición y no nos lo pensamos.
Esa misma lógica estaría en contra de irte a vivir con tu pareja, ¿no? (risas). Para nosotros fue algo completamente natural, porque siempre habíamos querido hacer algo juntos. Y sí, claro que discutimos, lo hacemos continuamente porque tenemos diferentes puntos de vista sobre las cosas, pero no nos enfadamos. Primero somos amigos y después socios.
Nosotros estamos muy satisfechos. En apenas cuatro años el negocio se ha consolidado como uno de las librerías de referencia en Madrid y en un punto de encuentro para la gente del barrio y del sector del libro. Es duro, porque la gente sólo se queda con la parte pintoresca de tener una librería, pero es muy agradecido porque conoces gente muy interesante y trabajas en lo que te gusta.
Por un lado, la selección de títulos. Una selección que es la expresión del gusto de los libreros y una apuesta por la narrativa literaria, por la literatura independiente y por la calidad. Por otro lado está la diversificación de la actividad. Tipos Infames es un sitio en el que suceden cosas, un espacio abierto a la gente y a la cultura, un punto de encuentro en el que relacionarse.
¡Sí, claro! Pero no sólo para ellos. Tipos Infames es un espacio abierto. De hecho, la mayoría de nuestra clientela (parroquia, más bien…) no tiene nada que ver con los hipsters de Malasaña (risas).
Principalmente, hacemos exposiciones de obra gráfica e ilustración, pero también grabado, óleo o fotografía. Y en cuanto a los talleres, creo que hemos hecho de todo: escritura creativa, fotografía, fanzines, y hasta cursos para aprender a tejer.
Somos una librería de fondo, así que nuestras estanterías están repletas de clásicos contemporáneos y de la narrativa más literaria. Los libros son una buena compañía, el orgullo de cualquier librero, y no sabríamos decidirnos por un autor en concreto.
El vino y los libros maridan a la perfección porque están ligados a una misma idea de la cultura entendida como disfrute. Para el caso de Eugenides recomendaríamos un vino blanco griego (la familia del escritor procede de Grecia), tipo assyrtiko, una uva seca y sofisticada. Y para acompañar un Paul Auster cualquier vino es bueno, pero mejor un tinto con cuerpo.
Virgencita, virgencita… ¡Que nos quedemos como estamos!