Tras una arrolladora carrera en el mundo de la moda, una maternidad de las que dibujan una sonrisa permanente en la cara y mucho, mucho empeño, Verónica Blume abre las puertas de su estiloso centro de yoga, un espacio repleto de paz y buen gusto en el renovado barrio del Poble Sec barcelonés. The Garage by Verónica Blume es un oasis urbano donde el bienestar se hace con el protagonismo y el espacio de estilo industrial invita a la relajación. Tuvimos la oportunidad de ser invitados a su casa para conocer un poco mejor esa pasión suya por el yoga, que hoy se pone a disposición de todos aquellos que quieran pasarse y dar unas clases con los mejores profesionales.
Imagino que, como modelo, tu vida ha ido siempre muy ligada al cuidarse. ¿Has sido siempre una mujer preocupada por tu salud?
Vengo de una familia con hábitos sanos y muy enfocada en el contacto con la naturaleza. Así que de serie ya tengo unos valores que, más que ‘preocupación por la salud’, son un estilo de vida natural, saludable y curioso. No soy radical, pero he aprendido a escuchar a mi cuerpo, que es el mejor barómetro para saber qué es lo que me sienta bien y qué no.
¿Cómo llegó el yoga a tu vida? ¿Tuvo algo que ver con tu estilo de vida dentro del mundo de la moda?
Siempre me ha gustado el deporte. De pequeña hacía gimnasia artística y me gustaba bailar. Creo que tenemos unos cuerpos que están perfectamente diseñados para moverse y tienen unas posibilidades mucho más interesantes y placenteras de lo que a veces nos limitamos a ver. El yoga llegó a mi vida con fuerza en el 2003, estaba embarazada y vivía en Ibiza. Era la primera vez que paraba después de quince años de locura metida de pleno en el mundo de la moda. Las condiciones eran bastante perfectas para empezar a conectar con mi cuerpo.
¿Y cuándo se convirtió este proyecto en un sueño para ti? Porque, si no me equivoco, esto ha sido algo que tienes en mente desde hace bastante tiempo, ¿no es así?
Hice la formación hace 10 años, pero he querido esperar al momento y al lugar perfectos para montar mi propio centro. Desde entonces, la práctica diaria me ha acompañado y he ido dando clases, pero mi vida era aún muy imprevisible y no podía comprometerme con un proyecto como sentía que debía hacerlo. Crear mi propio centro es un sueño que tengo desde hace muchos años. Es la versión de mí misma “cuando sea grande” que mejor encaja con mi manera de ser.
¿Qué es The Garage by Veronica Blume entonces? ¿Qué ofrece tu espacio y cómo lo defines?
Según el diccionario, un garaje es un espacio que contiene vehículos, o donde acuden vehículos para ser arreglados y optimizados. Decidí llamarlo por lo que era, un antiguo garaje industrial, e integrar la definición de la palabra en un concepto: es un lugar para todo aquello que nos hace sentir bien. Yoga es la base, mi pasión personal y la razón por la que decidí abrirlo, pero hay espacio para complementarlo con mucho más. Es un lugar para mimar los sentidos: yoga, arte, música, baile… dentro de un entorno de retiro urbano y muy compatible con un estilo de vida moderno.
No hay duda de que más allá del icono de la moda, este proyecto pone de manifiesto lo ambicioso y creativo de tu carácter. ¿Qué supone para ti como reto profesional esta experiencia?
The Garage marca un antes y un después en mi vida laboral y personal. No sé hacer las cosas si no las siento, y estoy convencida de que esa es la manera de ofrecer propuestas que lleguen a los demás. Desde la primer reunión hasta ahora, ha sido un proceso de aprendizaje personal grande, un reto de esos que nos hacen sentir muy vivos. La moda vino a mí cuando tenía 15 años, sin planearlo realmente. Me salió bien y he sabido sostener mi lugar en ese mundillo tan curioso. Ahora es una etapa distinta, más madura, más sentida y con mucha más seguridad en lo que puedo ofrecer. No pretendo ser maestra de nada, sino compartir aquello que me hace bien a mí y creo que puede hacer bien a muchos.
Hay una gran parte de trabajo en cuanto a la imagen, que obvio no podía faltar en un proyecto que lleve tu firma. ¿Cómo es ese espacio? ¿Quién está detrás de un diseño tan urbano y fresco?
El espacio me enamoró desde el primer momento. Era un espacio frío y abandonado, pero empecé a cuidarlo y a poner en él la mezcla de culturas que llevo en mí y las experiencias que me han llevado a crearlo. Un buen equipo me ha ayudado a materializar mis sueños, con mucha paciencia y cariño. El resultado es un espacio que siento muy personal, y en el que la gente se siente muy a gusto. Este garaje tiene algo muy especial…
Si bien el diseño del espacio hace de The Garage algo único, su ubicación tampoco se queda atrás. El Poble Sec de Barcelona, ese barrio incipientemente moderno y repleto de vida cotidiana, está empezando a albergar algunos de los lugares ocio-culturales más interesantes de la ciudad. ¿Qué te ha traído a este rincón concreto de Barcelona?
No conocía este barrio, la verdad. He empezado a conocerlo con el descubrimiento del garaje, y realmente es muy especial y auténtico, porque conserva algo intacto que no es fácil encontrar en una ciudad tan entregada a recrear a turistas. Me gusta su ritmo, su gente, sus balcones y restaurantes y la ubicación, a los pies de la montaña de Montjuïc –me parece un soplo de aire fresco que no tiene precio.
La inauguración fue todo un éxito, de eso no hay duda. ¿Cómo fue recibir la respuesta directa de tu gente en un evento tan importante para ti?
¡Impresionante! ¡Emocionante! ¡Precioso! Viví aquel día como supongo que una novia debe de vivir el día de su boda. Después de meses de trabajo, fue poderoso compartirlo y enseñarlo. Es un poco como enseñar a un bebé después de un largo embarazo, ahora ya nació y está listo para dar sus primeros pasos. ¡Maravilla!
Imagino que, en definitiva, esta nueva aventura supone muchas cosas para ti, pero ¿cuál crees que es tu mayor motivación para poner la carne en el asador todos los días?
La motivación nace de una pasión. Ganas de compartir, porque compartiendo siempre se vibra con más intensidad. Aprendo mucho de la gente que recibe clases, ¡es un camino en sí que no me quiero perder! Me motiva mucho la idea de crear un espacio cuidado y especial en el que plasmar mi pequeño mundo y nutrirlo con experiencias compartidas. El mundo de la moda es un mundo bastante solitario… No es un tópico, es cierto. Y este cambio tiene un sabor dulce inigualable.
¿Tienes idea en el futuro de extender este concepto a otras ciudades?
¿Darle un hermano a The Garage? ¿Por qué no? Pero por ahora estoy muy liada con la crianza de este enorme bebé, ¡que es de lo más absorbente!
¿Y algún consejo para aquellos, como yo, que no hacemos yoga y que empezamos a estar oxidados?
¡Ven! ¡Pruébalo! No sabes cuánta gente hay por ahí con la idea de “debería probarlo” rondando por sus cabezas. Probarlo es la mejor manera de saber si es para ti o no. Por otro lado, la oxidación es inevitable… Pero la calidad o intensidad del oxidado sí que está en nuestras manos (risas).
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