Supongo que tiene cierta relación. Cuanto más estimulado se encuentra un niño, más probabilidades hay de que se interese por la creación artística. En mi caso, mi madre es ceramista y mi padre, saxofonista, y de pequeño tuve al alcance herramientas para experimentar muchísimo en casa.
Empecé a tocar diferentes instrumentos desde muy temprano. Recuerdo pequeñas composiciones, no obstante, no fue hasta que descubrí mi verdadera voz a los 14 años cuando empecé a grabar maquetas y a componer mis propias canciones con samplers y ritmos que encontraba en revistas de producción musical. Empecé a cantar porque tenía esa pulsión y la seguí. Me fascinó el universo del hip hop y coqueteé con todos los elementos culturales. No sabía muy bien cómo tenía que hacerlo, pero parece que al final salió algo. La cultura hip hop me proporcionó métodos para iniciarme en la composición. Empecé con muy pocos tabúes, cosa que ha propiciado que me encuentre en busca de mi propio sonido.