Para nosotros es fundamental que los espacios que construimos funcionen en los términos en que el cliente considera que han de funcionar. Que cada tienda que hacemos para Munich sea una nueva experiencia de marca, capaz de generar un recuerdo asociado a ella, es un reto que está directamente relacionado con el usuario y del que depende el éxito de ese espacio. Pero desde luego donde esta apropiación es más palpable es en el espacio doméstico. Una casa, como contenedor, debe educar la manera de vivir de alguien, enseñándole nuevas formas de usar los espacios y de relacionarse con ellos, y a la vez debe establecer una relación especial y única con el contenido de esa vida fomentando los deseos del usuario. El ejemplo que más nos gusta y en el que estamos trabajando es la
Case Study #8 de Charles y Ray Eames. Una pieza de arquitectura sofisticada y ligera, que habla por un lado de la tecnología, el ensamblaje, la economía… pero que por otro es la receptora de lo que realmente nos fascina a todos de esa vivienda, que es la vida de sus ocupantes, sus anécdotas, sus viajes, sus deseos, sus objetos, sus libros... sus sueños. Los sueños de los Eames.