Este cierto apego nostálgico, sin embargo, no es una losa que arrastre ahora que ha pasado por varias ciudades –incluyendo París y Londres hasta quedarse en Barcelona. Bien al contrario; es el motor que impulsa su creatividad, una fuente de inspiración inagotable que se traduce en su predilección por los motivos naturales, la desnudez y lo onírico.