Después de tres meses y medio de viaje por el paraje desértico más profundo e inmenso de Estados Unidos, Trilogía del alma no solo se integra de fotografías e instalaciones audiovisuales, reflejo de la magnitud de aquel espacio, sino que dentro del carácter performativo de la artista; la propia experiencia está presente de alguna manera en la muestra.
“Ese entorno me generó una sensación de libertad que no había vivido hasta el momento. Y eso de algún modo lo fui relacionando también con la propia experiencia y lo que quería contar de los estados del alma. Hay cosas que vienen de tus experiencias vitales: la resistencia, el sacrificio o los desprendimientos. ¿Cómo no vamos a saberlo? Nuestro día a día se basa en cosas así, ¿no? Y cómo nosotros nos hacemos conscientes de eso, cómo nos purificamos o cómo renacemos. Hacemos un viaje o nos encerramos en casa para desconectar. Podría ser la forma. Yo lo llevo a la parte más mística, idílica o más romántica de irte al desierto, que eso no lo puedes hacer todos los días. Poder ir ahí a curarte”, explica la artista.
Comisariada por Zara Fernández de Moya, Trilogía del alma expone el conjunto de una serie de visiones experienciales y simbólicas de Soledad, creadora de sus propios rituales y mitología en una particular representación universal del alma: “de la mujer peregrina, guerrera, maga; de la mujer trascendida, purificada, renacida”. Una trilogía presentada en tres exposiciones diferentes que lejos de presentarse como muestras estanco, respiran y se encuentran íntimamente relacionadas: Trascendencia, expuesta el pasado marzo en la antigua cárcel de Segovia; Purificación, actualmente en la Galería Gema Llamazares de Gijón hasta el 27 de julio, y Renacimiento, en la Galería Blanca Berlín hasta el 31 de julio.
Tendremos que esperar a septiembre de 2020 para disfrutar de la exposición de la trilogía completa en Barcelona, en el Espais Volart de la Fundació Vila Casas, tal y como nos adelanta la artista.