En esta creadora gallega todo es efusividad máxima y efervescente bullicio en busca de paraísos y dibujos perdidos. En Artificial Paradises, su nueva colección, encumbra su estética a un podio de historias, un sinfín de narraciones y soberbias creaciones que, a modo de mítico relato como el de Ítalo Calvino –el eje que sustenta y da forma a la colección–, hacen de batuta directora de un todo monástico y aclimatado. El paraíso y el cielo más terrenal se dan la mano con una fantasía desbordada capaz de desmontar cualquier atisbo de imposibilidad imaginable. Esta es Sheila Pazos, quien con sus propuestas llenas de originalidad y trasfondo fantástico promete dejar plasmado su reverberante eco en el panorama artístico nacional.
Imagina que te encuentras ante un auditorio muchísimo más exigente que aquel que presenció tu última puesta en escena en El Ego de Cibeles. Un público expeditivo y feroz, examinando y descubriendo, entre la sorpresa y el asombro, tu trabajo y tu estética. De ser así, ¿cómo te presentarías? ¿Qué palabras merecen definir a Sheila?
Me licencié en Bellas Artes en 2009, pero pronto fue surgiendo un interés por temas vinculados con la moda. Comencé a pintar grandes cuadros en los que el lienzo se convirtió en camisa, y de esa serie comenzaron a surgir también enormes corbatas de gran colorido. Pronto el cuadro desapareció del todo, y empecé a pintar en suelas de zapato o en soportes con forma de botones gigantes que yo misma fabricaba. Y en mis series fotográficas la vestimenta también adquirió un carácter protagonista: desde trajes con los que camuflarse en la ciudad, hasta ropa muy colorista que visten mujeres gigantes sentadas en edificios. Pero tras estudiar Bellas Artes, y mientras desarrollaba esos trabajos, estudié un Máster en Maya (Software 3D) en Madrid y después uno en Arte Contemporáneo, Creación e Investigación que me llevó a redactar mi tesis en Bellas Artes, vinculada también temáticamente a la moda. Cuando empecé a escribirla, me matriculé en ESDEMGA. Digamos que mi paso del arte a la moda se fue dando paulatinamente, y ahora mi trabajo en las dos áreas se ha fusionado. Creo que las palabras que mejor definen mi trabajo son: artístico, extravagante, excesivo, fresco y diferente.
Me muevo entre el arte y la moda, así que entiendo que mis prendas podrían interesar a un público que busca algo especial, quizás más cercano a una obra de arte que a una prenda común.
Sheila Pazos Metalmagazine 8.jpg
Sheila Pazos Metalmagazine 7.jpg
Artificial Paradises es la última de tus creaciones. ¿Por qué ese hombre sobre el que realizas un tremendo despliegue de campos perdidos, otoños revueltos, natividades oscuras y, en definitiva, todo ese mundo de imaginación desbordada que ha acabado por conformar tu carta de presentación? 
Suelo centrarme en diseños para hombre, o incluso unisex: sastrería con toques muy femeninos, con mucho colorido. En Samsung Ego introduje algún estilismo de mujer, pero considero que cualquiera de ellos podría ser llevado tanto por hombres como por mujeres. Me encanta el color, supongo que por mis inicios en el mundo de la pintura. También me gustan mucho los detalles, la decoración, el exceso, lo barroco, quizás tengo una tendencia al horror vacui. Me interesa mucho el surrealismo y el inconsciente, no tener la necesidad de darle una explicación racional o un sentido a lo que hago. Me hace feliz poder entender una colección como un saco sin fondo en el que cabe (casi) todo. Creo que soy, en definitiva, lo contrario al minimalismo. Aún así, por mi manera de ver, sentir y por mi estética, al final todo acaba encajando y teniendo relación, a pesar de emplear elementos de naturalezas dispares.
¿Qué importancia concedes al medio en el que expresar tus creaciones? Se dan tantas posibilidades y herramientas de trabajo en las que proyectarse como creadores a día de hoy… ¿Realmente ha contribuido a potenciar nuestro espectro creativo?
Creo que actualmente está de moda ser multidisciplinar, y es cierto en mi caso, es difícil encasillarme. No creo que pudiese definirme exclusivamente como diseñadora de moda, quizás la palabra artista es la que mejor me podría definir. Soy como un hombre renacentista, pienso que manejo muchos campos. No soy experta en ninguno, pero siempre pensé que la vida era demasiado corta como para no intentar abarcar o probar todos los ámbitos de la creación que me interesan: la pintura, el vídeo, la fotografía, la instalación, la moda, el modelado 3D, el diseño gráfico… He hecho de todo y pienso que puedo defenderme en todos esos campos.
Pienso que eso es bueno y malo, porque no te permite especializarte tanto en algo concreto, ni ser un total experto, pero sí aspirar a lanzar mi marca de forma autónoma e individual, mientras no sea económicamente posible contar con todos los empleados que me gustaría.
¿Crees posible instrumentalizar, en el panorama actual, la creación de moda sin renunciar al concepto de identidad? ¿Hasta qué punto tus presentaciones constituyen un reflejo de tu calado artístico y personal?
Pienso que mi trabajo tiene una fuerte personalidad artística que he ido forjando a lo largo de los años, principalmente de colores saturados en los que la gráfica y los estampados tienen una presencia importante. Mucha gente dice que les remite a Alicia en el País de las Maravillas u otros mundos de fantasía. Me interesa mucho la teatralidad o la historia que pueda surgir a partir de los estilismos, me gusta ir un poco más allá y presentar mi mundo personal, no solo ropa.
Ciertamente, podría controlarme y trabajar sin tanto exceso ni personalidad propia, sé adaptarme cuando es necesario. Pero creo que no podría renunciar jamás a la necesidad de crear algo que me sale de dentro en ciertos momentos, sin otros criterios ni valores que los míos propios. A algunos les gustará, y a otros no, pero crear un objeto desde tu interior, presentarlo al mundo para que lo valore tanto positiva como negativamente, para una persona creativa es importante, y me llena poder hacerlo.
Sheila Pazos Metalmagazine 9.jpg
Sheila Pazos Metalmagazine 10.jpg
Encontramos presente la idea del encuentro, por medio del relato, de diversas voces y culturas, el traslado incesante de ideas e historias, esa amalgama de conceptos opuestos que terminan por enriquecerse, también a nivel estético. ¿A dónde ha llevado a Sheila esta forma de viajar, y de qué manera afectará a su próximo proyecto? 
Siempre me he inspirado en la vida, las experiencias y los lugares. Soy hija de emigrantes, nací en Suiza y viví allí catorce años, edad con la que volví a Galicia. Creo que ha sido, sin duda, el acontecimiento que más ha marcado mi vida. En ese momento, perdí la sensación de pertenecer a un lugar en concreto, pero realmente no me di cuenta de que eso había sido el motor de mi creación hasta que pasaron unos años. Esa pérdida de pertenencia a un lugar fue lo que me llevó a crear espacios fantásticos, lugares en los que poder sentirme bien, lugares a los que poder sentir que pertenezco. Así, paisajes y ciudades han sido los protagonistas de mi trabajo artístico y de moda desde hace al menos ocho años. Creo, además, que es la manera de llevar el género del paisaje a la moda y me interesa mucho.
En mis próximos trabajos no podría dejar de inspirarme en lugares, ya sean espacios exteriores o interiores. Solo podrían ser substituibles, o incluso combinables, con elementos surrealistas inconexos, que es otra de las características que me definen. Tengo ganas ya de volver a embarcarme en una nueva aventura.
El fundamento del trabajo que estás presentando parte de la idea de Ítalo Calvino y da consistencia a toda la colección. La idea de ciudad fantástica, contada de forma mítica por personajes como Marco Polo, que en el libro aparecen poniendo voz y documentando un relato de fantástica visita, de interacción entre personajes de diversa procedencia. ¿A quién otorgas la voz cantante, la antorcha con la que dar a conocer este trabajo?
Mi colección Artificial Paradises nace de Las Ciudades Invisibles de Ítalo Calvino, libro compuesto por una serie de relatos de viajes que Marco Polo hace a Kublai Kan, emperador de los tártaros. A este emperador melancólico, que ha comprendido que su ilimitado poder poco cuenta en un mundo que marcha hacia la ruina, un viajero imaginario le habla de ciudades imposibles, por ejemplo una ciudad microscópica que va ensanchándose y termina formada por muchas ciudades concéntricas en expansión, una ciudad telaraña suspendida sobre un abismo, o una ciudad bidimensional como Moriana. Lo que el libro evoca no es solo una idea atemporal de la ciudad, sino que desarrolla, de manera unas veces implícita y otras explícita, una discusión sobre la ciudad moderna. Quizás lo que Ítalo Calvino ha escrito es algo como un último poema de amor a las ciudades, cuando es cada vez más difícil vivirlas como ciudades.
Tomando pues la idea de Las Ciudades Invisibles he decidido escribir mis propios capítulos en formato de prendas, recreando alguna ciudad que él describe, pero principalmente creando las mías propias. Cada estilismo representa una de las ciudades, fusionando elementos cotidianos reales con otros más fantasiosos. Con frases como, “es el humor de quien la mira el que da a la ciudad de Zemrude su forma,” el autor nos permite recrear de forma sugerente sus pensamientos. Me interesa también la idea de no darlo todo hecho, que siempre quede algo de misterio para que la imaginación del público pueda volar y acabar de darle forma a la colección. En el fondo, creo que diseño para mí misma, casi como si fuese una terapia personal, una forma de dar respuesta a preguntas tan primigenias como de dónde vengo, qué soy o a dónde voy.
“La pérdida de pertenencia a un lugar fue lo que me llevó a crear espacios fantásticos a los que poder sentir que pertenezco.”
En definitiva, tu trabajo es la atracción de diferentes polos, unidos bajo un mismo prisma de creación. ¿Qué palabras te merecen este compendio, para algunos difuso, a la hora de crear? ¿Cuántas confluencias se dan la mano en tu última colección?
En esta colección, además de mi libro de referencia, me inspiré en la sastrería contemporánea de Walter Van Beirendonck y Thom Browne, para crear una colección de hombre con clara incidencia en el patronaje y en la sastrería, en la que se introducen elementos que rompen la proporción y la concepción del traje clásico. Se trata de una colección con un gran componente decorativo, protagonismo de los detalles y accesorios, en la que se mezclan elementos tradicionales de la historia de la moda, como la gorguera, los volantes, etc. pero llevados al momento presente, así como incorporando elementos vinculados con el mundo femenino al vestuario masculino.
En lo que se refiere a los tejidos, podemos encontrar desde terciopelos de colores, terciopelos estampados, jacquards, que contrastan con punto fino tejido artesanalmente dibujando paisajes, organdí suizo, tejidos de camisería de algodón, tejido estampado digitalmente, etc. También intenté huir de la gráfica convencional y empleé piezas de fieltro cortadas con láser.
¿Qué otras ideas o concatenaciones literarias va a seguir reverenciando Sheila? ¿Cuánto tiene de cabida el componente artístico en tus creaciones?
La moda para mí es un arte, la manera de llevarlo a un objeto funcional. Desde hace unos años, las ventas en el mundo del arte han descendido drásticamente y vivir solo de eso se ha convertido en una utopía inalcanzable. Y vestirse es realmente una necesidad vital, así que ¿por qué no llevar lo artístico a la moda? ¿Por qué no dedicar el esfuerzo en crear una obra que la gente pudiese llevar puesta, dándole mayor visibilidad y una función, más allá de la belleza del arte?
Me interesa la literatura fantástica, pero no siempre es una fuente de inspiración para mí. Me inspiro en el presente, en la vida, en cualquier elemento que pueda encontrar y me remita a otra cosa, o cualquier elemento que me interese y pueda fusionar con otros.
Sheila Pazos Metalmagazine 14.jpg
Sheila Pazos Metalmagazine 13.jpg
Los pasos emprendidos por algunos creadores emergentes del país, como tú, parecen confirmar un cambio de tendencia en el ámbito de la moda. ¿Qué tienes en mente a corto plazo?
A corto plazo me gustaría seguir apostando por mi marca, estoy trabajando en el lanzamiento de una tienda online. Eso supone intentar llevar ciertas prendas al terreno de lo comercial, aunque también me interesa mantener una línea de prendas únicas, más cercanas a lo que es una obra de arte. En algunas parto de la apropiación de tejidos, tapices, que aunque se intentasen reproducir, no podrían ser iguales. Tengo, por ejemplo, una sudadera compuesta por un bordado de punto de cruz al revés en el que se destacan los nudos, y serían imposible crear otra exactamente igual.
También tengo intención de seguir compatibilizando mi trabajo en la moda con exposiciones en galerías, como la exposición individual Vuelan elefantes verdes en un cielo de lunares rosas que estoy presentando en la Galería Metro de Santiago de Compostela, en la que se pueden ver piezas de mi colección y obra fotográfica y paisajes modelados virtualmente en 3D a los que fui dando forma simultáneamente. 
¿Qué te ofrece, en estos momentos, desarrollarte aquí? ¿Piensas en mudar de contexto a corto plazo? 
Creo que España no es un país en el que mi trabajo pueda interesar a un público masivo, por eso me planteo inicialmente vender online para poder alcanzar gente de otros países. Así que sí que creo que la expansión, por ejemplo, en Asia sería interesante, ya que ya han contactado compradores de esa zona conmigo.
Pero además del desarrollo de mi propia marca, me interesaría, en este momento, poder trabajar para otra empresa interesante, para adquirir ciertos conocimientos de los que todavía carezco. Así que, idealmente, me gustaría poder combinar mi trabajo personal con el trabajo en otra marca internacional del sector, así que estoy dispuesta a marcharme en un plazo breve. Ya he estado realizando prácticas en Viktor&Rolf, y me gustaría volver a repetir esa experiencia. Como ya he dicho, no me da miedo irme, pues no tengo un sentimiento de pertenencia total al lugar donde vivo ahora mismo, y ya no puedo parar.
Podríamos terminar con esta cita de Las Ciudades Invisibles de Ítalo Calvino: “La ciudad de Leonia se rehace a sí misma todos los días: cada mañana la población se despierta entre sábanas frescas, se lava con jabones apenas salidos de su envoltorio, se pone batas flamantes, extrae del refrigerador más perfeccionado latas aún sin abrir, escuchando las últimas retahílas del último modelo de radio. En los umbrales, envueltos en tersas bolsas de plástico, los restos de la Leonia de ayer esperan el carro del basurero.”
Sheila Pazos Metalmagazine 2.jpg
Sheila Pazos Metalmagazine 3.jpg
Sheila Pazos Metalmagazine 4.jpg