La verdad es que no tengo ningún referente musical; escucho música muy distinta, de diferentes géneros y épocas. Eso de alguna forma se va quedando grabado en el subconsciente y hace definir tu paleta de sonidos. A veces puedo hacer el ejercicio de inspirarme en canciones de otros estilos –no en la canción en si–, o sino quizás en alguna textura, algún efecto, algún acorde o algún momento muy concreto del tema. Entonces intento traducir esas sensaciones, en otro contexto y sentido, a mis producciones. El hecho de estar constantemente descubriendo música y sampleando cosas me ayuda a enriquecerme y me hace disponer de una variedad muy grande de sonidos a mi alcance. Trato de tener siempre algunos retos o ideas que cumplir para mantener la motivación en el estudio. Todo eso, unido a las vivencias de mi día a día, es lo que me empuja a hacer música.