La compositora, guitarrista y cantante Sandra Monfort debuta con Niño Reptil Ángel, su nuevo álbum que vio la luz el 12 de marzo. Este nuevo proyecto es casi como un cuento o un diario mediante el cual la artista valenciana canaliza sus dudas existenciales a través de historias ficticias desde la ternura y la belleza. Inspirada por la naturaleza y el campo, la calma y la tranquilidad, Monfort también lanza un mensaje que va más allá: Niño Reptil Ángel representa, también, el cuerpo no normativo, el miedo, la vulnerabilidad, la espiritualidad o el concepto de belleza.
Has ido evolucionando y cuidando tu música como si se tratara de un pequeño tesoro. El 12 de marzo lanzaste tu primer álbum, Niño Reptil Ángel. Para los que aún no te conozcan, ¿qué se van a encontrar en este nuevo proyecto?
Se van a encontrar con una especie de cuento contado a través de nueve piezas en las que sus voces hablan de las debilidades y fortalezas humanas, de la muerte, de la madre, de la sexualidad, de los cuerpos y sus normas... La guitarra y la voz caminan en el centro como eje y les envuelven colores de música electrónica que las pintan y transforman.
Anteriormente ya habías trabajado con grupos como Marala o Xaluq, entre otros. ¿Qué te ha llevado ahora a adentrarte en esta aventura en solitario?
Llevo mucho tiempo acompañando a otros y otras artistas, hay temporadas que el flujo creativo es voluminoso, sobre todo cuando estoy tranquila y en paz conmigo misma. Pasé una de esas etapas y me sobraban canciones así que decidí recogerlas en un álbum y darles un sentido. Además, tenía ganas de empezar un proyecto en el que el único filtro por el que hubiese de pasar mi proceso creativo fuese yo misma, de esta manera podía crear un universo sonoro y visual vertebrado desde mi propia experiencia y ver qué se generaba.
El título, Niño Reptil Ángel –que también da nombre a la última canción del álbum– me resulta muy curioso a la vez que tierno, ¿podrías explicarnos el significado?
Me invento historias continuamente, sueño despierta, me pasa desde que era pequeña, canalizo mis dudas existenciales a través de historias inventadas que son ficción pero me retumban igualmente. Me inventé Niño Reptil Ángel, por ejemplo, estando tumbada en el césped, al lado tenía un estanque con ranas y yo miraba el cielo. Es la historia de un niño que nace deformado antes de hora, con manitas de sapo y pecho morado, desde un medio acuático como es el vientre de su madre, una especie de figura mitológica, medio humano medio reptil, que no consigue sobrevivir y sube al cielo convertido en ángel. Desde allá nos protege, llora y sus lágrimas llenan pozos y ríos, dándonos agua dulce para vivir… No quería que fuese una canción terrible porque tendemos siempre a asociar la muerte con algo oscuro, quería explicar la historia desde la ternura y la belleza.
Detrás de esa imagen hay un mensaje mucho más profundo, Niño Reptil Ángel representa el cuerpo no normativo, el miedo, la vulnerabilidad, la espiritualidad, dónde situamos la belleza y porqué la situamos ahí.
Ya habíamos escuchado Solar como adelanto del LP. ¿Por qué decidiste lanzar esta canción como sencillo? ¿Crees que representa bien la esencia del álbum?
Escribir Solar fue para mi una caricia en un momento muy frágil de mi vida. Solar es el adiós de todo aquello que no queremos abandonar pero tenemos que hacerlo para poder seguir, y aceptar el vacío que nos produce su ausencia, entendiendo que es necesario vaciar y sostener eso para que pueda llenarse de nuevo y florecer. Intenta acoger y consolar y es uno de los temas que más me han transformado del disco, así que decidí lanzarlo como adelanto.
También lanzaste el videoclip de Solar, tres minutos de pura nostalgia y sentimiento dirigidos por Elena Silvestre con la ayuda de Carlos Castelló. ¿Qué querías trasmitir con él?
Quería apelar a la sensibilidad de todo aquel o aquella que quiera sentir. Todo el mundo ha dejado alguna cosa que ha amado, hemos sentido ese dolor que se extiende no solo a lo emocional sino que llega a ser un dolor incluso físico.
Las imágenes están teñidas de recuerdo, de nostalgia, como si fuesen un baúl donde guardamos todo lo que queremos guardar. Acceder a esos recuerdos activa la pena. Sin recuerdos no hay pena. El pasado configura nuestro presente y futuro, nos moldea; queríamos que el videoclip tuviese carácter de pasado mirado desde el presente. Y mucha piel, mucha ternura, la casa como un recuerdo que habitamos, el campo como una liberación donde curamos heridas y respiramos hondo.
Háblanos sobre cómo ha sido su proceso creativo y sobre todo aquello que te ha inspirado y ha dado lugar a que este proyecto vea la luz. ¿Fue compuesto durante la cuarentena?
Empecé a componer las canciones de Niño Reptil Ángel hace 3 años, y empecé a grabarlas hace 2. Un disco necesita mucho tiempo y dedicación, también dinero. Por desgracia en este país es muy difícil tener un cojín económico estable si te quieres dedicar plenamente a la música, así que vamos haciendo malabares como podemos. Iba dedicando tiempo y dinero al disco en cuanto encontraba un espació para hacerlo, poquito a poco y con mucha paciencia y amor. Durante todo el proceso, desde el estado más virgen de las canciones hasta ahora, me han ido acompañando un buen ramo de gente preciosa que me hace sentir muy afortunada. Aun así no ha sido un proceso nada fácil, tuve que vender mi guitarra española con la que había estudiado desde los 13 años para poder pagar todo lo que necesitaba para producir el disco.
Tan solo viendo los títulos de tus canciones –Pajarillo Verde, Nana del Aceitunero, Resina, entre otros– se nota que giras en torno a un imaginario tradicional y poético muy ligado a la vida de campo. ¿Qué significa la naturaleza para ti y en qué medida influye e inspira tus composiciones artísticas?
Vivo en una casa de campo preciosa, un poco aislada de todo, eso me da mucha calma y tranquilidad. Viajo mucho por trabajo y siempre estoy en contacto con mucha gente, y las ciudades me dan mucho estrés. Soy una persona muy nerviosa y necesito compensar toda la agitación que me provoca mi trabajo con un espacio tranquilo donde poder crear, sino no fluye igual el riachuelo, ni mi corazón nervioso descansa. Cuando tengo tiempo leo mucha poesía y escucho muchos cantos tradicionales de la península, eso me hace volver a mi eje, a mi centro, y desde allá es mucho más ligero todo.
Me da la sensación que el mundo está muy desvinculado de las cosas más esenciales de la vida, el sistema es feroz y condena al no descanso y a una exigencia que palpita constante, casi no nos permitimos parar y observar: el hecho de simplemente parar y observar es incluso un acto antisistema, rebelde, porque es revelador. Cuando escucho el cantar de las gentes de antes, de nuestras abuelas y abuelos, me da la sensación que entendían más de silencio, de ciclos, incluso de meditación... Por eso me atrae tanto.
Me resulta curiosa la dualidad del disco: por un lado, la inminente influencia de lo natural, tradicional y sencillo y, por otro, los diversos elementos, filtros de voz y múltiples capas difuminadas que utilizas. ¿Cómo consigues dotar de sentido al disco a pesar de estas diferencias y logras que no suene sobrecargado? ¿Quién se encuentra tras la producción del proyecto?
Mis canciones beben de todo lo que leo, las conversaciones que tengo con la gente que quiero y de los artistas referentes que escucho. Durante mucho tiempo exploré la música tradicional pero hace unos años empecé a escuchar a James Blake, Bon Iver, Thom Yorke, FKA Twigs, Oklou, Holly Herndon... Me parecía que las producciones de estos artistas, que trabajan con sonidos más electrónicos, no se alejan tanto de la música tradicional. Hay una sutileza detrás, una manera de tratar cada sonido, cada textura, cada elemento con muchísima delicadeza y detalle. Me interesaba unir estos dos ríos y ver cómo podían dialogar.
Crnds y Cibrán Seixo fueron dos elementos clave para poder unir todas las sonoridades y hacerlas convivir de la manera más dócil y generosa que se pudiese.
Estamos atravesando un momento pésimo para la cultura y la industria musical. A pesar de esto, ¿de qué manera buscas darte a conocer a ti y a este nuevo proyecto ahora que todo está limitado?
Estamos en un momento pésimo pero tampoco ha sido fácil hasta ahora para los artistas emergentes darse a conocer, hay tanto volumen de producciones hoy en día que es muy fácil quedarse eclipsado entre artistas que encajan más con circuitos digamos más mainstream. Hay tantos artistas que hacen cosas tan maravillosas y se quedan enterrados bajo los suelos del mainstream... Hoy en el supermercado seguían sonando las mismas canciones que hace 10 años, y no podemos hacer mucho contra eso.
Yo no sé en qué franja estoy para la industria musical, pero me encantaría poder compartir todas estas canciones con gente que quiera escucharlas y vivirlas. Por suerte tengo un equipo maravilloso que está trabajando en ello y alzando como una paloma al vuelo, cada uno de los temas que componen el disco.
¿Has conseguido dar algún concierto o tienes planeado hacer uno pronto?
De momento puedo anunciar dos fechas que me hacen especial ilusión que son: el 29 de Mayo en Camprodón y 31 de Julio en Barcelona, en la Plaza Monumental, teloneando a Ferran Palau, que es un artista que admiro muchísimo.
Sabemos que acabas de sacar disco pero no podemos evitar preguntarte, ¿algún nuevo proyecto en el que estés trabajando? ¿Planes de futuro?
Estoy trabajando en más temas y colaboraciones muy especiales que verán la luz pronto. ¡Poquito a poco y con buena letra!
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