Lo accidental, aquello que no se decide, define la identidad del artista y el desarrollo de su obra. Pero lo hace aún más la capacidad de su voluntad de convertir lo inevitable o fortuito en inspiración e intención. Las imágenes y trayectoria de Rocío dejan claro que experimentar, fluir, mimetizarse, dejarse llevar por la intuición y no tener miedo a emprender nuevos caminos, son parte indisociable de su personalidad como fotógrafa.
Original de Chile pero afincada ahora en Madrid (España), Rocío Aguirre supo desde el primer momento que su camino era la fotografía. En junio de 2020 vio la luz su primer fotolibro, Helados, y por su ojo han pasado caras tan conocidas como la de Paloma Mami, Kaydy Cain, Ana Perrote (Hinds) o Alizzz. Ahora, nos habla sobre los secretos de su trabajo, fotografía analógica y la importancia de rodearse de un círculo con el que colaborar y donde encontrar inspiración.
Comencemos echando la vista atrás. Si piensas en tus primeros acercamientos a la fotografía, ¿qué recuerdo se te viene a la cabeza?
Pienso en cuando mi padre tenía una agencia de publicidad y me enteraba de cómo hacían catálogos, sesiones de fotos y todo lo que me hacía entender que la fotografía era un trabajo como cualquier otro.
¿Qué figuras han influenciado el desarrollo de tu trayectoria como fotógrafa?
Amigos algo mayores que yo, que se dedicaban a la publicidad y cine cuando yo aún estaba terminando el colegio, y mis amigos de edades cercanas que se interesaron por el arte y la fotografía en un pueblo al sur de Chile que no potenciaba nada de estas cosas.
A la hora de formarte echaste de menos una oferta más amplia de estudios centrados en fotografía, ¿crees que ahora se le da más importancia dentro del mundo académico?
Muchísimo. Yo vivía en el sur de Chile, a seis horas de la capital, y tuve que mudarme para poder estudiar fotografía porque en mi pueblo no existía nada relacionado con esto. Aun así, las ofertas que existían seguían siendo mínimas. Ahora hay más opciones, muchas creadas por gente de mi edad que se dio cuenta de lo mismo.
Creo que el arte debería ser más asequible y menos elitista, para que llegase a más gente que quizás no sabe que tiene capacidades solo por no estar en contacto con ello. En ese sentido estoy intentando aportar mis conocimientos para que esto cambie. Participo de un taller llamado Laboratorio de artes mixtas Laboratorio de Artes Mixtas, donde se desarrollan distintos tipos de cursos, intensivos y de corta duración, sobre cianotipia, serigrafía, encuadernado, dibujo, grabado, fotografía, etc. Su sede principal está en Guadalajara (España) y muy pronto en Madrid. La recepción de la gente ha sido increíble, se nota que faltaba algo así.
Creo que el arte debería ser más asequible y menos elitista, para que llegase a más gente que quizás no sabe que tiene capacidades solo por no estar en contacto con ello. En ese sentido estoy intentando aportar mis conocimientos para que esto cambie. Participo de un taller llamado Laboratorio de artes mixtas Laboratorio de Artes Mixtas, donde se desarrollan distintos tipos de cursos, intensivos y de corta duración, sobre cianotipia, serigrafía, encuadernado, dibujo, grabado, fotografía, etc. Su sede principal está en Guadalajara (España) y muy pronto en Madrid. La recepción de la gente ha sido increíble, se nota que faltaba algo así.
En tu trabajo, el formato analógico es una elección totalmente intencional. Qué motiva más esta decisión: ¿la mecánica de trabajo o los resultados que obtienes?
En realidad yo no elegí trabajar en analógico. En 2008, cuando estudiaba fotografía, no tenía dinero para poder comprarme una cámara digital. Un amigo me dejó su canon AE1, que era analógica y conllevaba tener que hacer el proceso completo para poder hacer los ejercicios que me decían, revelar, escanear y luego lo que hiciese falta. Con el tiempo, mi trabajo se convirtió en hacer fotografía de publicidad, moda y retail. Pero cuando hacía editoriales me sentía más cómoda con usando la cámara analógica, supongo que porque aprendí de esa manera y lo entiendo mejor, se que resultados voy a tener, la mecánica y sobretodo el saber elegir que fotografiar y no disparar por que sí.
¿Crees que trabajar en uno u otro formato define la personalidad artística de quien toma las imágenes?
Yo creo que influye un poco, aunque la fotografía para mí se trata más del ojo de cada persona que de la técnica. Cuando veo el trabajo de gente que hace analógico, me gusta mucho más, veo el estudio que hay detrás de esa foto, pero supongo que es porque para mí es agradable esa visión, seguramente para alguien que le gusta el digital sea igual.
Si tuvieses que elegir una única cámara y un único carrete, ¿cuál sería?
Ahora mismo creo que mi Mamiya645 con un Kodak Portra de 400. Aunque ahora estoy probando una cámara de 35mm que me ha sorprendido muchísimo, pensé que no lograría una calidad así nunca.
A pesar de que la cámara es una herramienta objetiva, el ojo humano no lo es, ¿qué rasgos de tu carácter crees se traducen inevitablemente en tus fotografías?
Supongo que la dirección de los modelos, intento que sea natural, no me gusta dirigir ni exagerar las posturas, me reconozco como alguien muy observadora y creo que eso influye en la hora de fotografiar, me gusta ir captando acciones alrededor de una escena, como si no importase que yo estuviese ahí.
Hablemos de Chile y España, ¿cuál es la diferencia más notable a la hora de desarrollarse como fotógrafa?
Lo que más me ha sorprendido, que no sé si es porque es España o era mi momento, es que la fotografía más ‘artística’ o menos comercial, tiene valor. Siempre ha existido el mito en Chile de que en Europa cuando entran a robar a las casas se llevan los cuadros y el arte. No sé si es real, pero si lo es, me parece una señal importante de que es algo que se valora.
He sentido una recepción de mi trabajo muy buena, ganas de colaborar, de sorprenderse con nuevas técnicas. Eso en Chile no lo veía. También la facilidad de trabajar con gente sin que nos conozcamos de nada, simplemente porque les gusta lo que hago.
He sentido una recepción de mi trabajo muy buena, ganas de colaborar, de sorprenderse con nuevas técnicas. Eso en Chile no lo veía. También la facilidad de trabajar con gente sin que nos conozcamos de nada, simplemente porque les gusta lo que hago.
Este año ha visto la luz tu fotolibro Helados, ¿qué fue lo que más ilusión te causó de publicar este proyecto?
Me hizo mucha ilusión el impacto que tuvo, para mí era un proyecto muy personal que me parecía bonito hacer como ejercicio y que ha terminado convirtiéndose en un libro que se puede encontrar en la librería del MACBA y CCB, y que me ha llevado a hacer entrevistas en las revistas más importantes de España. Empezó siendo una colección de fotografías de esculturas de helados que están fuera de las heladerías que hice en distintas partes de Europa. Llamaron mi atención porque no las había visto antes en Latinoamérica y las fotografié sin parar durante un año. Entonces, la editorial Metalibro me ofreció hacer una colección de foto-postales y de pronto todo tuvo sentido. Fotografías de un lugar lejano, para poder mandar a gente que podría sorprenderse de esto mismo, pre picadas para enviar por correo. Era perfecto.
¿Qué parte del proceso de crear o colaborar en un proyecto te obsesiona más?
La pasión que ponga cada uno por la labor que le corresponde, cuando te das cuenta que se crea una sinergia y que todos estamos flipando de igual manera, es muy motivador.
Estos últimos meses, y debido en parte a la coyuntura de este periodo que hemos atravesado, Antón, tu pareja, y tú habéis compartido mucho tiempo y espacio. Además, ha sido una etapa en la que habéis llevado a cabo importantes trabajos. ¿Sientes que os habéis influenciado la una al otro?
Me parece súper importante que tu círculo más íntimo te inspire, tanto tus amigos como pareja. En ese sentido, nos hemos acompañado en los procesos creativos el uno del otro, pero realmente trabajamos de manera independiente. Me encanta que mi círculo de trabajo y amistad esté un poco mezclado, que gente que he conocido por trabajo se vuelvan mis amigos, y que amigos que hacen cosas creativas, coincidan para ciertos proyectos que tengo en mente.
Últimamente has retratado a distintas figuras de la música en España: Recycled J, Anaju, Alizzz, Robie, Ana Perrote (Hinds) y por supuesto C. Tangana. ¿Has encontrado en la escena musical española un nuevo foco de inspiración?
La verdad es que no es algo que esté buscando, me gusta mucho más hacer editoriales de moda pero a lo largo de mi carrera he trabajado tanto para músicos, como para sellos como Universal Chile, UK y España o Sony Music US, y también con músicos independientes que me buscan para hacer el arte de sus discos. Me encanta la música y creo que conecto bien con ellos.
¿Hay algún proyecto que aún no haya visto la luz o en el que estés trabajando ahora del que puedas hablarnos?
Lo que más contenta me pone es arrancar el año trabajando con marcas de moda y publicidad rescatando mi estilo de fotografía. También estoy reproduciendo una serie en serigrafía, otra técnica de impresión manual.