Cierra los ojos. Son las 2 de la mañana y conduces en soledad por una autopista vacía. La tibia luz de la luna se proyecta sobre el cristal y de copiloto, una música de fondo. ¿La escuchas? Sí, es Skyrich3. Así de nítidas se visualizan las melodías que el dúo zaragozano formado por Rico Snchez y $kyhook plasman en el último episodio de su trilogía. Una tercera entrega que rezuma madurez, tanto la que exhiben en la profesionalización de su sonido, como la que narra con densa profundidad los dolores acumulados tras estos 5 años. Un mensaje más humano que el de los propios humanos.
Son del norte, pero nunca abandonaron el sur. Inmediatamente palpamos la influencia de los ecos de Atlanta y la West Coast más clásica, que recoge en su legado leyendas como Kendrick Lamar, Outkast o Raider Klan. Pocos artistas actuales son los que no rechazan el difamado término trap, en especial tras la mayoritaria banalización de la etiqueta. Pero en este caso, nos atrevemos a legitimar su uso por el puro origen etimológico de la palabra, enraizado en esas mismas referencias que mencionábamos. El producto obtenido es una oscura ruta de carretera hacia Dios y los demonios en once tracks. Hablamos con Rico Snchz sobre cómo recorrerla.
Primero Los Chastas, después Química Code, y de ahí una serie de trabajos donde Rico Snchez ya hace tiempo que no firma bajo el nombre de ningún colectivo. Cuentas con más de una decena de años dedicada a la música y, sin embargo, tus canciones parecen seguir siendo un tesoro oculto para aquel público que sabe encontrarte entre los mares de artistas. ¿Cómo te sientes respecto a esto?
A veces frustra un poco que la música que hago sea difícil de encontrar por las redes, supongo que es consecuencia directa de que no me gusta hacer publicidad de mi trabajo. Disfruto del proceso de creación y de presentar la música en los directos, pero el tema redes… He tenido épocas en las que he intentado darles caña pero no es lo mío. Al final, quien llega a la música que hago es porqué está atenta a mis pasos. Supongo que es ventajista decirlo así porque obviamente me gustaría que llegase a más gente, pero es lo que hay.
Precisamente, Skyrich es un proyecto que demuestra la longevidad de la que hablábamos. Van 5 años desde que el primer disco salió a la luz, ¿qué crees que ha cambiado de tu visión y tus letras desde entonces?
El sonido de cada Skyrich refleja la época vital en la que nos encontrábamos bien $kyhook o bien yo en ese momento. En mi cabeza el dibujo que tengo es que en Skyrich I se pueden encontrar mayoritariamente referencias al dinero, que todo gira en torno a él y lo rápido que escapa. En Skyrich II hablo mucho más sobre la pérdida de gente, ya sean familiares, parejas o amigos, fueron épocas más oscuras y con los conceptos más en bruto. Y en Skyrich III hemos sintetizado y refinado esas temáticas. Para mí es un cierre a la trilogía perfecto tanto a nivel conceptual como sonoro.
Por otro lado, siendo que llevas trabajando con $kyhook desde incluso antes de Skyrich en el mencionado colectivo Química Code, ¿qué se ha mantenido estable? ¿Crees que la esencia de ambos sigue siendo la misma?
A $kyhook lo conozco desde la época de Los Chastas (nombre anterior de Química Code) y es inevitable que exista un cambio grande en todos estos años. Nuestra esencia ha sido siempre intentar dar un concepto a cada trabajo, nunca nos ha gustado soltar temas sueltos sin una idea más compleja detrás. Quizá por eso entre los distintos Skyrich no hayamos soltado ninguna referencia independiente como sencillo, como mucho algún descarte de algún trabajo más grande.
Luego está el tema del sonido, las referencias musicales de los sonidos sureños de Estados Unidos, desde Outkast hasta UGK pasando por DJ Screw… Siempre han estado ahí presentes más o menos mezcladas. Mucho Raider Klan, también el sonido del 94 de Nueva York o de la West Coast más clásica, llegando más a la actualidad con Vince Staples o Kendrick Lamar.
En 2019 irrumpe 976 Lords: un EP de tres cortes que reflexiona sobre la vida en la capital aragonesa (976 es el prefijo de la ciudad) donde la producción también corre a cuenta de $kyhook, pero que decidisteis lanzar como un proyecto aparte de Skyrich. ¿Por qué esta decisión?
$kyhook vive en Barcelona y yo en Zaragoza, cada vez que se deja caer por aquí nos juntamos para hacer música. A veces quedan cosas que nos gustan y el noventa por ciento de las veces son cosas que desechamos. Justamente en una de estas visitas salieron tres temas con los que estábamos contentos y en los que hablábamos bastante de nuestra vida en esta ciudad y de cómo estaba la escena por aquel entonces. No estábamos involucrados en el proceso creativo de ningún Skyrich, así que para dar salida a esos tracks decidimos juntarlos en el EP de 976 Lords. Era eso o que se quedaran para siempre en el cajón.
Los dos últimos álbumes comienzan con canciones que remiten al cristianismo, siendo estas respectivamente Aleluya y Amén. Tres temas más adelante, en Skyrich3, cantas “Sé que si hay un Dios no me querrá escuchar nunca”. ¿Por qué el arranque del disco a través de lo religioso? ¿Qué es lo que te inspira y te invita a reflexionar de la religión?
No fue algo premeditado, supongo que es el resultado de todas las referencias religiosas que meto, que no son pocas. De crío iba a un colegio católico y siempre he pensado que esa etapa me influenció bastante, para bien o para mal. No obstante, las metáforas bíblicas, o incluso referencias de dioses clásicos, me han parecido siempre muy potentes y por eso tiro bastante de esos recursos. No suelo reflexionar sobre la religión, pero lo típico, cuando lo hago me da por pensar que existe una voluntad superior. A veces lo llamo karma, otras veces lo llamo Dios… Me hace gracia la imagen de verme a mí conversando con un ente superior mostrándome su desaprobación con los pasos que doy.
La mención religiosa impacta precisamente por el contraste con la atmósfera oscura que rodea a Skyrich. Son canciones cargadas de existencialismo, luchas de tensiones y dudas. ¿Cuál es la sensación emocional, como letrista, tras plasmar todas esas sombras?
La gente que me conoce sabe que soy de las personas más negativas del planeta, así que los tracks que salen van a ser extensiones de mi personalidad en el ochenta por ciento de las ocasiones. A veces saco canciones como Black, que es más desenfadada para liarla en los directos; pero sí, la música que hago es oscura porque me siento cómodo en esas atmosferas. No es algo premeditado, puedo hacer desde grime hasta un tema más clásico, pero tiene que ser oscuro, de lo contrario me suele costar mínimo el doble.
La canción Nexus 6, perteneciente al segundo álbum, es un tributo a Blade Runner. ‘Nexus’ es también uno de los nombres que recibe la sustancia psicotrópica conocida como ‘2C-B’ o ‘tussi’. Ahora, para Skyrich3, nos encontramos con su continuación, Nexus 7. ¿Qué puedes explicarnos del nombre de la canción y de su concepto?
Mi película favorita es Blade Runner y desde la primera vez me dejó marcado; la vi con 12 años y no entendía nada. Una de las cosas que más me llamó fue la estética. He crecido con esa película y conforme iba madurando y revisionando, profundizaba más en la obra y encontraba nuevas lecturas. La temática es fácil o complicada según la mires. ¿Qué nos hace humanos? Si tienes recuerdos artificiales y puedes llegar a tener sentimientos, ¿cómo puedes llegar a diferenciarlos? ¿Serías capaz de asumir que en realidad eres una máquina y estás programado?
En la rutina que llevamos muchas veces me siento así, programado para llegar a final de mes sin morir en el intento y que vuelva a girar la rueda. Es un tema que se ha tratado mil veces en la ciencia ficción, que es un género que devoro a través de películas, videojuegos, cómics o libros y que al final extrapolo a mis referencias.
Otra lectura que le doy en Nexus 7 es que a los androides se les llaman ‘replicantes’, que es un poco como veo a la escena musical en general. Se pueden sacar lecturas distintas y me gusta, como me pasa con la película original. Por cierto, desconocía que también se llamaba al tussi nexus, me la apunto para futuras entregas (risas).
Otra de las constantes del proyecto son las colaboraciones con Pedro LaDroga, estas recibían los nombres de Neophonk Pt.2 y Pt.3 respectivamente en los dos primeros álbumes, pero en la tercera entrega nos encontramos ante Carnaval. ¿Qué es lo que os ha llevado a decidir darle otro título y otro enfoque para Skyrich3?
No te voy a mentir, el nombre inicial del tema era Neophonk 4, pero tras acabarlo y escuchar cómo había quedado no nos cuadraba con la atmósfera que arrastraban los anteriores, así que decidimos ponerle Carnaval, que va con la temática del tema y además es una referencia a Nueva Orleans (nunca abandonamos el sur). Habrá seguro nuevas entregas de Neophonk, pero no tienen por qué ir englobadas en proyectos más grandes.
¿Dónde crees que radica el éxito de la mezcla entre tu estilo, el de $kyhook y el de Pedro? ¿Por qué funcionan tan bien?
Conocí la música de Pedro por un canal de YouTube que se llamaba El último Plan B y se lo pasé a $kyhook de una. Era como tener un hermano perdido en Sevilla en cuanto a referencias del que nunca habíamos oído hablar. Pablo contactó con él y empezaron a colaborar y el resto es historia ya. Pedro es una persona superdotada haciendo música, igual que $kyhook. Es súper natural cuando trabajamos juntos, sale solo. Me gusta siempre juntarme con los dos y aunque les saco 4 años no paro de aprender, es una suerte trabajar con ellos.
Conducción de madrugada, roadtrips entre neones y exteriores industriales son algunas de los paisajes predominantes en los videoclips. ¿Cómo construisteis el imaginario visual de vuestro proyecto y a qué se debe?
Uno de los momentos en los que más disfruto escuchando música es de noche conduciendo por una ciudad vacía pensando en mis cosas, así que involuntariamente cuando me pongo a escribir el plano mental en el que me sitúo es ese: neones, vapor, entornos industriales pesados, carreras y drifting, anime de los noventa, estética sureña de los Estados Unidos (y alguna cosita más) es lo que queríamos plasmar en el acompañamiento visual.
Es lo que siempre hemos intentado buscar, pero gracias a nuestra gente de Gran Canaria, J. Tilouni y Maker Fly, directores de video y fotografía, conseguimos plasmarlo en esta entrega. Personalmente estoy súper contento, amor infinito para ellos y el resto de gente que nos ayudó de una forma u otra.
Algo que os destaca es precisamente la falta de miedo a la hora de reconocer vuestras influencias. Ocurre en Shadows of Canada hacia Boards of Canada, pero también en Black respecto al estribillo de Hi Bich de Bhad Bhabie y más que podríamos nombrar. ¿Pensáis primero en el guiño que queréis llevar a cabo, o surge a posteriori de forma natural?
Cero reparos en reconocer mis influencias. Disfruto mucho cuando alguien me da las gracias porque le ha flipado tal libro o tal anime que nombro en un tema. Si puedo acercar a la gente a ellas creo que entenderán mejor nuestra música.
En cuanto a si lo hacemos premeditadamente o no, depende mucho de la canción. Hay veces que decidimos samplear algo, o yo voy con una rima en la que hago el “Yeah, hoe” mítico de Juicy J, y ya cambia el estado mental de todo el proceso en el estudio. Muchas veces son chispazos en los que caemos y que si vemos que quedan bien tiramos para adelante sin ningún miedo.
Es palpable la influencia del sonido del trap sureño de ciudades como Atlanta. Sin embargo, Zaragoza ha sido uno de los epicentros de la música hip hop en España desde los inicios. ¿Dónde crees que se puede percibir cada una de estas influencias en vuestro sonido?
Es indudable que cuando empecé a escuchar rap lo que más consumía era Doble V y gente de mi ciudad como Fuck Tha Posse, Grossomodo… Y seguro pillé referencias en mis inicios. Pero. con sinceridad, actualmente la forma más dura de tirarme ciertos rapeos es lo único que queda o me ha influenciado de mi ciudad. Nunca he creído que la gente que oyese mi música solo o con $kyhook pudiera pensar que soy de Zaragoza. Eso lo dejo a la interpretación de quien me oye, no te sabría decir yo a que nivel estoy influenciado objetivamente.
¿Cómo ha evolucionado la leyenda de Zaragoza como alma mater del hip hop desde entonces? ¿Crees que sigue latente?
Es indudable que Zaragoza siempre ha tenido como un halo de cuna del hip hop en español, de ser una ciudad muy cruda a nivel de raperos y sonido. Sales fuera de la ciudad y la gente le tiene cariño por lo que significó, con gente como Kase.O o Rapsus Klei, con los festivales de Zaragoza Ciudad trayendo a Guru o a toda la Wu Tang en el 2007, creo recordar.
No obstante, todo eso se esfumó hace 13 años. Me da bastante lástima lo que pudo ser Zaragoza y nunca fue, soy bastante crítico con lo que ha sido la ciudad y su escena. Quien tuvo posibilidades estando arriba no dio relevo y visibilidad a la gente que venía detrás como si ha pasado en otras ciudades. Hubo mentalidad muy de pueblo y eso pesa mucho, incluso hoy en día. Zaragoza se quedó muy muy atrás en el salto de sonido que hubo hace como 7 años. Las nuevas generaciones tienen la mente abierta y vienen fuertes, me gusta ver los brotes verdes y la ambición en la cara de la gente. De todas formas, veremos cómo evoluciona la cosa.
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