Ria Ekin es uno de los seudónimos bajo los que se esconde Albert Zaragoza Gas, quien decide comenzar el proyecto tras ser invitado a formar parte del Redbull Bass Camp Madrid en 2013. Con más de cinco referencias y numerosas colaboraciones a sus espaldas, Ria Ekin ha funcionando como pieza clave para entender las conexiones que existen entre universos dispares como el footwork, el juke, el folclore español y la electrónica de club en general.
Desde la trinchera digital, el artista ha generado a lo largo de estos años una obra tan sólida como variada, conformando un imaginario único y diferenciador con trabajos como La pasión (2016), Quicksilver (2019, Pedicure Records) y el icónico álbum Nuevas bulerías (2016, Iberian Juke). Alergia, su nuevo EP, editado por el joven sello barcelonés Prinzedom Records, es una alegoría visceral de la actualidad que nos muestra una faceta completamente nueva del autor: un resumen sonoro de la dictadura tecnológica y de la hipermodernidad, inhumana y contaminante. Sus seis tracks se resumen como “Un grito de desesperación ante el constante acoso mediante control mental y adoctrinamiento que ejecuta el poder global y el retrato de la sociedad distópica a la cual nos dirigimos: esquizofrénica y dependiente de psicofármacos.”
Desde que comenzaste el proyecto en 2013, tu música ha ido evolucionando por múltiples derroteros. Si bien trabajos como Nuevas bulerías (2016) o tus primeras referencias beben del footwork de Chicago mezclado con influencias patrias como la rumba o el flamenco más dirigidos hacia la pista de baile, en La pasión (2017) comenzamos a ver un nivel de experimentación con mayor peso conceptual que introduce elementos de rave o hard techno y que nos llevan a Alergia. ¿Qué nos podrías contar de todo este proceso?
Allá por 2013 saqué mi primer disco en Dis Magazine, un medio digital de Nueva York. Presentamos una instalación online interactiva donde se puede escuchar, en la que me ayudaron Carlos Sáez y Alan Schaffer, que fueron los que montaron la web. Fue publicado en un sello que cerró, Interscape, pero que por aquel entonces había publicado a gente como DJ Paypal, Karmelloz, o Traxxman, entre otros. El trabajo tuvo muy buena acogida en Estados Unidos, reseñado en la recientemente clausurada Tiny Mixtapes, varios mixtapes y podcasts se hicieron eco del álbum; tuvo bastante repercusión. Desde aquel entonces, Ria Ekin ha ido evolucionando en internet.
Un disco al cual tengo mucho cariño es Quicksilver, que salió el año pasado con Pedicure Records, un netlabel con presencia exclusivamente en internet, con música excitante y con una estética post-internet que ha sido referencia desde 2015. Por lo que respecta a La pasión, quise llevar las marchas de cornetas y tambores al terreno de la electrónica, y ahora Califato 3/4 han dado un paso más allá. Ese release era, de algún modo, una continuación de Nuevas bulerías, salió la Semana Santa de 2017 con un especial en Tiu; era como un apéndice del anterior trabajo.
¿Y de los títulos anteriores a este nuevo álbum?
En un principio, Alergia no iba a salir bajo el nombre de Ria Ekin. Al ser tan diferente a todo lo anterior, me había planteado crear otro proyecto, completamente al margen, porque no me encajaba.
¿Qué te hizo cambiar de opinión?
Fue en el programa de radio de Dublab, en Barcelona, en un pique amistoso de productores que hice con Serohka antes de irnos de gira a China, que puse el tema de Alergia y llamó la atención. Fue cuando volví a Barcelona hablando de las carreras de músicos que hacen cosas completamente diferentes en sus trabajos –como Frank Zappa–, la capacidad de cambiar de registro, esos giros de volante inesperados, cuando se me encendió la bombilla. Y bueno, debido a que también me daba un poco de pereza tener que volver a crear un proyecto nuevo, decidí publicarlo como Ria Ekin. Podría parecer que está metido con calzador, pero en Luce en tu cara morena hay una esencia que pueda ser reconocible en Alergia.
“Este disco es un grito de angustia en contra del transhumanismo, de la eugenesia, del totalitarismo tipo Huxley, de la granja humana, la neo-servidumbre, la deriva Hobbesiana de las relaciones humanas y, así en general, a los mitos de la modernidad.”
Este nuevo álbum reduce de forma exponencial los tracks melódicos centrándose en ritmos mucho más agresivos y minimalistas. ¿Qué senderos te han llevado hasta aquí?
Este disco lo compuse después de un viaje a Berlín el año pasado. Durante esa época estaba escuchando mucha música de PAN, BCAA System, Noton, Sexes, Unknown Precept o Gabber Eleganza. Fui a visitar a un amigo y me empapé un poco del espíritu berlinés. Cuando regresé, durante la semana siguiente, quise intentar vomitar lo que había sentido durante el viaje. Si te paras a pensar, Berlín es una ciudad muy triste, sientes la ruina de la guerra por donde vayas. Estás en el escenario de la novela gore que fue el siglo XX cuya obra de arte más significativa, según quinientos expertos, es un asqueroso urinario bocabajo.
Es una ciudad gris a pesar de que se esfuerza en parecer alegre; hay mucha droga, demasiada, y es un poco sospechoso –el suministro de droga es colosal y da la sensación como que de algún modo está suministrado o permitido desde las altas esferas. Hay mucha gente alcohólica en la calle, de todas las edades, la cerveza es muy barata. Y a pesar de todo, se percibe una sensación de desconfianza, de individualismo extremo, de sospecha del otro –supongo que es la cicatriz de la STASI y de las SS. Eso ha tenido que fermentar de alguna manera en el sentir popular.
Razón no te falta…
Eso hace que la música en Berlín sea oscura, tenebrosa, atormentada, deshumanizada. Esa percepción de la estética de la máquina, que es pensamiento Hegeliano, un grado de patología mental que lleva al culto de la máquina y el artilugio y concibe el ser humano como imperfecto y limitado, pequeña alimaña que solo tiene valor como parte del engranaje de un sistema todopoderoso. Toda esa maraña de ideas que habían surgido en mí tras la visita a Berlín estaban revueltas a la hora de crear Alergia. Sentí la necesidad de crear algo ultramecanizado y brutal, al estilo alemán, para parodiar de alguna manera esa estética industrialista, intentando hacerla propia y llevarla al extremo. 
Este disco es un grito de angustia en contra del transhumanismo, de la eugenesia, del totalitarismo tipo Huxley, de la granja humana, la neo-servidumbre, la deriva Hobbesiana de las relaciones humanas y, así en general, a los mitos de la modernidad. Y como sé que con esa estética industrial se están promocionando esas maniobras de ingeniería social, he querido contestar con la misma herramienta.
Guíanos un poco por algunos de los temas que componen Alergia.
Vierten Raum es una crítica a la Unión Europea –viene de ‘Lebensraum’ (hábitat) y ‘Viertes Reich’ (cuarto Reich). Alergia es básicamente lo que me produce toda la basura de los cyborgs y sus cacharritos intravenosos. Hater, pues básicamente es la actitud a tomar para hacer frente a la avalancha de frivolidades que van a estar constantemente tratando de inocular, ya sea explícitamente o implícitamente. Y Biohazard es básicamente el Coronaviurs, una forma de hacer referencia a las amenazas biológicas que pueden ser usadas para el control poblacional –pero no es solo la bacteriológica o vírica, también al nivel genético. Hay una amenaza para el mismo genoma de todos los seres vivos del planeta, la situación genera ansiedad, y toda la brutalidad del disco va dedicada a ella.
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Ria Ekin ha sido un fenómeno más nacido y criado en la red que en los clubs o los directos. En 2019 pudimos verte en el Festival Seco y recientemente has girado en China junto a BSN Posse. ¿Cuál es la reflexión existente detrás de tan pocas apariciones públicas? ¿Ves difícil encontrar espacio para desarrollar un proyecto así en directo?
No conozco el mundo del clubbing nacional ni el de la programación. Me es indiferente, yo me dedico a trabajar, a producir música, y a vivir la vida. La música, para mí, el arte en general, es una forma de vida, es un camino de auto-mejora. Siempre repito lo mismo: el tema es que no hago música para que me programen. En cierto modo, son todo casualidades que se van sucediendo y que van tomando forma, como oportunidades que surgen en el camino y que de algún modo me obligan, o me exigen, a  superarme.
Por ejemplo, con el Festival Seco, me llamaron porque escucharon mi música casualmente. De repente, el tema de Nuevas bulerías es usado para promocionar el festival porque tenía relación con la cultura del Poble Sec. Si me llaman como en el Festival Seco, o en China recientemente, intento dar lo máximo de mí, porque creo que si me han llamado no es porque yo haya hecho promoción sino porque algo quiere que así sea, algo que yo no puedo controlar que me dirige en una dirección y sé que tengo que dar el máximo posible. Ensayo el set y hago temas para el bolo, me vuelco al completo e intento hacer todo lo que esté en mi mano para que salga genial.
En tu directo en el Seco pudimos ver una especie de remixes entre varias de tus producciones donde se le da mucha importancia, sobre todo, al uso de percusión live. ¿Cómo tienes pensado llevar este nuevo trabajo al escenario? ¿En qué tipo de contextos te gustaría desarrollarlo?
En el Seco preparé un set con un toque aflamencado, andalusí, todo temas originales bootlegs hechos por mí y acompañado con un pad de percusión Yamaha para darle más ritmo y fluidez al espectáculo. La gente que lo vio me felicitó, me dijeron que les había sorprendido mucho. Por lo que respecta a cómo tengo pensado llevar este trabajo al escenario, todavía no me lo he planteado, es posible que sea mediante un DJ set con la Yamaha pero con otra selección de tracks, quizás algún edit de Nuevas bulerías, algún tema reconocible. No sé, algo así, ¿no?
Podríamos encajar Alergia dentro de la nueva ola de artistas que promueven nuevas formas de club rompiendo con la manera tradicional de entender estos espacios. Podríamos establecer conexiones entre el sonido de este EP y de producciones que vienen curiosamente de China, de sellos como Genome 6.66, Svbkvlt, con artistas como Tzusing, 33Emybw, Osheyack, etc.
Sí, todos esos sellos chinos que dices –Genome 6.66 y Rui Ho, Svbkvlt, 33Embybw–, todo ese movimiento, es influencia de Alergia, evidentemente. Los sigo de hace tiempo, desde sus inicios. Curiosamente, cuando fuimos a China con Iberian Juke, actuamos en el club All de Shanghai, que es donde suelen hacer las fiestas esa gente. Fue una pasada porque en medio del set me salí del juke y comencé a poner temas del último disco de 33Emybw, mi tema de Taichi Shenzhen –que por sí solo tiene su batallita providencial también–, y solté Alergia en plan desbordado, y noté como al público le movía esa tralla. Al final de la sesión, el promotor, ZinYan, me comentó que a la gente le había gustado esa vertiente más dark techno de Alergia –sabía que tocar ese sonido en China era jugar en casa.
“Considero que lo cultural no debería de pasar por los cauces oficiales ni estatales, lo realmente liberatorio es crear esas realidades paralelas a la oficialidad.”
Algunas de tus referencias más celebradas se han publicado bajo el paraguas del colectivo Iberian Juke, donde encontramos a productores como BSN Posse, Rumbler o Daddy Panda. ¿Cómo se produjo el cruce de caminos con ellos y qué puedes contarnos de esa experiencia?
Por internet; Ria Ekin es un proyecto que se ha movido siempre por esos derroteros. Tomé contacto con Iberian Juke en 2015. Previamente había asistido a una fiesta que organizaron en el Niu de Barcelona; allá estaba Pablo Rumbler –creo que fue en 2012. Mi interés por el juke era reciente, precisamente ese año actué en el Sónar con Lenticular Clouds. Cuando terminé de actuar, me dirigí a la plaza del MACBA donde actuó DJ Rashad, esa sesión me encandiló, cambió la manera que tenía de entender la rítmica, las sincopas, los tresillos… todo tan rápido, tan revolucionario. Me quedé impresionado e investigué sobre el juke.
Me sumé a grupos de Facebook para informarme de los artistas y novedades del género y acabé en un grupo que se llamaba Iberian Juke, que en 2015 pedían participar a productores nacionales en una compilación de juke. Le mandé un tema a Kike de BSN Posse, les gustó, y desde entonces he ido participando del sello. Era muy incentivador porque todo se gestionaba mediante un grupo de Facebook, de tú a tú; sí que estaban Perez y Kike, principalmente, que hicieron un trabajo excelente de edición de discos, y Serohka con el mastering. Lo genial es que todo se hizo con compañerismo y se han lanzado referencias de repercusión mundial como Stayhigh, BSN Posse o Pablo Dread. En breves volverá Iberian Juke con un recopilatorio para celebrar el quinto aniversario del sello.
¿Crees que son necesarios más espacios de resilencia dentro de la escena club al igual que existen en el underground de otras escenas más guitarreras que permitan que la electrónica tenga también un espacio más allá del club tradicional, la disco o los festivales?
La discoteca y el club con conceptos que están desapareciendo a gran velocidad; lo de tradicional lo entendemos como una tradición de cuarenta años porque anteriormente esas instalaciones arquitectónicas no existían o no estaban popularizadas. El fenómeno de discoteca se da en una época muy concreta y responde a un contexto sociológico y demográfico determinado. También geopolítico porque es la época de gran avance del modelo occidental y la caída del telón de acero; se expande en Europa durante la década de los 90. En España entra fuerte en Ibiza y en el litoral mediterráneo también en cierta medida por la reestructuración del modelo económico español, que pasa a centrarse en el turismo y el sector servicios tras el desmantelamiento industrial exigido por la Unión Europea.
Lo que ahora estamos observando es que las discotecas como tal están en peligro de extinción, las grandes salas han desaparecido y la tendencia es a que se reduzcan debido a su escasa rentabilidad. Y la respuesta es porque no hay público, demográficamente. Europa está fatal, no hay gente joven, y la gente joven que existe no tiene los mismos hábitos de ocio que hace veinte años. Ahora es todo más hogareño y digital, se centra en el aislamiento del individuo mediante contenidos de consumo en dispositivos individuales; en cierta manera, la fiesta en club y discotecas tenía una vertiente subversiva al hacer que desconocidos participaran y se interrelacionaran.
Por lo que respecta al punk, yo que he tocado en grupos punk y tengo muchos amigos con bandas de punk como Aznar Youth, que son mis colegas cercanos, te digo que la escena no necesita que vengan discotecas o clubs a programarla, los grupos mismos se montan los bolos y los festivales, al menos aquí en Alicante. Yo con mi grupo tocábamos a comienzos de los 2000 en casas okupas, eran espacios auto-creados. Considero que lo cultural no debería de pasar por los cauces oficiales ni estatales, lo realmente liberatorio es crear esas realidades paralelas a la oficialidad.
¿Cómo sería tu escenario ideal?
Cualquiera. Te puedo decir el escenario mínimo: necesito que tenga corriente eléctrica porque el equipo que tengo exige alimentación por cable; necesito que haya un equipo de sonido PA, que suene bien a ser posible, una mesa para colocar las cosas y nada más.
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Como artista gráfico has realizado varias de tus portadas para Ria Ekin. Esta faceta tuya gana mucho más peso en otro de tus proyectos como Lenticular Clouds, con el que actuaste en el Mira en 2017. ¿Qué importancia tiene lo visual en tus creaciones y cómo haces para diferenciar tus alter egos a la hora de enfrentarte a un nuevo proyecto?
Siempre he dicho que lo visual es fundamental para acompañar cualquier trabajo sonoro; es una parte más del trabajo de publicar música. Para ello me he formado, he investigado y he hecho obras plásticas, la finalidad siempre ha sido aplicarlas a los proyectos visuales. También he tenido la suerte de que siempre he contado con genios que me han ayudado con la gráfica, como Eme Rock, que hizo la portada de Nuevas bulerías, o Andreu Serra, que hizo la porta de La pasión. Es una suerte que hayan colaborado con el proyecto gente de tanto talento.
La diferencia entre los proyectos es conceptual, y por lo tanto estética, ya que cada concepto tiene su estética que encaja, tanto en lo sonoro como en lo visual. Lenticular Clouds es un proyecto enfocado a lo espiritual, a lo místico, y la estética es más experimental, buscando la trascendencia y lo extraño; es un proyecto introspectivo en ese aspecto. Ria Ekin es un proyecto más de calle, más de tendencias que se llevan, y es por tanto una estética más extrovertida, de cara a los demás. No intento inventar un sonido propio sino, de algún modo, replicar estilos y géneros ya existentes, haciéndolo desde mi tamiz personal –eso es inevitable–, pero de algún modo siguiendo un poco la estela de los demás.
Para acabar, dinos algo a lo que tengas alergia. 
Al plástico. Bueno, a un plástico en concreto. De pequeño me regalaron un muñeco con un plástico que llevaba algún tóxico, se me hincharon las manos, una inflamación, por suerte creo que ese tóxico se retiró del mercado porque nunca  más me ha vuelto a suceder una situación así.
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