La sociedad católica y conservadora de Paraguay ha despertado en
Regina Rivas las ganas de lucha, reivindicación, empoderamiento femenino, y de formar parte del relato oficial. Que no te engañen la flora tropical, los colores vivos, o sus dos gatitos –Nina y Otto– transformados en otros gatos; la ilustradora tiene claro que hay que acabar con el tabú del sexo, con los planteamientos que convierten a las mujeres en putas y a los hombres en triunfadores según su número de parejas; en definitiva, con el sistema. Y como lo hace de forma bonita y alegre pero a la vez muy explícita, es difícil no generar conversaciones y debates a su alrededor. Hoy, tenemos uno con ella.