Siempre he sido una niña de artes. He estudiado arte dramático, doblaje, he tocado instrumentos y también dibujaba de pequeña. Pero nunca me he imaginado dedicándome a otra cosa que no fuera la música. De hecho, uno de los mayores puntos de inflexión en mi vida, fue algo que me sucedió con 19 años y que hizo que me diera cuenta de que o hacía música o no quería otra cosa. Estaba a la vez en una escuela de modelos, en otra de doblaje, en la uni, en el gym, en yoga y sacándome el C2 de inglés. Mil cosas que supuestamente 'tenían más salidas' que la música. Me daba mucho miedo reconocer delante de mi familia que quería hacer música por culpa de los estereotipos de que 'eso son fantasías' o que 'no es un trabajo serio', y simplemente, un día yendo a la facultad, sin esperarlo, me dio mi primer ataque de pánico; desde ahí estuve meses con un cuadro de ansiedad muy fuerte (despersonalización, ahogos, hormigueos, etc). Me di cuenta de que no era feliz. Dejé todo salvo la uni, el yoga y el gym. Empecé a tomarme la música en serio, y poco a poco fui encontrando la paz hasta que me curé. A día de hoy no he vuelto a tener más cuadros de ansiedad. El año pasado fui a una escuela de arte dramático y también disfruté mucho de ese aprendizaje, aunque lo tuve que dejar porque no daba abasto para compaginarlo con la música. ¿Que preferiría haber estudiado eso hace años, en vez de mi carrera? Sí. Y también preferiría haber empezado a tomarme la música en serio antes, saber tocar bien el piano y mil cosas, pero es que al final somos lo que somos por las decisiones que tomamos, así que es lo que hay.