Tras graduarse en Madrid, el joven diseñador decidió lanzarse a la aventura con su marca homónima,
Peter Sposito 1991. Sus reflexiones son la base de sus creaciones, aborrece la monotonía, y manipula lo cotidiano para darle nuevas formas con las que sorprender. Afirma que hace lo que hace para agradarse a sí mismo, aunque el mensaje tras sus colecciones acostumbra a ser de humanidad, empatía y proximidad con los demás pero, sobre todo, de aceptación. Hablamos con él sobre la imperfección de las personas y del sistema, de sentimientos y de sus futuros retos creativos.