Como bien dice Paula Bonet, La anguila son dos anguilas, una novela publicada por Anagrama y una exposición ubicada en el Centre Cultural La Nau, Valencia. “Y tú ves la exposición y no sabes que existe una novela y lees la novela y no sabes que existe una exposición.” Pero para la autora ha sido necesario trabajar al mismo tiempo estas dos materializaciones del proyecto, que es carne, que está vivo, que palpita y que se escurre. Paula escribe sobre Paula, una estudiante de Bellas Artes que huye a Chile en un gesto (in)voluntario de salvación y que acaba convirtiéndose en un gesto (in)voluntario de sanación. Escondidas entre los episodios vitales de la protagonista, nos topamos con las cartas de Juanita y Alfonso, los amados abuelos de la propia artista, que funcionan como un faro que decide dónde quiere iluminar. La anguila es una reconciliación con la experiencia, un libro de recetas para amantes de las bellas artes, una carta de amor a una abuela, una denuncia a un sistema que protege al agresor, una reivindicación hacia la belleza de lo repugnante, una mecedora de diminutos cuerpos sin vida, y todo lo que tú, como lector, decidas ver en ella.
Aunque sea una novela de ficción, hay verdad, hay experiencia, y por lo tanto, hay dolor. Pero es un dolor de sanación y de posterior serenidad. Un escozor producido por la desculpabilización y la revelación de que los cuerpos de las mujeres son usados como campos de batallas de guerras que no les corresponden.