Pascual Rodríguez pinta porque quiere, porque le gusta, y porque lo siente. No considera que sus cuadros sean reivindicativos, o al menos no pinta para hacer política. Sin embargo, sus retratos de chicos guapos (hay para todos los gustos, desde twinks hasta jocks) y escenas homoeróticas, en los que además predomina el rosa, sí que tienen algo de subversivo. Y él, que huye de ‘lo que hay que hacer’, lo correcto, o lo esperado, también. Hablamos con Pascual sobre el ideal masculino, sus modelos, y planes de futuro.