La ruptura del status quo, la injusticia y la franqueza confluyen en la música (y en el discurso) de Palo G, cuyas letras empoderadas beben de la opresión y el desahogo. “Soy una Gentlewoman de Marbella que vive en Berlín, y mi propósito es crear buena música y contra mi historia a través de ella”, comenta la andaluza, para quien la benevolencia y la búsqueda de la equidad son dos pilares fundamentales en su obra. Ahora presenta Memorias, su canción más sincera hasta la fecha. “Estoy lista para cambiar las cosas”, nos comenta.
Le canta al patriarcado, a la ignorancia y a la masculinidad tóxica que marcaron su adolescencia, combatiéndolos con melodías pegadizas que hacen del amor propio y hacia los demás, el mejor antídoto frente al odio. Soñaba con ser chef, y acabó en la música por “obligación moral”. Y es que sus versos encierran un sinfín de historias personales, luchas internas y reacciones ante un sistema opresor que ahoga nuestra esencia y silencia nuestros deseos con demasiada frecuencia.

Palo G ha logrado romper con la imagen estereotipada que se tiene del rap, a la que ella misma se refiere como una combinación de “drugs, money & bitches”. Abierta de mente y decidida a cuestionárselo todo, Memorias abre un nuevo capítulo en su carrera. “Este es el inicio de un movimiento, y no veo la hora de verlo culminar”.
De Marbella a Berlín, y del reggaetón a las palmas flamencas. En tu música confluyen diferentes géneros, influencias y elementos resultado de tus experiencias vitales. ¿Cómo definirías tu sonido?
El reggaetón es justo lo contrario de mi sonido e influencia, contradictorio a lo que mi nueva canción Memorias pueda parecer. Me gusta el groove, la música en vivo, el hip-hop (sobre todo el de los ochenta), los beats no cuantizados, el jazz, Rhapsody in Blue, compositores italianos de bandas sonoras que te transportan a veranos azules en terrazas verdes, voces de mujeres olvidadas como Chavela, Janis, Sister Rosetta Tharpe, y composiciones de genias como Hazel Scott.
Mi sonido es infinito, vintage y moderno, auténtico y ajustado al oído del presente, ya que hemos exprimido al máximo tantos géneros gloriosos de música que a veces siento que hoy en día, crear algo nuevo significa acudir a sonidos más electrónicos y agresivos. Por lo tanto, me veo obligada de un modo vocacional a rememorar música eterna y fusionarla con mi esencia. En Memorias utilizo una percusión con ritmo clásico del reggaetón, pues es un sonido muy marcado en mi juventud en España. Un sonido del que quise escapar pero que, aunque lo negase, ahí estaba.
¿Siempre tuviste claro que acabaría dedicándote a la música? ¿Ha supuesto ésta una forma de evasión, liberación o empoderamiento?
No, siempre he sido soñadora y quise hacer mil cosas. Mi primer sueño fue ser chef. Más adelante, a los 15 empecé a pinchar, y ahí comencé a darme cuenta de mis cualidades, y sobre todo, de la versatilidad musical que sentía. Definitivamente, el decidir ser artista fue más que música, vocación; y casi diría que obligación moral. Evasión de la sociedad, liberación de mi palabra, empoderamiento al ver la semilla crecer.
“Imma fly high, I don’t need money, 'cause I got my grooves and my homies”, entonas en Purple Bra, tu primer single lanzado en 2017. Toda una declaración de intenciones que acabaría desembocando en temas rítmicos muy pegadizos. ¿Qué supuso este tema para ti? ¿En qué momento vital te encontrabas?
Me hace mucha gracia que me preguntes esto. Esa canción empezó como diversión tras conocer a mi gran amigo Max (Maxelll), productor de Purple Bra y de la gran parte de mi repertorio. Desde el principio quise romper con el estereotipo del rap: drugs, money & bitches. Esta canción supuso mi gran 'salida'. A quien no supiese que soy homosexual, le quedaría bastante claro. Es mi canción más rebelde y presenta a una Palo G muy inocente. Purple Bra nació antes que la Gentlewoman.
¿Ya vivías en Berlín por aquel entonces? ¿Qué te llevó a la capital alemana?
Justo fue el año que me mudé a Berlín a estudiar. Qué te voy a decir… Soy demasiado benevolente y una vez entendí cómo funcionaba el mundo de la música y la fama, me sentí obligada a interrumpir el status quo.
Cada ciudad tiene una manera propia de sentir y vivir la música. Hay lugares en los que las calles tienen un sonido particular, marcado por las actuaciones en vivo a plena luz del día. Otras reservan las melodías para espacios más íntimos y privados. ¿Cómo es la escena musical berlinesa, y qué diferencias percibes respecto a la española?
Berlín es una ciudad terremoto. Lo que quieras lo encuentras, es decir, no hay límites (solo burocráticos). Supongo que esto me ha influenciado en mi sonido. Aunque Berlín sea conocida como la capital del techno, a mí esa realidad me alejó aún más de la música electrónica y me abrió las puertas al jazz en vivo. Estoy enamorada del Berlín del oeste, de su elegancia mezclada con su arquitectura turbulenta, de bares escondidos tras puertas que parecen la entrada a Mordor, de las historias de gente que vivió durante los tiempos de la República Democrática Alemana y la revolucionaria caída del muro. Acontecimientos que marcan su influencia en la libertad de expresión.
Un año después de tu debut musical, lanzaste Real Vibes. Un tema acompañado de un videoclip en el que te vemos rapeando mientras cenas en familia o disparas con una escopeta. ¿Qué recuerdo guardas de tu infancia? ¿Qué vibraciones sientes cuando miras al pasado?
Muchos. Buenos, el cariño de mi familia, la comida y las paellas de los domingos, mis amigas, los recreos de una hora y cuarenta y cinco minutos, la calidad de vida, los sitios bonitos, las rutinas, las fiestas, los veranos, etc. Y malos, la tradición, el patriarca, el castigo, la ignorancia, el odio político, la poca curiosidad, el “algo habrás hecho”, el “mejor no lo cuentes” o “las cosas han sido siempre así”… La injusticia.
En Analogue Love pareces desahogarte entre la fuerza de los versos y la calma de los interludios, mientras en tu colaboración con Moho Jojo, Se Siente Caliente, el español entra en escena acompañado de un marcado ritmo latino. ¿Te sientes más cómoda cantando en inglés o en castellano?
Los utilizo con objetivos diferentes. Encuentro el inglés más versátil para escribir hooks, pero con el español se me va de las manos el lápiz cuando describo emociones o lanzo mensajes con doble sentido. Mucha poesía que contar.
“Lo que diga la gente, se te pega en la mente”, cantas en este último single. Y creo que éste es un sentimiento compartido por la sociedad en su conjunto. Las opiniones ajenas, los comentarios de terceros o el qué dirán parecen estar demasiado presentes en nuestro día a día. ¿Has tenido que lidiar con muchos prejuicios a lo largo de tu vida?
Sí, pero una vez que ignoras los prejuicios y te empoderas, te respetan. Lo que pasa es que nos enseñan a no revelarnos y a no ser uno mismo, porque si no te vuelves poderoso. Seamos poderosos, digo yo.
A veces nosotros mismos somos nuestros peores enemigos. Tú misma reconoces haberte visto sobrepasada por las inseguridades en ocasiones. ¿Has hecho de la música un refugio seguro en cierto sentido?
Absolutamente. Es una mezcla de refugio y arma.
Ahora estrenas Memorias, a la que te refieres como “la canción más sincera de tu repertorio”. Y en ella pareces recordarte a ti misma la importancia de ser una misma. “Llámame lo que quieras, yo sé quien soy y a donde voy”, nos narras en el tema. ¿Abre este single un nuevo capítulo en tu carrera?
Cuando empecé, quise demostrar que a pesar de las dificultades sociales, yo era feliz siendo quien soy. Esta frase es cierta por una parte, pero no elude el sufrimiento y el trauma. Estoy lista, en todo sentido. Estoy lista para ser 100% auténtica, vulnerable, sincera y respetuosa. Estoy lista para cambiar las cosas. Estoy lista para reconocer que soy privilegiada y que por esto cargo con una responsabilidad mayor, pero que también he sido oprimida y merezco desahogarme.
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Reconoces que el proceso de materialización de este tema no ha sido fácil. Y es que te propones desvelarnos “de dónde viene toda esa franqueza”, lo que implica sumergirse en recuerdos que no siempre resultan agradables. ¿Qué nos puedes contar acerca del proceso creativo de Memorias? ¿Has revivido alguna experiencia traumática para superarla a través de la música?
Creo que cada canción que escribo nace de alguna injusticia, del presente o de mi pasado. La franqueza es necesaria, sobre todo en el arte. Las memorias son muy importantes, y al haber revivido experiencias traumáticas en relación con mi sexo o mi identidad, me he dado cuenta del dolor que sigue existiendo y de lo mucho que me ayuda el hablarlo. “Tal vez si las repito se me sueltan” canto en Memorias.
Queer no binaria y autora de música ecléctica y controversial. Así te presentas al mundo, ahora que pareces haber emprendido una nueva etapa en tu trayectoria marcada por la honestidad. Y actúas bajo el pseudónimo de The Gentlewoman. ¿Está la música realmente preparada para que cada uno se exprese tal y como es? ¿Y la sociedad?
Si no lo está, aquí estoy yo para romper con el status quo. Depende de quién cuenta la historia, el oyente está más o menos preparado. Ya es hora de que cambien las reglas del juego.
Memorias es un recorrido en mayúsculas por tu vida. Desde insultos como "marimacho" hasta la vida dentro del armario, pasando por la necesidad de fingir o el descubrimiento de la propia identidad. Y concluyes confesando “ser ahora fuerte como el hierro”. ¿Con qué nos sorprenderá Palo G en un futuro cercano?
Me comprometo a representar a todo el oprimido y a luchar contra el opresor. Este es el inicio de un movimiento, y no veo la hora de verlo culminar. Estoy colaborando con una discográfica de Berlín llamada Nonostar Records en un EP mas live/acústico, y me siento muy cómoda trabajando con un equipo tan abierto a mis ideas y tan comprensivo. Sin duda, seguiré con mi trayectoria actual desarrollando el concepto de 'Gentlewoman', el cual me encantaría finalizar con un álbum épico.
¿Qué mensaje te gustaría lanzarle al mundo?
Disfrutar de lo bueno sin dejar de cuestionar el status quo. Estar abiertos y preparados para recibir nuevos conocimientos. Dejar el odio a lo desconocido. Hedonismo consciente. Menos plástico y más amor.