Cuando has trasladado una experiencia propia al papel, el resultado es lo único que importa. Al lector no tiene por qué interesarle que la historia sea real o fruto de la imaginación del autor. Lo único que el lector valorará es si la historia le ha interesado, si las tramas fluyen, si está bien escrita, si los personajes son complejos y están bien construidos, si le ha hecho sentir, si ha aprendido o reflexionado mientras leía…
Coincido con Roland Barthes en que hay que acercarse al texto desde una perspectiva formal, de lo contrario lo más probable es que no vaya a funcionar, si no es como un mero diario personal.
La decisión de escribir Mientras pudimos desde la perspectiva de Eve, y no desde la mía, me alejó automáticamente del terreno autobiográfico. Contemplar la vida a través de los ojos de alguien tan diferente a mí ha sido un verdadero reto.