Sergio de Lázaro y Verónica Abián Santamaría conforman los rostros visibles de Otrura, la firma madrileña que está arrasando en el panorama de la moda española. Y es que parecen formar el tándem perfecto, ya que él ha trabajado en casas de la alta costura internacionales y ella con su propia agencia de marketing. Reinterpretan la visión rítmica de la moda, entendiendo que esta debería ir acorde al de la sociedad actual. Por ello, lo suyo va de movimientos, del devenir orgánico de la estética y su longevidad. En 2016, cuando empezaron, les llamaban locos; ahora visionarios.
Si tuvieseis que describir Otrura, ¿cómo lo haríais? ¿De dónde surge el nombre?
Desde el principio supimos que no queríamos utilizar ningún nombre propio, buscábamos construir una ‘casa’ grande donde el equipo y las personas se sintiesen en un proyecto mutuo. Ese fue el camino que nos llevó al final a decantarnos por llamarla Otrura. Una casa de moda contemporánea, que bebe de los oficios y aprende de las nuevas tecnologías, para crear piezas que ilusionen a las personas, que las vivan para desarrollar su propia individualidad y personalidad.
Tanto a Verónica como a mí nos encanta jugar con la etimología, raíces, gramática, y un día surgió la unión entre la palabra castellana ‘otrora’ –en otro tiempo– y ‘costura’. Así creamos Otrura, como ‘otra costura’ u ‘otra mesura’, que cómo decíamos antes, se basa en los oficios, pero busca avanzar y contemporizarlos.
Presentasteis la marca al público hará 5 años, ¿cómo ha evolucionado durante ese tiempo? ¿Y cómo empezasteis?
Hace ya 7 años que decidimos dedicarnos a nuestra pasión. Yo me había dedicado toda mi vida laboral al retail y, sobre todo, al lujo, y Verónica había estado en departamentos y dirigiendo proyectos de marketing y branding. Los dos sentíamos que era el momento de crear algo a otro ritmo, una casa de moda global, que no ponga el foco en si es costura, marroquinería o muebles, sino en una forma de entender la creación y a las personas.
Empezamos muy pequeños, con una primera colección de calzado masculino y poco a poco, según hemos ido encontrando y agregando talleres con diferente saber hacer, hemos ido ampliando nuestra arquitectura de producto.
Llamáis a vuestras colecciones movimientos y buscáis que engloben una misma temática anual, cosa que suele ir en contra de la línea general en la moda, con marcas lanzando hasta cuatro colecciones un mismo año. ¿Cómo es que decidisteis trabajar con el slow fashion en mente?
En ese punto, mi mente de retailer fue clave, sabía que era insostenible ir desarrollando producto y produciendo piezas que solo iban a provocar inmovilizado, que se depreciaría y que tendríamos que empezar a mover con promociones. Y esto a su vez es algo en contra de nuestra filosofía, ya que el trabajo de los talleres es imperecedero, y un día no puede valer una cantidad y al siguiente menos, igual que el trabajo de todo el equipo. Además, creo que es una falta de respeto para el cliente. Si a todo esto sumas que buscamos que las prendas duren, se arreglen, se remienden, y se modifiquen a lo largo del tiempo, aún tenía menos sentido.
Desde el comienzo apostamos por dejar tiempo a los talleres para trabajar, no presionar en tiempos ni costes y hablar con las personas para que sean conscientes de la necesidad y características que tiene ser sostenible socialmente en la moda. Qué es permanencia, respeto, creación y eso. El problema es que, aunque parezca que siempre ha estado aquí, el término slow fashion se acuñó en 2008 y solo empezó a escucharse a partir de los acontecimientos sucedidos en una fábrica en Bangladesh en el 2013. ¡Así que imagina! Cuando a comienzos del 2016 nosotros hablábamos de tomarnos las cosas con más calma, todo el mundo nos tomaba por locos y nadie creía en nosotros en ese momento.
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Con respecto a vuestros movimientos, leí hace poco que es vuestra forma de convertir en tangibles ideas que de forma natural no tienen forma. Por ejemplo, el concepto 2021-2022 lo llamáis La realidad del sueño. ¿Podríais hablarme un poco más sobre esto?
Llamarlo movimientos nos generó paz mental. Nos dio la posibilidad de tomarnos un espacio para pensar y reflexionar, de nuevo hablamos del concepto de tiempo. De ahí tomarnos un año para desgranar diferentes aristas de una idea, y aun así siempre nos falta.
En el caso de La realidad del sueño, buscábamos plasmar lo que existe detrás del concepto de sueño, si le despojamos de las ideas naifs o fantásticas, queda lo que realmente se sueña. Cómo nos afecta a nuestro día a día, qué huella nos deja o cómo hace que cambien nuestras decisiones, esa pequeña semilla de una noche o simplemente de un viaje mirando el paisaje. Y, sobre todo, me interesan mucho los arañazos y las marcas que deja el lanzarte a buscar ese sueño y el qué sucede si no puedes despertar de él.
En Movement VIII habláis de ese momento intermedio entre el sueño y el despertar. Lo hacéis con telas fluidas y ligeras como el algodón o el zauraz. ¿Por qué estos tejidos?
Son tejidos sencillos, antiguos, que se usaban para trabajar, como la pana, el algodón y el denim. Buscábamos destacar que en ese sueño roto que venía de nuestras anteriores generaciones (estudia, trabaja, cásate, estabilidad…) algo no encajaba, y qué mejor que darle una vuelta a esos mismos tejidos que heredamos. Esto establece la relación con el tema social del desfile de septiembre del año pasado, pero, además, nos situaba en el concepto de la campaña que dispararon Ximena y Sergio. En un momento de no saber si vas o vienes, si te acuestas o si te levantas, esto nos traslada a ese mundo entre las sábanas o de esconderse debajo.
También me he fijado en piezas como la parca de color beige que mezcla un tartán hecho con tul con algodón. Casi me hace pensar que el tul simula el estado de somnolencia residual colándose en nuestro despertar. ¿Cuál era la idea principal tras este diseño?
Nos encanta utilizar el contraste de tejidos, y sobre todo, los que existen y dejan de existir, los que se licúan entre todo su contexto, pero que afectan al conjunto, porque lo transforman de una manera sutil, y que hace referencia a ese estado brumoso. Además, amo el concepto del ojo curioso, que se fija en el trabajo que hay detrás de ese detalle, el tiempo que cuesta su elaboración y como a su vez, te das cuenta, pero solo de manera latente, solo para ti mismo. Aparte, nos da la oportunidad de utilizar la alta artesanía para crear algo contemporáneo.
Por otro lado, Otrura no hace tiradas largas de sus colecciones, sino que hace las piezas a medida que son pedidas. ¿Qué efectos tiene este modo de producción en el día a día de la marca?
Nuestro modelo de negocio se asienta en crear colecciones de prendas para todo momento del día y de la noche, no para el evento. Por lo tanto, sumamos dos conceptos que suelen ser antagónicos, como el prêt-à-porter y el ‘bajo pedido’. Esto nos permite que las prendas que disfrutas más todos los días se puedan elegir en colores y materiales, e incluso modificar a tu gusto, según tu ritmo de vida, tus viajes y tu forma de vestir. No es lo mismo un trench para una persona que viaje constantemente a Londres que para alguien que vive en Valencia.
También los tiempos de espera son más dilatados, pero a cambio controlamos todo el proceso y trazabilidad. Lo mejor de todo es que tenemos la capacidad de que este sistema conviva con una parte más de desarrollo de negocio, ya que todos nuestros talleres tienen muchísima experiencia y son los que a su vez producen si fuese necesario. Ahí es donde muchos han fallado, en hacer muy bien una prenda, pero a la hora de escalar o fabricar una para Tokyo, externalizaban y todo se hundía.
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A principios de año entrasteis a formar parte de la Asociación Creadores de Moda de España (ACME). ¿Qué significa para la marca formar parte de esta asociación?
A día de hoy ACME es un referente en el sector de la moda en España, y hay que estar donde están las casas influyentes. Además, ahora mismo está el proyecto de la Fundación Academia de la Moda Española (FAME) que creemos será vital. Porque lo fácil es quedarte fuera y opinar, pero nosotros consideramos que teníamos que estar dentro e implicarnos, además estar al lado de gente tan importante históricamente para nuestro sector siempre es un orgullo.
Siendo la sostenibilidad parte de vuestro proyecto, trabajáis junto a Re_Costura para dar una nueva vida a tejidos antiguos. ¿Qué supone para Otrura trabajar con servicios como este?
Re_Costura nació como lógica evolución del concepto de prenda que teníamos. Si creemos en prendas que se pueden arreglar, repatronar y evolucionar con la persona, y dando tanta importancia a lo que hacemos, ¿Cómo no dársela a lo que hicieron otras manos? Al final no es más que crear con prendas y tejidos de otras vidas, que contuvieron otros sueños y ahora los nuestros, contemporáneos, para que sigan teniendo una vida tras otra. Es algo que surge paralelo a la colección, pero que nace con un mimo extraordinario.
¿Creéis que la moda debe colaborar con empresas de otros sectores para afianzar tanto un nuevo modelo de sostenibilidad como una flexibilidad de lo que significa ‘moda’ hoy en día?
La moda tiene que ser grande, tiene que ser generosa, abierta y colaborativa. Tenemos que abandonar el concepto de gremio cerrado, para ser un gremio de creación e industria. Solo así, generaremos valor en la sociedad y podremos ser sostenibles socialmente y culturalmente. No todo se basa en los materiales que utilizas, es mucho más sostenible llevar las prendas de tu showroom a una tintorería que lleva 30 años funcionando y que vive toda una familia de ella.
Fabricar en España con un coste hora por encima de los diecisiete euros y que cuando tengas que producir, no te vayas fuera. Y ser sostenible cultural, es estar en el contexto social, hablar, posicionarte, poner en relieve los problemas que vivimos, y dar voz a lo que se calla mientras escuchamos a todas las personas y a todos los sectores. Salir fuera de nuestras colecciones, solamente así seremos ese Grande al que hago referencia.
¿Estáis pensando ya en el movimiento del año que viene? ¿Cómo será?
En cuanto al tema del año 2022-2023 ya lo tenemos pensado, y estamos trabajando dándole forma. Aun solo podemos decir que os hemos dejado una frase clave en esta entrevista.
Sí que podemos avanzaros que será una colección con mucho detalle, algo preciosista y donde recuperamos mucho trabajo de patronaje y sastrería. Pero, como siempre, aplicada en nuestros códigos y sobre todo algunas sorpresas que llevamos desarrollando durante estos meses y que esperemos que os hagan ilusión.
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