¡No sabía que era todo eso! Personalmente opino que no tenemos que entrar, determinar y limitar lo que somos a partir de nombres; te compro las dos primeras definiciones –creo que sí se podría decir que soy escultor e investigador–, pero las otras dos creo que mejor dejarlas aparte.
Sinceramente ni quería ser artista de pequeño, ni pintaba desde los tres, ni tengo familiares en el mundo del arte. En mi caso todo empezó cuando quise aprender. Me atrajo el descubrir cómo se hacían las cosas antes de querer hacerlas, y al final, por sosiego mío, las dos se encontraron. Supongo que el ‘hacer por hacer’ me irritaba y me desesperaba más que el no saber hacer.
Podríamos decir que me inicié en el colegio. Coincidió con la nueva entrada del arte como opción educativa –fue el primer año en que decidieron apostar por este campo–, cosa que agradezco. Después estudié Bellas Artes en la Universidad de Barcelona y con menos pelo hice un máster en creación artística. Creo que fue entonces cuando empecé; decidí dejar el doctorado para poder dedicarme a un post-diploma internacional en Francia.
Curiosamente terminé la carrera en la especialización de pintura y, de hecho, no solo en pintura, sino en el grupo de pintura más académica –por aquel entonces se dividían por estilos, no sé cómo funcionarán hoy en día. En fin, que me encontraba rodeado de pinturas al óleo y veladuras; y yo con una sierra, un martillo y un saco de pigmento en polvo sin aglutinante en la mano. Supongo que por eso terminé en un rincón apartado del taller. También tengo que decir que aun así me aceptaron en su manada y tuve la suerte de coincidir con grandes artistas.