¡Feliz!
Me vine con una entrevista programada desde Buenos Aires, hace un poco más de 6 años, para trabajar de web designer en una agencia y me contrataron. Ya aquí, me acogieron grandes amigos que estaban instalados en la ciudad. Así que durante mis primeros años, trabajé como art director y web designer para varias marcas.
¡Amo a mis abuelas! La Nona era italiana, de Ancona. Era modista de alta costura y cocinaba los ñoquis más ricos del mundo. La abuelina daba clases de dibujo y pintura, y era invencible inventando recetas. Ella vivía a cinco calles de casa, las meriendas y almuerzos en su cocina eran casi diarios. Y del abuelino también tengo mucho…
Tengo el corazón totalmente dividido. No podría elegir solo una influencia. La comida italiana de momento me parece la más rica del mundo, y eso que ahora no puedo comer ni trigo, ni maíz, ni lácteos. De Argentina me traigo todo el empuje, la energía, las ganas de hacer, conocer, el compartir, el mate, mi familia, mis amigos. Y Barcelona me tiene totalmente enamorada, esta ciudad me dio la oportunidad de explorar mi creatividad y mostrarla. De conocer gente de todo el mundo muy interesante. La poesía, el catalán, el arte, la arquitectura, el mar…
Soy más bien casera, salgo poco. Pero me gusta escaparme a Sant Pol de Mar, ir al parque o hacer reuniones en La Granja Petitbo. Cine, alguna expo y visitar amigos.
Me cuesta definirlo. Si lo resumo, diría que me gusta crear, y más si es en torno a la comida. Disfruto cocinando, haciendo fotos, creando una web, moldeando cerámica, diseñando un delantal o una nueva colección, viajando en busca de inspiración, preparando una experiencia gastronómica o una estrategia de marketing para lanzar un proyecto.
Totalmente, ¡mi trabajo es mi vida!
Creo que nos dimos cuenta de que llenarnos de cosas materiales sin mucho valor no nos aporta más satisfacción. A través del marketing y la publicidad nos llenaron de promesas, vendiéndonos cosas que no necesitábamos. Estamos tomando conciencia de que es mejor poco pero verdadero. Lo rápido y barato a la larga sale caro.
Crece a pasos agigantados. Ojalá que la cultura slow food siga durante mucho tiempo. Para los amantes de la gastronomía esto es una fiesta, y también para los que tenemos intolerancias alimenticias – se agradece tener alternativas. Pero de cualquier manera, creo nos queda mucho por aprender.
Cuando creé NonaBruna dejé un poco de lado mi parte de directora de arte y web designer aplicada a clientes. Pero, de forma natural, algunas empresas me empezaron a pedir que diseñara su web, que los vistiera con mis delantales, que les hiciera fotos o que crease vajilla para sus eventos.
Me encanta el diseño, la imagen, vender, el marketing, la fotografía o el video, y trabajo con mucha gente creativa todo el tiempo. Sumandólo a mi amor por la gastronomía, decidí lanzar Studio Food, donde ofrezco todos estos servicios a clientes amantes de la comida.
Studio Food y Nona Bruna son Lola Giardino. Supone todo lo que me gusta hacer, amo y disfruto.
La fusión enriquece. La colaboración es primordial para mí – “Si quieres ir rápido camina solo, si quieres llegar lejos ve acompañado”. Y la unión, solo si es win/win.
Hacer caterings para no más de 60 personas me resulta muy divertido y estimulante. Me encanta pensar en el menú, los ingredientes, colores, la temática del evento combinada con las recetas. Pienso en comida saludable, riquísima, que puedan comer todos. Me encanta diseñar cómo lo voy a presentar. Y siempre utilizo algunas de las cerámicas de Nona Bruna.
Frente al mar. Con mucho amor. Poco peso en la mochila y el corazón lleno de satisfacción.















