Carácter, calidad y una historia detrás de cada objeto. Esto es precisamente lo que buscaban Alessia y Federico cuando decidieron montar Neukölln, una tienda dedicada a muebles de segunda mano importados desde la Alemania del este, con una presencia limpia y racional. Ellos nos cuentan que no entendían el fenómeno generado por las grandes empresas de muebles low cost, de hogares con piezas idénticas, absolutamente carentes de alma. Así, Neukölln nace como un espacio donde encontrar multitud de elementos como muebles, mapas, vajillas, lámparas o vasos, pero siempre caracterizados por un tinte genuino y sostenible.
Hola Federico y Alessia. Tengo entendido que ambos provenís de Italia, ¿de qué zona exactamente?
Yo de Magenta, un pequeño pueblo a lado de Milán, y Fede de Roma.
¿Y cómo surgió la idea de venir a Barcelona a vivir?
Yo vine hace 7 años, terminé mis estudios y a los 22 ya estaba trabajando aquí, en la ciudad. Fede se mudó en 2012, y entonces nos conocimos.
Habladnos de vuestras zonas favoritas de la ciudad. ¿Qué sitios soléis frecuentar?
Pasamos muchas horas en la tienda, así que la mayor parte del tiempo andamos por el barrio, Sant Pere. No lo conocíamos y ahora estamos totalmente enamorados; a veces, aunque no tengamos que trabajar, cenamos en La Candela, en la Plaza de Sant Pere, o en el Joanet de Plaza Agustí Vell –ambas plazas preciosas. Si no estamos por Sant Pere rondamos en San Antoni, el barrio donde vivimos, y allí solemos frecuentar el Cometa o el Tarannà, sitios a los que tenemos mucho cariño. Vivimos allá desde hace 3 años y los hemos vistos crecer.
Neukölln es un barrio berlinés. ¿Qué os llevó a poner este nombre a la tienda?
Buscábamos un nombre relacionado con Berlín, ya que allí finalmente compraríamos los muebles y objetos. La primera vez que hablamos de cambiar algo, emprender y crear un proyecto que fuera nuestro, estábamos precisamente en casa de un amigo en Neukölln, barrio multicultural donde puedes encontrar tiendas turcas de segunda mano o el último brunch café de moda.
Muebles soviéticos como elemento protagonista: ¿por qué os decantasteis por ello?
Empezamos comprando en Berlín, y allí se encuentran muchos tesoros de las épocas de las dos Alemanias. Mientras los objetos de la parte oeste se parecen más a los que ya solemos ver, los de la parte este tienen un diseño totalmente desconocido, muy racional y limpio, que nos atrapó. Alucinábamos con la idea que todas las casas tuvieran los mismos objetos, que todo fuera producido centralmente y resultara igual para todos. Es algo que, con la libertad que tenemos ahora para elegir, ni siquiera se puede imaginar. Nos gusta la idea de tener un objeto que tenga un design que represente una época así de importante y que cada vez que lo mires te despierte curiosidad sobre un periodo histórico.
Si entrásemos en vuestra casa, ¿encontraríamos muebles de estilo centroeuropeo?
Sí, hay unas cuantas piezas (risas).
¿La venta de muebles de segunda mano supone una vuelta a la reutilización y lo natural? ¿Se trata de frenar el desgaste de la superproducción masiva?
No podíamos evitarlo, Fede es consultor medioambiental y yo la friqui que se guarda un ticket de la compra hasta poderlo tirar en un contenedor del papel (risas). Estamos orgullosos de esforzarnos trabajando en algo que encaja con nuestra filosofía slow y de respeto por el mundo. Esta es nuestra forma de vivir, compras que sean de calidad. Lo que se producía antes de la masificación estaba bien hecho y sobre todo se podía arreglar.
¿Os resultan desmedidos los precios de algunas tiendas vintage actuales?
Al principio pensábamos que los precios eran desproporcionados, pero cuando empezamos con el negocio nos dimos cuenta de que no hay muchas posibilidades de aplicar precios más amigables. Hay muchos gastos a tener en cuenta, desde la búsqueda al transporte, desde la restauración a la tienda misma… ¡Hacemos lo que podemos!
Además de vasos, vajillas, mapas y muebles de segunda mano, también vendéis piezas de ilustración de artistas locales. ¿Resulta enriquecedor trabajar con gente del entorno?
Nos inspira su arte, su fuerza de voluntad y sus ganas de avanzar. Definitivamente, trabajar con artistas locales nos ha mejorado como emprendedores, hemos aprendido tanto, nos inspiran constantemente… Se los agradecemos infinitamente y estamos orgullosos de que quieran exponer sus objetos en nuestra tienda.
Contadme un poco sobre los mapas, ¿cómo surgió la idea de vender este estilo de mapas?
Cuando empezamos eran un must en todas la revistas de interiorismo, así que cuando nos encontramos con un lote no pudimos evitar de comprarlos (risas).
¿Creéis que con la era digital, el GPS, Google Maps, se ha perdido ese valor irreemplazable de mirar los mapas, investigar, garabatear apuntes y posibles vías en torno a un destino deseado?
No mucho, a nosotros nos encanta viajar y gastamos mucho tiempo investigando en Google Maps y creando itinerarios. Eso sí, tiene un poco menos de encanto, arrastrando un icono ya puedes ver las calles en 3D sin la emoción de la imaginación o crear un itinerario cliqueando en puntos. Recuerdo con qué ganas copiaba mapas con un papel de horno y me los guardaba, soñando con viajar por el mundo…
Lleváis abiertos poco más de un año. ¿Cómo está siendo la experiencia?
Creo que nunca en la vida aprendimos tanto y en tan poco tiempo. Aprendimos a montar un negocio, viajamos en búsqueda de preciosidades, hemos descubiertos sitios mágicos, hemos creado amistades con proveedores de cultura lejanas que ni podíamos imaginar, hemos descubierto un barrio que nos trata con mucho cariño y hemos conocido clientes que, ya no solo son clientes, sino amigos, y todo siendo pareja y profundizando aún más en nuestra alquimia. ¿Qué más se puede pedir a un año?
Y, para finalizar, ¿cómo os gustaría ver a Neukölln en el futuro?
Neukölln ya es más de todo lo esperado y estamos muy agradecidos. Nos gustaría seguir siendo un hogar y un sitio inspirador, quizás añadiendo un servicio de interior design.
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