Ahora que vive en Francia, se siente aún más ligada a su tierra natal que antes. Algo que, inevitablemente, se refleja en su obra. “Esa predisposición nuestra de salir a la calle y sentarnos en una terraza, de la influencia mediterránea, de la luz, los horarios.” Todo esto consigue plasmarlo en sus ilustraciones, en tonos pastel, en las que, además de melancolía y calma, hay algo autobiográfico: “a veces me gusta expresar mi estado de ánimo o mis sueños, otras veces me inspiro en sitios que he conocido en algún viaje”.