Una explosión de colores y vitalidad es lo que encontramos cada vez que Naranjalidad, cuelga una de sus ilustraciones. “La naranjalidad es la esencia de la naranja puesta en manifiesto”. Así es como Beatriz Ramo, el nombre real de la artista, se presenta en sus redes, donde ha ido creciendo durante los últimos años gracias a un estilo personal con el que sobresale. Sus inicios, sus proyectos favoritos o su libro Trópicos son algunos de los temas que hablamos con ella a continuación.
Naranjalidad es un nombre bastante curioso, ¿de dónde viene?
Hace unos años estaba leyendo un libro de Woody Allen (no soy especialmente fan, y mucho menos últimamente), en el que explicaba la esencia de las cosas poniendo como ejemplo la esencia de la naranja, que es lo que le confiere la ‘naranjalidad’ a la naranja. Me pareció una manera graciosa y rimbombante de explicarlo, y me adueñé de la palabra. Además, ‘naranjalidad’ es una palabra inventada, así que no existía en internet todavía.
¿Y en qué se parecen y diferencian Naranjalidad de Beatriz?
Al final hay muchísimo de mí en Naranjalidad, aunque sí que es cierto que yo soy mucho menos moderna y abierta de lo que Naranjalidad parece.
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En 2013 empezaste este proyecto personal y, poco a poco, has ido creciendo hasta ahora. ¿Cómo ha sido este camino?
Para mí ha sido un crecimiento lento pero constante –para mi gusto, la mejor manera de crecer. Poco a poco, empecé a hacer trabajos relacionados con el mundo de la ilustración y cada vez me profesionalicé más y más, hasta ahora.
Quizás ganar el concurso Oysho Gallery fue un gran salto para que tu arte fuera más reconocido. ¿Qué supuso para ti, tanto profesional como personalmente?
No sé si profesionalmente tuvo una implicación directa, pero personalmente fue todo un chute de autoestima. Me eligieron entre miles de propuestas, y para mí fue un mensaje claro de que quizá no se me daba tan mal como yo creía.
Empezaste a dibujar porque te gusta y, además, se te da muy bien. Con el tiempo has podido hacer encargos, colaboraciones, etc. Pero vivir del arte no es cosa fácil. Actualmente, ¿te dedicas plenamente a la ilustración?
¡Sí! Lo digo con entusiasmo porque después de años compaginando la ilustración con el proyecto de fin de carrera y mi trabajo como arquitecta en un estudio puedo decir orgullosamente que ya llevo más de dos años dedicada de pleno a la ilustración. Es un cambio duro, he pasado a trabajar muchas más horas y a perder la estabilidad que te da un sueldo fijo, pero no lo cambio por nada.
“Creo que cuando intentas imponer un estilo que no es el tuyo a tu obra se nota muchísimo, se ve que no es natural, que es algo impostado.”
¿Acuarelas y lápices, o tableta gráfica? ¿Analógico o digital? ¿Cuál es tu técnica favorita para dibujar y pintar?
Últimamente le estoy dando mucha caña al digital porque me parece que tiene infinitas posibilidades y que es el futuro. Pero yo soy de las que aún lee en papel a pesar de tener un libro electrónico. Creo que lo ideal es combinar ambas técnicas, la más manual y la digital, al menos para mí.
Tu estilo, por ahora, está bastante definido: flores y animales a todo color, y chicas guapas, delicadas, en blanco y negro. Pero ¿cómo has llegado hasta aquí? ¿Cómo has desarrollado tu propio estilo artístico, y cómo crees que ha evolucionado?
Esta pregunta me la hacen siempre cuando imparto un taller y me hace mucha gracia. Recuerdo obsesionarme, hace años, con ‘encontrar mi estilo’, hasta que alguien me dijo que tenía un estilo muy definido. En ese momento me di cuenta de que el estilo es algo innato en nosotros que encontramos cuando hacemos lo que realmente queremos y como queremos hacerlo. Creo que cuando intentas imponer un estilo que no es el tuyo a tu obra se nota muchísimo, se ve que no es natural, que es algo impostado. Lo que funcionó para mí fue dejar de obsesionarme y dibujar y dibujar, hasta que el estilo se va haciendo cada vez más evidente.
Otro rasgo que te caracteriza es el dejar parte del dibujo en blanco y negro, generalmente el retrato, mientras que los demás elementos de la ilustración son una explosión de color. Y, sin embargo, sigue siendo el retrato lo que más me llama la atención en tus ilustraciones. ¿Quieres darles más peso a las protagonistas de tus obras, o crees que todos los elementos tienen la misma importancia?
El retrato es siempre la parte importante. La mirada, generalmente, es la que concentra la atención de la ilustración. La mantengo en blanco y negro porque me gusta la fuerza que se consigue con los lápices y el carboncillo. De esta manera, el color aparece alrededor, rodeándola y reforzando el sentimiento que envuelve al retrato, pero manteniéndose en dos mundos diferentes, blanco y negro y color.
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Destaca que todos tus retratos sean de chicas jóvenes de una belleza muy fina, elegante. ¿Forman parte de tu vida, o de tu imaginación? ¿Tienes una musa en particular?
No tengo ninguna musa concreta, son imaginarias, aunque suelo basarme en imágenes de referencia para captar una expresión.
Centrándonos un poco más en las chicas que dibujas, como decía, todas parecen finas y delicadas. ¿Quieres denotar una cierta pureza en ellas?
La verdad es que no me lo había planteado. Para mí cada retrato expresa algo diferente y va aderezado por la vegetación o el motivo que la acompaña para conseguir reforzar ese estilo. Pueden transmitir indiferencia, tristeza, delicadeza... ¡mil cosas!
Has ilustrado más de un libro, como el de Defreds o el de Coco Animaux, pero el año pasado sacaste el tuyo, titulado Trópicos. ¿Qué destacarías de él? 
La verdad es que tanto con Coco como con Defreds tuve una suerte enorme. Ambos confían mucho en mi trabajo y me dieron libertad absoluta (y las editoriales). Para mí, trabajar en esos dos libros fue un auténtico placer. El de Defreds fue algo más duro en cuanto a tiempos, me pasé el verano encerrada dibujando, pero creo que el resultado ha valido la pena.
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¿Y cómo fue la experiencia de trabajar en un proyecto tan personal en vez de ilustrar para otros?
Trópicos fue una experiencia muy diferente. El proyecto es muchísimo más personal, tanto el texto como las ilustraciones son mías, y eso conlleva una implicación personal mucho mayor. Igualmente, desde Lunwerg siempre me trataron genial y se adaptaron a mis ritmos. Así que surgió un libro que explica una parte importante de mi vida de una manera muy cruda. Para mí, Trópicos es mi libro favorito.
Actualmente colaboras con muchas marcas u otros artistas. ¿Cuál o cuáles han sido tus colaboraciones favoritas hasta ahora?
La colaboración con Hyundai fue genial, pinté un coche entero y lo llevaron de tour por toda España, ¡fue la leche!
Para terminar, ¿cómo se ve el futuro de Naranjalidad? ¿Algún plan o proyecto que puedas contarnos?
De momento tengo bastantes proyectos pequeñitos, varios murales y portadas chulas. ¡A ver cómo avanza el año!
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