Durante 5 años, Nacho A. Villar y Luís Rojo trabajaron en La mala familia, una película/documental que habla sobre las cicatrices y huellas que deja la cárcel en las personas. Alejándose de los paternalismos y la romantización de ciertas situaciones, los directores retratan la realidad de un grupo de amigos marcados por las circunstancias pero, principalmente, marcados por una sociedad que rehuye de ellos.
No, nos vais a ver una película guionizada al milímetro y con actores profesionales. Es una historia real, con personas –que no personajes– reales: “Las conversaciones nunca estuvieron escritas, son conversaciones que tuvieron ellos realmente durante el rodaje”, nos explicó Nacho. Cada escena y diálogo son un reflejo de las huellas y cicatrices que la cárcel o el miedo a terminar en ella hay en esas personas y Villar y Rojo nos lo explican en detalles en esta entrevista.
¿Cómo surge la idea de llevar a cabo una película/documental como La mala familia? ¿Estamos hablando de algún tipo de reivindicación?
Nacho: La película surge de una manera muy natural, muy orgánica. Surge porque un amigo nuestro nos dice que tiene un problema, y mientras tratábamos de buscar soluciones, todo el grupo de colegas nos dimos cuenta de la complicación y la profundidad del conflicto. A partir de ahí, lo primero que se nos ocurrió fue documentarlo, cómo iban ocurriendo las cosas que de manera inevitable se iban presentando y cómo nos hacían sentir. Así que la película se fue gestando durante ese proceso. Sabíamos que igual no teníamos herramientas legales para solucionar el conflicto o dinero para pagar una defensa, pero que sí teníamos el poder del cine para poder explicar cómo nos sentíamos respecto a lo que nos estaba ocurriendo.
Si bien la película no es panfletaria, ni viene a reivindicar algo claro, es una ventana muy a poder empatizar y poder crear un tipo de vínculo distinto al que estamos acostumbrados hacia el tipo de personajes que refleja. Y, principalmente, poner en relevancia debates como el de la población reclusa. Es un tema del que poco se habla pero tenemos una población reclusa de más de cincuenta mil personas en España.
Con La mala familia queríamos salirnos de lo que ya se sabe sobre la cárcel y ceñirnos más a las huellas y cicatrices que puede dejar en las personas.
Es vuestra ópera prima, ¿cómo estáis recibiendo todas las críticas en su gran mayoría positivas? Estáis hablando de una realidad a la que no solo muchas personas se ven sometidas, sino que vosotros mismos también os habéis encontrado en esa situación.
Luís: La verdad es que estamos muy contentos con cómo está yendo la película. Levantar un metraje siempre es complicado. La mala familia además tiene el plus de que la realidad siempre iba por delante. El pistoletazo de salida fue el juicio, pero luego ese proceso judicial te marca unas fechas que no son las del cine. Así que al final la película fue una carrera por intentar retratar esta realidad antes de que desapareciese para siempre. Ha sido un proceso que va mucho más allá de la producción y se convierte en algo que hemos compartido durante cinco años como grupo de amigos.
Así que toda esta buena acogida que está teniendo, tanto en festivales como a través de la crítica -–y que ojalá tenga también en salas–, es un impulso hacia adelante. No tan solo para nosotros sino que también para ellos.
Nacho: Lo que no éramos conscientes al terminar la película es que habría tantos medios que la leerían tan bien y siempre es el miedo que te queda: ¿se va a entender bien? ¿Hemos reflejado bien lo que queríamos transmitir? Y lo increíble es ver que sí, que se ha entendido.
Para La mala familia habéis escogido a actores no profesionales que, en realidad, están retratando una versión de ellos mismos. ¿Qué ha supuesto esto a la hora de desarrollar el proyecto? Me imagino un guion, sí, pero a la vez siento que gran parte de las conversaciones las llevaron ellos mismos.
Nacho: Muchos de los chavales llevan currando con nosotros desde hace años, así que ya están acostumbrados a las cámaras. En ese sentido no han sido un ser tan extraño para ellos. Durante el proceso de trabajo partíamos de un guion que servía como estructura, una especie de guía que nos ayudaba a ordenar qué iba a ocurrir en ese permiso penitenciario de Andrés. Queríamos crear un espacio seguro donde los chavales pudiesen hablar claramente de cómo iban a enfrentarse al futuro. En ese sentido sí que planteábamos las situaciones o la puesta en escena, pero las conversaciones nunca estuvieron escritas, son conversaciones que tuvieron ellos realmente durante el rodaje. Antes de empezar a grabar hablábamos de cómo queríamos que fuese la escena y aclarábamos las posibles dudas. Pero por lo demás, todo es real.
Luís: Sí, y en relación a lo que ha dicho Nacho sobre la realidad de los diálogos, al final el resultado es el de una película grabada sin repetir tomas. No hay dirección de actores porque no están interpretando, sino que son momentos reales entre ellos.
Lmf 2 K 143.jpg
Podríamos decir que La mala familia es un grupo que se necesitan los unos a otros. Están desplazados en la sociedad, pero se tienen como apoyo e iguales. ¿Cómo logran, pese a todo lo que les une, no desestabilizarse dadas las circunstancias?
Luís: La mala familia como grupo nace como una manera de defenderse desde lo emocional y un apoyo entre pares. El nombre se lo pusieron ellos. Con la evolución y el paso de los años esta amistad se va ‘actualizando’ y tomando forma. Lo que se ve en la película es cómo estos cuidados tienen que ir encontrando soluciones a los distintos retos que les va poniendo la vida; pero también las decisiones que toman cada uno de ellos.
Nacho: Creo que al final la película retrata un momento de cambio vital. Este grupo de amigos empezó cuando tenían 13 años y ahora tienen 25. Lo que te une cuando tienes 13 años son unas cosas, pero para que una amistad fluya en una determinada edad de madurez como son los 25, supone un reto para cualquier grupo de amigos. Hay que revisarse, revisar lo que sigue uniendo y lo que no. La película de alguna manera también lo que quiere es reflejar ese proceso en el que ya no podemos hacer todo el rato como que no pasa nada, ya no podemos ir al parque, tomar unas cervezas y olvidarte de tu vida de mierda. Sino que hay un momento en el que si nos contamos más las cosas y hacemos de esas problemáticas personales algo colectivo, fortalecemos la amistad.
Habéis descrito a La mala familia como un proceso humano, ¿por qué? ¿Qué significa?
Luís: La película nace como una respuesta colectiva de un grupo de amigos para enfrentar un proceso judicial, y al final termina convirtiéndose en un aprendizaje colectivo sobre cómo queremos leernos, representarnos… Y también un aprendizaje sobre la gestión de las emociones.
Nacho: Al final es un proceso humano porque es una película que de alguna manera una vez que acaba nos ha dejado a todos algo que se mantiene más allá del rodaje. Es un proceso humano en el sentido de que siempre iba por delante la vida de los chavales que nuestra fascinación por el cine o imaginación a la hora de escribir un guion. Realmente lo más importante era cómo ellos se sentían, cómo estaban viviendo ese proceso y cuál era la mejor manera de trasladar todo eso a la gran pantalla.
Y como decís, vosotros os lleváis algo de esta película, os habéis nutrido de ella. ¿Qué queréis que se lleve el espectador? No buscáis que sientan pena, eso queda claro por la manera en la que os alejáis del paternalismo y la romantización…
Nacho: Lo primero que buscamos es que como sociedad entendamos lo importante que es mirarnos a los ojos, que intentemos ser más empáticos los unos con los otros. Estamos rodeados de personas que prejuzgan y ese prejuicio marca una realidad para muchos. Crea una realidad distinta a la que habría si nos acercásemos a las personas de otra manera. No hablo simplemente de chavales con una estética más urbana o racializados; pueden ser personas no neuro-normativas o personas con un físico distinto.
Por otro lado, entender un poco más un proceso judicial. Estamos acostumbrados a ver los juicios de famosos, pero funcionan totalmente diferente. Los juicios a chavales de familias trabajadoras funcionan deprisa sin ningún tipo de empatía. Muchas veces tenemos a personas que están juzgando que ya tienen muy claro qué es lo que quieren hacer y eso es desolador.
Lmf 2 K 200.jpg
No es una película de terror, pero los personajes viven con un miedo constante, con la sensación de que la espada de Damocles les puede caer en cualquier momento.
Nacho: Claro, al final es la sensación o la frustración de sentir que si tú no tienes herramientas en un proceso judicial como el que están viviendo los chavales solo puedes pensar una cosa: “sí, debo ser un delincuente eternamente aunque la pelea fuese hace 6 años. Yo soy un delincuente y tengo la posibilidad de caer preso porque soy un delincuente”. Eso es terrible, porque la justicia y la cárcel deberían insertar a un individuo en la sociedad. Pero cuando tú estás trabajando, no metiéndote en problemas legales y todavía te siguen persiguiendo con eso crea una frustración interna. Esto es principalmente lo que queríamos pelear con la película.
Tenemos que entender que la película empieza con uno de los personajes arrepintiéndose de lo que hizo. ¿Hasta cuándo dura esa culpa? Si tienes dinero y puedes pagar ya está, pero sino te mantienes en ese bucle constante.
Luís: Sí, la película también alude a un juicio paralelo que no es el de la justicia: ellos cometieron un error, han encontrado su sentencia pero aún así hay un juicio paralelo con la sociedad del que no pueden escapar. Da igual que hayan cumplido su parte de culpa, sino que siempre van a seguir siendo este grupo marginal.
Nacho: Exacto, y también vemos una cuestión racial. Hay una escena en la que los personajes están comprando en un supermercado y grabándose de buen rollo. Pues vino la policía a ver quiénes eran estos individuos no blancos y que tienen una estética propia a la hora de vestir. Todos tuvieron que pasar por el cuartito, la humillación mientras les preguntaban si pertenecían a bandas… Todo esto ocurrió.
¿Crecer en un barrio u otro contribuye a la meritocracia? ¿O por lo contrario están ‘condenados’ a vivir en este círculo de no retroceso impuesto por las instituciones, sociedad…?
Nacho: La respuesta corta sería que no creen en la meritocracia porque la meritocracia les ha fallado. Vivimos en un sistema liberal en el que sí te da esa ilusión de que si tú trabajas duro vas a ir creciendo y superando etapas. Pero como vemos en la película, los chavales trabajan muy duro, y aun así, fuera del ambiente liberal siempre hay esa sensación interna de frustración de que por mucho que trabajen, cuando salgan a tomarse unas cervezas, por ejemplo al parque, cuando pase un coche de policía les parará y les recordará su imagen.
Quién se vea la película entenderá que son chavales muy valientes: primero por ponerse ante una cámara; y segundo por contar cómo es una vida sin clichés que se asocia a personas como ellos. Una vida normal y corriente. Y eso es lo que queríamos reflejar: un grupo de amigos bastante normal.
¿Cómo fue para el equipo ver el resultado de la película? Al final no deja de ser un espejismo para ellos.
Nacho: Sí, la verdad es que sí. Empezamos viéndola en pases individuales porque nos parecía importante que al principio pudiesen expresar emociones sin la presión del grupo. Y en el cien por cien de los casos acabábamos llorando y abrazados. Es una película donde la mayor satisfacción que hemos encontrado es que los chavales se sienten parte de ella.
La mala familia ha pasado por diversos festivales como el de Sevilla e incluso Rotterdam. El 5 de mayo se estrenó en cines. ¿Tenéis algunas expectativas? ¿Cuál es el siguiente paso? No solo el del largometraje, sino el vuestro.
Nacho: Esperemos que de aquí a junio tenga una vida en salas aunque esté complicada. Hay pocos pases así que invitamos a todos que vayan, que inviten a sus amigos… Es una película que se tiene que ver en cine a nivel sonoro, atmosférico. Salir de ahí con esa sensación que provoca disfrutar de películas en la gran pantalla.
Luís: Sí, es una película hecha desde abajo, así que el apoyo siempre es importante.
Nacho: Y en cuanto a nosotros pues con muchas ganas de lanzarnos a próximas películas. Ahora mismo ya nos encontramos produciendo un par de ellas.

Lmf Poster 72ppp.jpg