Primero, por desconocimiento. Tendemos a idealizar lo que no hemos vivido y siempre queremos lo que no tenemos. Si estás rodeado de asfalto, lo que quieres es irte al mar o a la montaña. Si te has criado en un pueblo, lo que ansías es irte a una ciudad, por pequeña que sea. Y luego por necesidad. Vivimos una situación de crisis y la gente está harta de no poder vivir bien, de no poder pagar el alquiler, y se plantea llevar una vida más económica en el campo. También hay gente que no aguanta el ritmo de la ciudad, a la que no le gusta y quiere optar por una vida más tranquila, que es algo totalmente respetable. Si puedes hacerlo, si consigues hacerlo y ser feliz, fenomenal. Pero no todos estamos preparados para ese tipo de vida, si no estaría todo el mundo en el campo. La gente que trabaja desde casa se habría ido ya a repoblar un montón de aldeas que hay abandonadas por España y que están desapareciendo. Si no pasa también es por eso, porque no es tan bonito ni tan fácil.