A nivel personal, Berlín me da mucha libertad e inspiración, hay una mezcla enorme de culturas y el ritmo de vida aquí es muy voluble; uno puede vivir de forma muy tranquila si quiere. A nivel profesional intento buscar un equilibrio, ya que cada vez es más difícil poder fotografiar a gente –de la manera que a mí me gusta– y en ciertos espacios a causa de la ley alemana, pero sí que me abre puertas en otros aspectos. Echo de menos a mi familia, a los sabores y a poder expresarme en mi idioma.