Un día, Milena recibió un mensaje por Instagram en el que la ofrecían participar en el casting de un proyecto cinematográfico aún incipiente. Ella trabajaba como recepcionista en un hotel, y aunque siempre había estado conectada a la poesía y la fotografía, su experiencia en el ámbito artístico se reducía al modelaje y apariciones puntuales en videoclips. Ahora, parece haberse convertido en la gran promesa del cine español. En menos de veinticuatro horas sabremos si finalmente se alza con el galardón a mejor actriz revelación en los Premios Goya, pero lo que está claro es que No matarás es tan solo el principio de un largo camino. Y es que el mismísimo Almodóvar ya ha llamado a su puerta invitándola a participar en su próximo proyecto, Madres paralelas, después de haber visto en la joven actriz un talento abrumador.
En el caso de Fernando, quien también se disputa un galardón (en su caso, a mejor actor revelación) en la gala de mañana acogida por la ciudad de Málaga, la actuación ha sido una constante en su vida. Convertida en su compañera de viaje, la interpretación le ha acompañado desde que saliese de la RESAD, llegando a protagonizar la escena clave de la película en la que comparte reparto con Milena y Mario Casas (también nominado a los Goya). Su escena en la película es, a pesar de su brevedad, un ejercicio sobresaliente en términos de acción, improvisación y autenticidad, en la que somos testigos de una sobrecogedora y sincera brutalidad. Y es que la pequeña herida que tiene en la cara y con la que se presenta a la entrevista, provocada por su bóxer, no es nada comparado con la intensidad y la violencia de su secuencia.