Estudié en Madrid, pero tras mi último examen me marché a San Sebastián, fue como mi segunda universidad. Estuve un año y medio ahí trabajado en un bar, y me conseguí todo el equipo que tenía –la ampliadora, el carné de conducir, la enciclopedia de fotografía, dos o tres objetivos, mi Nikkormat. Después llegué a Madrid por pura casualidad y por asuntos laborales. Me llamaron para una revista joven, pues no había en ese momento ese tipo de publicaciones –había cómic y demás, pero no había revistas de este tipo. Me salió esa oportunidad y me fui a hacer un montón de entrevistas y muchas fotos; se publicaron cuatro números de esa revista. Y ahí es cuando empiezo con la inmersión en la pecera, fue una casualidad. Me encontré ahí, en la capital, y había un lado diferente a lo que nos habían mostrado en el momento. Por ejemplo, en los periódicos de información general no había secciones de música joven o de rock. Había que abrir camino para dejarnos ver y que se mostrara lo que estábamos haciendo.