Soy auxiliar de veterinaria. Siempre han habido animales en casa, les hacía las mil y una porque quería curarlos (risas). Además, mi padre tenía un cuarto oscuro donde revelaba. Es un apasionado de la fotografía y supongo que he mamado todo eso. Él me ha ayudado mucho y desde aquí quiero decirle: “¡gracias, papá, te quiero!”. Hacía tiempo que tenía esta idea en mente pero no me acababa de lanzar. Hacía otras sesiones de fotos que no me terminaban de llenar. Intenté hacer junto con una amiga un blog sobre animales pero no cuajó, así que al final me armé de valor y decidí tirar para delante. Primero fotografié a mis mascotas, luego a las mascotas de mis amigos, y poco a poco, la gente se fue poniendo en contacto conmigo para que retratara a sus animales. Dar ese paso fue muy importante para mí.
Dos gatos: Listo, que es de mi novio, Bimba, gata dura de pelar y Uma, la perra más buena del mundo. Si no tengo más es porque vivo en un piso y económicamente tampoco me lo puedo permitir.
Antes de que vengan a la sesión, suelo hablar con los dueños y les pregunto por el carácter del animal. Es muy importante saber con qué te vas a enfrentar e ir bien preparado. La música no funciona, la historia es entretenerles con algo, ya sea un juguete, comida, lo que sea. Normalmente suele ser comida. Los perros son más fáciles de conquistar, mientras que los gatos se hacen más de rogar. Intento crear un ambiente agradable, no quiero forzar a ningún animal, ni que la sesión se convierta en algo pesado para ellos. Al final acabas disfrutando mucho de cada sesión y riéndote de las carantoñas que pueden llegar a hacer. Es muy divertido ver la expresividad que tienen.
Sí. No fuerzo nada, ellos van haciendo. Ese gato del que hablas es Google, es un conquistador (risas). Debo decir que la sesión fue un poco difícil, es un gato de armas tomar, tiene muchísimo carácter pero el resultado para mí fue increíble. Google es elegante, sofisticado y creo que salió reflejado en las fotos. Así me gusta hacerlo con cada uno de los animales que fotografío. Intento plasmar su esencia en las fotos.
Huesitos. ¡PREMIOS! (risas).
Sí, sí y sí. Los humanos somos muy exigentes. Le damos mil vueltas a las cosas mientras que los animales son mucho más naturales e imprevisibles. Hay que estar pendiente de ellos todo el rato para ver con que te van a sorprender, resulta más cansado estar detrás de la cámara todo el rato esperando ese momento, pero el resultado es incomparable.
Las uñas de los gatos. Sin duda (risas).
Para mí trabajar con animales es un chute de energía positiva, rebosan amor y a la vez son seres muy simples: o quieren su juguete, o quieren su premio, o miran todo el rato a su amo sintiendo un amor incondicional hacia ellos que es alucinante, eso me llena.
No, y eso es lo mejor y a la vez, ¡un descanso para mí! Si tienen que pasar por el Photoshop es para retocar otras cosas, pero nunca al animal. Pienso que los animales son perfectos y bellos por naturaleza.
El lobo. Sé que es muy parecido a un perro, pero es mi animal preferido. Nunca he tenido la oportunidad de ver ninguno y me he tragado mil documentales sobre ellos (risas). Pienso que es el animal más bonito del mundo, son increíblemente listos entre otras muchas cosas. Me encantaría poder hacer una sesión de fotos a unos lobos, sí, y creo que no me gustaría que se acabara nunca.
Difícil pregunta. Sé que los primates son conscientes y algunos animales marinos también lo son, como el delfín, que es muy inteligente. En cambio, hace no mucho, leí un articulo que decía: “No existe ningún animal que tenga la seguridad de que, antes o después, dejará de existir, sólo los humanos tenemos esa clase de pensamiento”. Ojalá les pudiéramos preguntar, ¿no?
Pues en realidad, cuando empecé ningún fotógrafo me inspiró. Tengo muchas postales y revistas antiguas de animales de los ochenta y algunas de cuando era pequeña de retratos, y eso es lo que me ha inspirado. Pero no hace mucho una amiga me enseñó a un fotógrafo que es increíble, cuando vi lo que hacía casi me caigo de la silla. Su nombre es Mark Peckmezian, no solo fotografía animales de compañía sino que hace otras cosas muy interesantes, es muy joven y creo que tiene muchísimo talento.
Mira, definitiva y rotundamente, sí (risas). El otro día veía un programa en televisión sobre perros guía increíble, el perro le advertía sobre absolutamente todo. El perro se había convertido en su amigo, me pareció algo precioso. Y este es sólo un ejemplo de lo que pueden llegar a hacer ya que, durante muchos años, el perro ha ayudado al hombre en muchas otras cosas. Admiro esa entrega de amor sin esperar nada a cambio. Hace poco salió una noticia: un gato ayudó a su amo a saber que tenía cáncer, parece imposible pero no es la primera vez que leo que un perro o un gato advierte a su dueño de estas cosas. Cuando era pequeña mi perro me recogía los juguetes y ¡me los dejaba en el carrito! La verdad es que podría estar horas explicándote historias que me han contando o me han ocurrido... Lo de los patos lo desconocía totalmente, hay muchas cosas en la naturaleza de los animales que si se llevaran a cabo en la vida humana serían horribles. Me parece muy fuerte pero forma parte de su ciclo y naturaleza.
En breves realizo una exposición, ¡mi primera exposición! Estoy muy emocionada. A parte de esto, tengo pensado crear un fanzine para poder colaborar con más fotógrafos y gente que le apetezca escribir sobre diferentes temas relacionados con el mundo animal. Además, junto con mi novio, estamos creando Lebreles, que sería una sección a modo reportaje del fanzine. Los lebreles son un conjunto de razas que están súper bien dotadas para las carreras, y ahí entra el galgo. En el mes de febrero los cazadores los abandonan, entre otras muchas cosas inhumanas que les hacen. No queremos que sea dramático porque bastante lo es ya, queremos centrarnos más en los galgos que han sido rescatados y ahora son felices. Espero poder enseñarlo pronto y que lo podáis ver en el fanzine de Amics Fidels junto con otras cosas interesantes que tengo en mente.





