En general creo que es positivo. Como todo, cuando se populariza, surgen muchas opciones, calidades, acercamientos. A algunos les incomoda que se haya abierto tanto; yo creo que simplemente hace necesario seguir trabajando duro para destacar o distinguirse. Por supuesto, en el tema de derechos queda mucho por hacer: desde el aspecto legal y de protección al trabajador autónomo, hasta el aspecto moral y de respeto al artista. No olvidemos que estamos aportando contenido cultural casi a diario al tejido de las artes, y por tanto a la imagen cultural que España aporta. En Alemania, por ejemplo, ‘solo’ por este hecho, a los artistas se les compensa. Y respecto a los plagios, hasta cierto punto, creo que es inevitable.
Yo de momento, aparte de alguna anécdota, he tenido muy buenas experiencias tanto con marcas, empresas, editoriales, marchantes o galerías, como con clientes particulares. Estos últimos suelen ser especialmente respetuosos y me merecen un cariño especial.