Ya desde la puerta de entrada, el burro del que cuelgan las sofisticadas prendas de María Goya deja entrever un corte y patronaje exquisitos, una estética que nos traslada inevitablemente a Japón, y un evidente amor por el oficio. Hace tan solo unas semanas tuve la suerte de conocer a Yolanda y Virginia, madre e hija al frente de esta firma de moda española en la que la calidad se impone a la cantidad, y la durabilidad prevalece sobre las tendencias efímeras. Su visión, en la que el pasado se encuentra con el presente mirando a su vez al futuro, responde al nuevo lujo: saber hacer, saber comprar, saber lo que esconde aquello que nos cubre y que se convierte en nuestra segunda piel. Nos sentamos a hablar con el tándem creativo para sumergirnos en su hipnotizante universo.
Antes de empezar, ¿podríais presentaros a nuestros lectores?
Somos Yolanda y Virginia, el equipo detrás de María Goya, una firma española caracterizada por el trabajo a mano, el uso de materiales naturales y de primera calidad, y la confección de prendas sin fecha de caducidad.
Madre e hija al frente de un proyecto común, María Goya, que, como ya adelantáis, defiende la atemporalidad y el diseño. ¿Cómo se gestiona eso? ¿Cuesta separar lo profesional de lo personal?
Con mucha pasión, mimo, detalle y paciencia. A veces es difícil separar lo personal de lo profesional, pero estamos trabajando en ello. Debido al exceso de confianza, hay situaciones en las que tenemos que aprender a gestionarlo mejor. Sin embargo, tenemos los roles muy bien definidos y esto ayuda mucho a la hora de ejecutar. Es la primera vez que trabajamos juntas y está siendo una experiencia muy buena.
¿Y cómo os repartís las funciones entre vosotras?
Yolanda se encarga de elegir y comprar las telas, diseñar los patrones y confeccionar las prendas. Es la mente creativa de la firma. Virginia, por su parte, se ocupa de la parte más empresarial, de venta, y de que la marca llegue al público.
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Yolanda, empezaste a diseñar tu propia ropa con 15 años al no encontrar piezas que te convenciesen en el mercado, ¿no es así? Cuéntanos más sobre esto.
Viví parte de mi juventud en Pamplona, una ciudad pequeña donde la oferta era muy limitada. Buscaba una originalidad y calidad que no había en las tiendas. Recuerdo que con el dinero que tenía iba a El Kilo, compraba telas y experimentaba con ellas. Otras veces, si no encontraba linos, por ejemplo, compraba manteles o sábanas y con eso hacía las prendas. Aprovechaba las bodas de familiares y amigos para lucir los trajes que hacía. Ahora, desde María Goya, tengo la oportunidad de diseñar y confeccionar las prendas que imaginaba entonces de manera profesional.
¿En qué momento surge María Goya? ¿Siempre habíais tenido claro que acabarías emprendiendo una firma de moda?
Yolanda: Surgió de forma natural y por puro placer. Nunca entró dentro de nuestros planes, al menos de los míos. ¡Con 60 años era lo último que tenía en la cabeza! Sin embargo, cuando falleció mi padre, volví a experimentar con telas y patrones; fue como una terapia para mí. Un día, vino Virginia a casa y le enseñé un abrigo que estaba haciendo. Le gustó tanto que se lo llevó puesto con los hilvanes. ¡Estaba sin terminar!
Virginia: No podía dejar que ese trabajo y talento se quedaran en casa, era artesanía pura. Las prendas tenían unas formas muy interesantes y las telas eran espectaculares, algo que no es común encontrar en las tiendas. Además, me alucinaba que pudiese pensar en el patrón, dibujar y confeccionar la prenda de forma autodidacta y con tanto detalle y pasión. A partir de ahí y con unas ideas claras sobre qué estilo, calidad y valores de marca queríamos transmitir, lanzamos el proyecto.
Japón parece estar muy presente en el universo creativo de la marca. Basta con ver los patrones y el minimalismo que impregna las prendas, en las que la perfección técnica es una constante. ¿Cuáles son vuestros principales referentes y fuentes de inspiración?
Yolanda: Sí, nos apasiona la cultura japonesa; también la estética victoriana. Intentamos fusionar los dos universos para crear el nuestro propio. Yo me paso el día viendo series, películas y leyendo libros de la época. Además, viví varios años en Londres. Esta experiencia ha influido de forma clara en nuestra colección, nos inspira la mezcla de lo tradicional y contemporáneo. Los kimonos con polisón son un claro ejemplo de ello.
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Y si tuvieseis que destacar a algún diseñador o diseñadora, alguien que os haya marcado especialmente, ¿quién sería y por qué?
Admiramos la artesanía del británico Paul Harnden y el arte, originalidad, formas y texturas de japoneses como Yohji Yamamoto, Issey Miyake y Rei Kawakubo.
Originarias de Bilbao, trabajáis en Madrid, una ciudad frenética donde suceden mil cosas al mismo tiempo y parece no existir el silencio por momentos. ¿Cómo y dónde encontráis vuestro remanso de paz desde el que crear?
En nuestro taller en el centro de Madrid, con sus obras, su ruido y su gente. Siempre hemos vivido en la ciudad y es precisamente esto lo que nos da la energía para crear.
¿Y qué hay de emprender en España? ¿Es posible vivir de la moda?
No es fácil; en España (y muchos otros países) predomina la cultura del fast fashion y para cambiar esta mentalidad se necesita tiempo. Sí que notamos que la gente aprecia y valora cada vez más la calidad, el detalle y el proceso artesanal. Nuestra clienta busca calidad, originalidad y valora mucho la artesanía. Usa la moda con conciencia y está dispuesta a invertir en una prenda que dure toda la vida.
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Si no me equivoco, habéis optado por el modelo made to order, ¿verdad? ¿Podéis explicarnos en qué consiste?
Sí, aportamos lo que podemos para conseguir una moda más justa y sostenible. Creamos en base a encargos. De esta manera, evitamos el exceso de stock. Diseñamos la prenda y a partir de ahí, podemos realizar algunas variaciones a las piezas como la largura, el tejido o el tono, siempre y cuando se respete el diseño original. No hacemos prendas a medida, sino que ajustamos nuestros diseños a la talla de cada persona. Una vez hecho el encargo y dependiendo de su complejidad, en 2-3 días puede estar la prenda hecha. La clienta la puede recibir en un plazo de una semana.
Son muchas las marcas que han hecho de un artículo o prenda concreta su producto estrella. Un ítem convertido en su sello personal que permite reconocer la firma a simple vista. ¿Habéis encontrado el vuestro?
La arruga está presente en gran parte de nuestra colección.
¿Dónde os gustaría veros de aquí a cinco años? ¿Cuál es el próximo objetivo de María Goya?
Nuestras fuerzas están centradas ahora en el nuevo taller. Crearemos un espacio que unifique área de trabajo y zona de exposición, en el que ofreceremos a la clienta una mejor experiencia. Vamos por partes, no pensamos mucho en el futuro. Estamos disfrutando del proceso, y está siendo un aprendizaje continuo tanto de diseño y costura como de negocio, lo cual nos motiva e ilusiona.
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