Un suceso cotidiano lo llevó a interesarse por la moda masculina. Y a partir de ahí, todo ha ido rodado. Con tan sólo 24 años, Jaime Álvarez, la mente creativa detrás de Mans Concept, ha sido tres veces galardonado con el premio a mejor diseñador emergente en la 080 Barcelona Fashion. La Luisiana (Sevilla), su pueblo de origen, es siempre fuente de inspiración para sus colecciones: es su pequeño lugar en el mundo, donde dibuja y se inspira, aunque las coleccionas no tengan una relación directa con ello.
Aunque dice ser inseguro, viendo sus colecciones me atrevo a afirmar que no es alguien que se deje llevar por la corriente, ni para lo bueno ni para lo malo. Tiene claro qué quiere hacer en el armario masculino y eso salta a la vista. Él mismo autodefine su marca como algo que “busca constantemente la belleza y la evolución de la estética masculina”. En esta entrevista nos habla sobre él, sobre moda y sobre su última colección, Road to Goa, un viaje a tierras exóticas en el que occidente su nutre de oriente, y viceversa.
Para empezar, ¿cómo te presentarías a ti y a tu marca para la gente que aún no te conozca?
Se me da fatal esto. Soy Jaime Álvarez, tengo 24 años y he nacido en La Luisiana, un pueblo de Sevilla. Hace siete años que vivo en Madrid, donde fundé Mans Concept Menswear, una marca que busca constantemente la belleza y la evolución de la estética masculina. El ADN de Mans se basa en la interpretación del armario clásico de los hombres mezclado con el streetwear y la mejor calidad de tejidos para vestir al hombre actual. Un hombre que tiene intereses por la cultura y una pasión estética.
Tu primer acercamiento a la moda estuvo marcado por un interés hacia la moda femenina. ¿Cuál fue el punto de inflexión que te llevó a interesarte por la masculina y a explorar sus posibilidades?
Todo ocurrió hace unos años buscando un diseño que me representase para la boda de mi hermano. No encontraba nada que me definiera o identificara; pasábamos del clásico traje antiguo a una extravagancia que me horrorizaba. Finalmente me lo hizo David Delfín, y fue justo él quien me animó a hacer algo y a presentarme a 080. Tras la boda, decidí que algo podía hacer en el armario masculino y ahí seguimos, intentando cambiar la mente masculina.
Naciste en Sevilla, pero luego estudias en Madrid y desfilas en Barcelona. ¿Te ha influido tu tierra de algún modo a la hora de crear? ¿Y las otras dos ciudades?
Nací y viví en un pueblo de Sevilla llamado La Luisiana. Cuando vuelvo a ver a la familia y a los amigos me inspiro. La mayoría de las colecciones las dibujo aquí, en la habitación de mi infancia. Es curioso porque no tienen nada que ver con la temática de ninguna colección pero siempre intento incluir algo de inspiración andaluza en pequeños detalles. Esta tierra tiene magia. Con respecto a Barcelona y a Madrid, creo que me han influido más en el terreno personal que en el profesional.
¿De dónde sacas inspiración?
Me inspiran muchas cosas, lugares a los que voy y a los que conozco mediante libros, chicos de la calle, skaters, artistas callejeros, etc. Sobre todo, me atrae el mundo underground, ese mundo tan desconocido pero que está lleno de inspiración.
Tres veces ganador del premio al Mejor Diseñador Emergente en la 080. Un poco abrumador. ¿Cómo es trabajar con el listón tan alto? ¿Crees que estos premios han marcado un antes y un después para ti y tu marca?
El listo alto más bien te lo ponen los demás con esas preguntas tipo, ‘¿con qué nos sorprenderás esta vez? ¡Pero si está todo inventado!’ o ‘¿qué harás?’ Te hacen asumir una responsabilidad y miedo que me desborda, soy tremendamente inseguro y en esos meses previos no dejo de estar preocupado e intentando perfeccionar todo. Igualmente, por otro lado, mola esa adrenalina y esa presión que tienes encima. Creo que inconscientemente te ayuda a superarte. Dichos premios han supuesto un gran cambio en mi vida, tanto personal como económicamente hablando. La ayuda económica nos permitió encontrar una agencia de comunicación e invertir en marketing, producción y comunicación.
Tu última colección se llama Road to Goa. Explícanos un poco la connotación del título. ¿Qué te lleva a viajar a esta ciudad de la India?
Vino solo. Cuando empiezo a crear un universo nuevo, me voy en busca de tejidos, a descubrirlos, tocarlos, etc. Ellos me responden y a partir de ahí salen los bocetos y todo lo demás. Por otro lado, en agosto del pasado año nació mi sobrino. Fue un foco de luz y de energía para toda la familia, y eso también me influyó en la elección de la paleta de color, los tejidos con luz, las flores, incluso en la imagen de la colección. Elliot Manresa, artista catalán, plasmó a la perfección ese universo en los tarjetones de prensa.
La India se ve en los colores, los turbantes, el ‘exotismo’ del maquillaje, etc. Pero al mismo tiempo, la ropa tiene un aspecto muy occidental. Y de alguna manera, hasta me recuerda a las fotos e imágenes de los ingleses viviendo en la India en la era colonial. No sé si eso ha sido una fuente de inspiración, aunque solamente estética, claro.
Exacto, esa es parte de la inspiración. Road to Goa es una historia de un turista occidental que viaja a Goa y se nutre de sus olores, de sus colores e incluso se enamora de las personas, de sus noches. También sería al revés, oriente que se nutre de occidente.
En estos últimos dos meses, con las semanas de la moda masculina, he visto mucha sastrería clásica, trajes con hombreras, pantalones de pinza, etc. Y en tu colección, también. ¿Estamos ya cansados del chándal y del athleisure?
Ya era hora, me parece una moda horrorosa. Creo que efectivamente vuelve lo clásico, un traje, una chaqueta, pero siempre reinventada. No hablo solo de diseño sino de la costura. La sociedad ya no quiere tanta moda rápida y mal hecha sino una costura impecable, un buen tejido –creo que eso es moda de verdad. Su valor está en el proceso y no en el diseño más o menos transgresor. Y, sobre todo, en que te dure en un armario.
La colección es muy preciosista: tejidos y texturas gustosos, colores vivos, siluetas algo exageradas pero que no deforman, etc. Sin embargo, ¿cuál es tu opinión sobre el feísmo?
En esta colección, me he divertido mucho con los colores. Soy poco atrevido con ellos, tanto en el trabajo como personalmente. Siempre suelo vestir de azul marino, negro, etc. Esta temporada me he vuelto un poco loco. Quería salirme de la zona de confort, incluso utilizar colores que no me gustan o que me transmiten malas sensaciones. Con respecto al feísmo, que también está de moda, me parece interesante la acción de sacar de algo que a priori es feo, belleza y luz.
Me han sorprendido mucho los zapatos. Me recuerdan a las abarcas menorquinas, pero están combinadas con calcetines. Cuéntanos más sobre ellas.
Hemos colaborado con Goya the Brand, una firma muy guay y que como nosotros defiende el buen hacer, el buen tejido. Me parece fantástico como revienta la clásica menorquina y la hace deluxe, la convierte en más especial, dejando de lado esa imagen de calzado barato y rancio.
¿Cómo ves en general el panorama de la moda española, especialmente para los diseñadores jóvenes y emergentes? A pesar de haber ganado el premio que antes hemos mencionado, debe ser difícil.
Es cierto que poco a poco se están dando más oportunidades y facilidades a los jóvenes creadores, pero creo que aún queda mucho. A la hora de hacer desfiles o eventos, los superiores no nos lo ponen nada fácil y nos tratan como si fuésemos casas de moda con mucho dinero. No debería de ser así; la cultura hay que cuidarla y darle las facilidades que se puedan. Y, sobre todo, valorar el talento patrio.
Para acabar, ¿qué planes tienes a la vista? ¿Alguna cosa que nos puedas avanzar?
De momento tenemos los ojos puestos en la próxima colección que presentaremos de nuevo en la 080 Barcelona y en vender, que al fin y al cabo es lo que nos mantendrá en el panorama. Aparte, nos gustaría hacer un evento de presentación de la colección y de la marca en Madrid, que ya toca.