En el caso de este proyecto, aunque como bien dices siguen estando presentes muchos de los conceptos con los que trabajo, el formato fue bastante diferente. Quería presentarme a una convocatoria de arte urbano de intervención en el espacio público, pero los elementos con los que trabajo no suelen estar muy presentes en este ámbito. La idea surgió a partir de querer utilizar y recuperar elementos antiguos y hacerlos interactuar con el público, así que pensé en hacerles llegar mensajes ya escritos en esos libros de segunda mano. Mi función fue seleccionar esos mensajes y hacerlos un poco más visibles, así que recorté frases de libros en castellano, inglés y francés y, con el bordado a máquina, los fijé en otro papel como soporte (vuelve el símbolo de unión del hilo). La convocatoria consistía en intervenir el exterior de algunos locales comerciales del barrio madrileño de Lavapiés, y yo coloqué una parte de estas frases en las puertas del local que me asignaron, y otras en el interior (realicé unas 520 frases aproximadamente). Como bien explica su título, Frases para llevar, eran pequeñas piezas que la gente podía llevarse a casa; pequeños mensajes de regalo que curiosamente, para la gran mayoría de las personas que se los llevaban, significaban algo importante.
Fue un proyecto muy importante y emocionante personalmente: la acción de hacer llegar al espectador unas palabras olvidadas que tuviesen un significado para ellos fue muy bonito, tanto por la parte de recuperar esos mensajes olvidados, como por la de llegar a emocionar a alguien con esas frases. Me resultó muy curioso también que la mayoría de la gente se sorprendía de que fuese algo gratuito, de que fuese un regalo, y es algo que me parece muy importante en el arte: que pueda llegar a todo el mundo.