Laura considera que por esa razón todo el mundo debería trabajar con las manos, meterse en el barro de su sentir, y de su hacer. Sus vivencias del pasado y del presente son lugares desde donde trabajar, entendiendo que a través del arte se crean ficciones, tratando de contar la verdad en una suerte de liberación y de placer. Nos quiere hacer confrontarnos con nuestros prejuicios, buscando siempre el entre, a veces está cercana a lo más cursi, y otras nos interpela con lo grotesco.
Ha expuesto en lugares tan dispares como París, Tokio, Miami, Washington, Seúl, Monterrey y Milán, ampliando sus horizontes, también los estéticos, o sobre todo ellos. Lusesita es imparable, también ha escrito un libro: Taller de cerámica con Lusesita, enseñando las múltiples opciones que la cerámica es capaz de ofrecer. Nos dice que podría pasarse la vida entera reinterpretando El jardín de las delicias de El Bosco y que jamás acabaría. Nosotros nos hemos adentrado en su propio jardín.