Soy un ilustrador originario de Getxo que vive en Barcelona desde hace ya unos cuantos años. Empecé a estudiar Diseño para acabar haciendo Ilustración, especializándome más tarde en Motion Graphics. Actualmente trabajo de freelance para clientes de distintas partes del mundo.
Me interesa crear impacto visual mediante el uso del color o la mancha de color y la composición. También tengo cierta actitud crítica. En cuanto a lo que me diferencia, supongo que lo mismo que me distingue del resto de gente: mi personalidad, mis vivencias, mi educación…
Soy de los que no dejo de dibujar nunca, como decía Puño en la mítica MAD 2011. Como ilustrador de profesión, empecé en diciembre de 2014. Decidí apostar por lo que me gustaba realmente. Me planifiqué. Hice una web con mis trabajos y empecé a desarrollar otros por mi cuenta. Luego difundí mi página por internet y aparecieron los primeros encargos.

De pequeño me encantaban los libros de Richard Scarry y me siguen alucinando a día de hoy. Maurizio Cattelan y Pierpaolo Ferrari con su revista Toilet Paper me han influenciado mucho. También mucha gente que se mueve entre el arte y el graffiti más “puro:” Honet, Horphe, Mentos, Keis e Iser. Y, finalmente, diría que me fijo más en pintores que en ilustradores: Basquiat, Miró, Matisse, Motherwell…
Los GIFs me interesan muchísimo. El movimiento me parece una muy buena manera de enriquecer una ilustración, de darle vida. Me recuerda a cuando de pequeño construía algo con Lego y luego le daba vida al jugar con ello. Me gusta pensar que no he dejado de jugar, solo he cambiado de juguetes. En cuanto a la temática de la vida cotidiana, al final es de lo que mejor puedo hablar con conocimiento de causa.
Siempre o casi siempre utilizo el ordenador. Normalmente hago bocetos en digital porque me permite hacer y deshacer a mi antojo, probar colores rápido, etc. Para el resultado final prefiero redibujarlos con diferentes técnicas: acuarela, rotuladores, y sobre todo, pasteles al óleo. Me gusta mucho su textura y la potencia del pigmento, es simple y directo.
Disfruto mucho cuando toca dejar el ordenador y usar las manos para dibujar. Es terapéutico. También disfruto, como todos, cuando las cosas salen bien: cuando tienes esa idea que te motiva y te la aceptan, cuando la consigues llevar al papel y funciona y cuando la ves finalmente acabada y quedas satisfecho, al menos momentáneamente.
Pienso que sí, todo influye en la forma de expresarse. El estado de ánimo es muy importante, pero también el bagaje visual de la persona, su educación, su situación económica, etc.

No es algo que me plantee conscientemente, creo. A veces soy más optimista y colorido, otras más pesimista y oscuro. Aunque me interesa mucho más difundir lo primero que lo segundo.
En mi opinión, un buen ilustrador se las apaña como sea, con cualquier técnica o herramienta, para representar de la mejor forma posible una idea. La práctica y el enriquecimiento cultural en el sentido más amplio de la palabra son importantísimos para desarrollarse como ilustrador. También es importante mantener siempre una actitud crítica.
Para mí una buena ilustración tiene que ser capaz de comunicar la idea o el concepto que ilustra de manera clara, inteligente y estética. Tiene que estar adaptada lo mejor posible al medio en el que se difunde y al público al que se intenta dirigir. Creo que es imposible ser objetivo, lo importante es el respeto. Me parece muy bonito que cada uno tenga su propia escala de valoración y que incluso esta vaya cambiando con el tiempo.
Ahora mismo he acabado un encargo sobre músicos de una discográfica londinense del que estoy bastante satisfecho. Aún así, siempre intento ser crítico con mis trabajos para incentivarme a progresar.
Principalmente, me he encontrado con todas las dificultades con las que se encuentra un trabajador autónomo en nuestro país. Empiezas con mucha ilusión pero también con mucha incertidumbre. Es importante mantener la motivación y ser positivo cuando las cosas no salen. He ido aprendiendo mucho por el camino, ¡y aún me queda mucho más!
Me gustaría mucho hacer alguna portada de algún libro de literatura, también experimentar con fotografía e ilustración. Me faltan muchas cosas por hacer, soy muy curioso y me gusta probar. Nunca haría cosas que vayan en contra de mis valores morales. Ahora bien, no tengo tan claro dónde están mis límites. Supongo que con el paso del tiempo, según aparezcan estos dilemas, iré lidiando con ellos y descubriendo hasta dónde estoy dispuesto a llegar.
Para bien o para mal cada vez consumimos más contenidos, debido a internet y los smartphones. Pero esto implica que tenemos menos tiempo para cada uno de ellos. Creo que esto beneficia a los creadores de contenidos visuales como nosotros, ya que el lenguaje visual soluciona esta necesidad de transmitir ideas rápidamente.
Con un chalet en las afueras, piscina y berlina de lujo, viviendo de la burbuja de la ilustración.



