Allá donde colindan los caminos, en la línea que desdibuja las fronteras, hallamos el trazo de
Lucrecia Píttaro. A través de su obra demuestra la virtuosidad de la hibridación: la ambigüedad entre lo textil y lo plástico, la función y el capricho, la abstracción y la figuración. Como vehículo utiliza un uso explosivo del color, casi fauvista, que conquista y arrasa todo tipo de superficie desde la seda hasta el lienzo. Una visión particular de la creación artística y la técnica que la ha transportado hasta París, Milán y Londres; sin nunca perder de vista su Argentina natal.