No sé si me condiciona la atmósfera en general de la ciudad o es porque vivo en dos atmósferas completamente diferentes en una ciudad y otra.
En Madrid he vivido toda mi vida y me he aburrido mucho de esa ciudad, pero cuando vuelvo por unos poquitos días me doy cuenta de lo que la echaba de menos. Lo que más me gusta es el sentimiento de hogar que me da toda la ciudad, mis amigos y mi familia, el salir a tomar algo, los bares, las latas de cerveza por la calle y las risas en tu idioma. Allí voy en verano y Navidad, por lo que intento no trabajar mucho, pero siempre me toca al final. Aún así, me concentro mucho y me siento muy cómoda trabajando en casa.
De Berlín lo que más me gusta es el ambiente general de la ciudad: está plagada de gente joven, artistas, músicos, gente internacional... Es una ciudad donde nadie te pide explicaciones de cómo eres, nadie te va a juzgar y eso hace que explotes tus características al máximo y crees un carácter mucho más fuerte, definido y seguro dentro de ti. En cuanto al trabajo, en Berlín vivo en una residencia de artistas, esto por supuesto me condiciona en mi atmósfera de trabajo de forma muy diferente a Madrid, ya que trabajo desde casa, es un ambiente de creación, pero también de distracción. En Berlín he hecho proyectos de distintos tipos que nunca me habría planteado por el hecho de colaborar con mis amigos, generar ideas en conjunto o ayudarles con sus propios proyectos.