La realidad ya parece aburrirnos. Estamos tan acostumbrados al mundo físico, a lo que vemos todos los días o a lo que la rutina nos permite ver, que parece que no exista nada más que pueda ofrecernos el plano terrenal. Sin embargo el universo digital, apenas terminado de explorar, tiene un sinfín de posibilidades a las que todavía muchas personas prefieren no atender. Esto es exactamente lo que Lola Zoido, artista digital, nos plantea con su obra artística. Un nuevo universo, una naturaleza moldeada en tres dimensiones a través del propio guiño y estructuración de la creativa. Una nueva posibilidad de disfrutar el arte a través de nuestras pantallas. Así hemos querido zambullirnos en su imaginario, hablar con ella sobre sus inspiraciones y trabajos, y descubrir, de primera mano, parte de esa esencia que la rodea y tanto la caracteriza.
Hablemos un poco de tu búsqueda por la creatividad. Antes de empezar a trabajar con el ordenador, ¿de qué conceptos parten tus ideas? ¿Qué proceso sigues para desarrollarlas y convertirlas en obras?
Me inspira mucho el día a día, sobre todo series de animación, películas o videojuegos. Luego pienso en qué me ha llamado la atención y por qué, y ya empiezo a desarrollar conceptualmente y visualmente diferentes ideas. Por ejemplo, descubrí el Fortnite durante el confinamiento, y poder deambular tanto tiempo por esas praderas digitales con mis amigos me ha inspirado muchísimo.
¿Cómo definirías, a rasgos generales, tu obra en tres palabras?
Nunca se me olvidarán unas palabras que dijo David Macho una vez en una entrevista en METAL: “artista tapizadora de lo orgánico.” Me parece una descripción muy adecuada.
Has comentado en varias entrevistas que, cuando empezaste estudiando Bellas Artes en Sevilla, odiabas la pintura, pero conforme avanzaste en el grado, terminaste amándola. A día de hoy, todavía la utilizas para desconectar un poco, y, además, fue la que impulsó tu ilusión por el arte digital. ¿Cómo fue este proceso? ¿Qué te llevó del lienzo a las pantallas?
Considero que lo digital y lo pictórico se complementan muy bien, ya que, por ejemplo, en la pintura prima mucho lo matérico como también ocurre con el 3D, o en las imágenes digitales que también encontramos pintura en los píxeles, las texturas o cuando se distorsiona una imagen a partir de un error. De hecho, en mi trabajo intento no renunciar a ninguno de esos dos mundos, me gusta explorar lo que surge al estar percibiendo el mundo o a nosotros mismos entre estas dos realidades.
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Ya que has explorado en profundidad tanto la pintura como la programación, ¿qué diferencias existen entre las posibilidades que ambas disciplinas ofrecen en el proceso de creación artístico?
A nivel técnico, aunque no esté muy valorado lo digital, es totalmente equiparable a la pintura más clásica, en el sentido de que es un proceso de aprendizaje y de trabajo bastante complejo y que se consigue con mucha práctica.
La principal diferencia entre estas dos disciplinas a la hora de trabajar podría ser, por ejemplo, en lo digital, que en el momento del proceso hay que pensar más cada paso, cada ajuste que vamos a hacer para que funcione todo bien (aunque si falla algo también puede ser un acierto). Respecto a la pintura, puedo tener alguna imagen como objetivo, pero siempre me dejo llevar un poco durante el proceso, viendo qué es lo que va pasando a medida que voy pintando.
Trabajas principalmente con modelado 3D, ¿existe algún otro tipo de práctica digital con la que te gustaría experimentar?
Me fascina todo lo que tiene que ver con la programación en cuanto a piezas interactivas más complejas. Me encantaría aprender algo más de esto o poder trabajar en un futuro con profesionales de este campo.
Una de tus piezas más representativas, Portable Garden, se compone de una serie de estructuras tangibles y un filtro que permite dibujar estructuras 3D que lanzaste desde tu perfil en Instagram. ¿Cuál es la intención de esta obra? ¿Podrías explicarnos su statement?
Nació en un momento en que estábamos en un semi confinamiento, teníamos muchas restricciones de movilidad y pasábamos mucho tiempo en casa. Las piezas físicas estaban pensadas como un producto de consumo que te pudieras comprar en algún sitio tipo Amazon o Aliexpress, y que fuese como un pedazo de naturaleza que te transfiera el relax de estar en el exterior pero sin salir de tu habitación, ya que en ese momento era el sitio donde descansábamos, trabajábamos y socializábamos.
La pieza de realidad aumentada fue algo de última hora ya que, debido a las restricciones, la exposición estuvo a punto de no inaugurarse, porque no se sabía si iban a confinar la zona. La realidad aumentada me pareció una buena forma de llevar la instalación a todo el mundo sin necesidad de desplazarse y que literalmente fuese un jardín portátil, ya que cada persona podía construirse el suyo desde casa.
Hablando más específicamente de tu trabajo, una de tus últimas piezas está actualmente expuesta en CentroCentro formando parte de la exposición colectiva Un lago de jade verde. ¿Qué puedes contarnos sobre ella?
La idea era ficcionar el descubrimiento de un nuevo elemento concebido a través de una librería de código de inteligencia artificial. Esta IA respondería con una serie de imágenes (posteriormente materializadas a través del 3D) ante diferentes conceptos que giran en torno al futuro del territorio, el paisaje y los materiales que lo construyen. En este caso: la necesidad de un sustituto al litio, debido a la crisis de su escasez generada por el auge de dispositivos tecnológicos que utilizan este elemento para su alimentación energética. Me da miedo que en este último mes la pieza cada vez tiene más sentido (risas).
Buscando información sobre ti en internet he encontrado un cartel que hiciste en 2018 para la Feria internacional ganadera de Zafra. Echando un vistazo atrás a esos años y a tu trabajo ahora, ¿cómo sientes que has evolucionado artísticamente?
La experiencia de hacer el cartel de mi pueblo fue chulísima, ya que creo que presenté una propuesta muy diferente a lo que se veía todos los años, (era una 3D bastante austero) y sorprendentemente ganó, lo cual me hizo muchísima ilusión. Aunque pasan los años y las cosas que hago ahora no son las mismas que hacía, me gusta encontrar siempre algo que las unan y las conecte.
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Del mismo modo, utilizas y estás bastante unida a las redes. ¿Es solo tu obra la que está conectada a lo digital o personalmente también te consideras un producto de internet? También tienes varios proyectos en colaboración con Paloma Wool o Bimba y Lola pero, realmente, ¿cuál es tu conexión con el mundo de la moda?
Las redes han sido clave para dar a conocer mi trabajo, la obra que hago funciona muy bien en este medio y me han dado muy buenas oportunidades. Sin embargo, yo como persona no me considero un producto de internet. Noto que cada vez me cuesta más compartir cosas personales en las redes.
Respecto a mi relación con el mundo de la moda, desde que me mudé a Madrid tengo muchos amigos dentro de este mundo y me ha hecho ver que es otro medio de creación no tan distinto del arte, en algunas ocasiones, y este tipo de colaboraciones siempre son un disfrute para mí.
Fuiste la encargada de realizar el cartel del LEV Matadero 2021 en Madrid, inspirado en el fenómeno selfie desde una perspectiva artística y tecnológica, se proyectó alrededor de pantallas del centro de la ciudad, ¿qué sentiste por primera vez cuando lo viste ahí?
Me pareció estar en una simulación cuando vi la imagen ahí. Ha sido todo una experiencia el proceso de haber hecho el cartel, sobre todo muy diferente, ya que normalmente suelo trabajar sola, pero esta vez había un equipo increíble detrás.
Pese a que la tecnología y la digitalización ya son una extensión más de nosotros y nuestra cotidianidad, por algún motivo el arte digital no termina de cuajar. ¿Por qué crees que no se toma tan en serio? ¿Crees que mejorará esta situación?
Siempre he pensado que tendemos a valorar más lo que podemos tocar y palpar, por eso cuando se trata de invertir dinero en arte, que ya es algo arriesgado de por si para muchas personas, lo es más cuando se trata en hacerlo en algo que no podemos colgar luego en una pared. Pero creo que es algo que está empezando a cambiar a partir del auge del criptoarte y los NFTs.
Ahora que has estado trabajando tanto, ¿piensas darte un descanso o sigues con nuevos proyectos? ¿Algo que puedas adelantarnos?
Soy autónoma, así que lo del descanso es un poco complicado, porque siempre hay algo que hacer. También creo que si hiciera un descanso me apetecería dedicarle tiempo a algún proyecto pendiente o a investigar cosas nuevas (risas). Pero bueno, actualmente estoy trabajando en proyectos dentro del mundo del arte, lo cual hacía mucho tiempo que no me pasaba y estoy disfrutando en el proceso. aunque no dejo de sentirme un poco rara.
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