Aunque el reconocimiento público sea –por regla general– una consecuencia del arduo trabajo demostrado durante años, los formatos televisivos y el auge de las redes sociales han puesto en entredicho esta sucesión de acontecimientos. Lluís Mengual encarna a la perfección esta nueva tendencia. Su reciente paso por el programa Maestros de la Costura, donde se alzó con un más que merecido segundo puesto, le ha posicionado en el mapa del diseño emergente español. Pero pese a lo que pudiera parecer, este no es más que el comienzo de una prometedora carrera. Un viaje que emprende bajo su firma homónima, que ahora aterriza en su primera colección, Il·lusió, que nos presenta en exclusiva en esta editorial de la mano del fotógrafo Alejandro Flama.
Tras haber trabajado en una fábrica para poder mantener su taller a flote y después de haber anunciado su trabajo en distintos foros de Internet, Lluís Mengual explora el clasicismo que tanto le caracteriza, agregándole toques contemporáneos con los que pretende derribar estereotipos. Curioso por naturaleza y amante confeso de Balenciaga, el joven catalán aspira a lo más alto. “Me gustaría ver mis prendas desfilar por grandes pasarelas”, comenta, no sin antes hacer especial hincapié en su primer y fundamental objetivo: la venta. Apostando por un modelo de negocio en el que las prendas más exclusivas conviven con un apartado más económico, el creativo persigue la inclusión y la completa erradicación de los clichés. “No soportaría la idea de que alguien quisiese tener una prenda mía y el problema fuese que no estuviese al alcance por poder adquisitivo”.
Has reconocido haber visto cómo se te cerraban muchas puertas al no ser conocido entre los equipos de fotógrafos y profesionales del sector. ¿Qué ha supuesto tu paso por Maestros de la Costura en este sentido? ¿Te ha permitido esta experiencia fortalecer tu agenda de contactos?
La visibilidad que me ha proporcionado el programa ha hecho que muchísima gente que no habría apostado por mí tiempo atrás, ahora tenga un cierto interés en lo que hago. Incluso gente del pasado que se ha tomado la libertad de reaparecer. Es triste como, pese a seguir siendo la misma persona y continuar creando el mismo estilo, solo el hecho de tener fama siembre esa seguridad en la gente hacia uno.
Aprovechando el foco mediático derivado del programa, ahora lanzas una pequeña colección bajo tu marca homónima, Lluís Mengual. ¿Cuándo y cómo te decides a dar forma a este proyecto personal?
Este proyecto personal existe desde el día en que me quise dedicar a la moda. Esperé años hasta lanzarlo, pero debo decir que hace 2 ya quise crear mi firma de ropa a medida, repartiendo tarjetas entre mercerías, tiendas de tejidos y el sector textil en general. Aún no tenía web, ya que no sabía cómo hacerla yo solo, y no tenía suficiente dinero para pagar a una agencia de marketing y publicidad para que me la crease. Aún así no paraba de moverme ofreciéndome en páginas de Internet como muestrista o cosiendo para pequeñas producciones, etc. Incluso me tuve que poner a trabajar en una fábrica, de madrugada hasta el mediodía, para poder mantener el taller a flote y no dejar atrás mi sueño. Ese horario me permitía estar disponible para futuros clientes durante las tardes.
Ahora nos presentas, a través de una editorial en colaboración con el fotógrafo Flama, las prendas que componen tu primera colección, Il·lusió. Un proyecto creativo que rompe con todo tipo de convencionalismos, y en el que las prendas de aires historicistas conviven con una exploración de la identidad a través del movimiento. ¿Qué nos puedes contar acerca de esta serie?
Normalmente me gusta que mis prendas hablen por mí, que sorprendan o creen una mínima expresión en la gente. Siempre me ha encantado la pintura y las antigüedades, al fin y al cabo, lo que te sorprende o te genera anhelo son las piezas hechas con cariño, sentimiento, historia o personalidad. Y así quería hacerlo yo con mis prendas, siempre inspiradas en algún sentimiento o recuerdo, mostrando mi personalidad y que pudiesen ser reconocidas de lejos. Que la gente tuviese claro de quién era esa pieza, algo distinto, siempre con ese toque elegante que te posiciona en un buen comentario. También hay algo en mi persona que odio, que son los prejuicios, así que si mis prendas tenían que marcar una diferencia iba a ser esa, romper con las normas de la sociedad.
Las chaquetas a medida, una de tus prendas estrella, hacen acto de presencia en la editorial. También vemos volantes y tejidos que hasta ahora parecían estar reservados al armario femenino. ¿Cómo definirías tu estilo y hacia donde te gustaría proyectar tu marca?
No sabría como definir mi estilo, dejo que eso lo hagan los demás y se peleen entre ellos. Yo creo que soy algo clásico, pero es cierto que dentro de lo clásico me gusta que las cosas sean distintas, apostando por romper con los estereotipos, como tú bien dices, sacar del armario de la mujer esos tejidos y reinventarlos en algo nuevo para hombres. Me gustaría, o al menos sería mi sueño, que mi marca no tuviese freno y pudiese recorrer el mundo entero. Creo que es un estilo que en cada diseño, muy dispares pero a la vez iguales, todo el mundo puede encontrar su prenda especial. Espero poder saborear la experiencia de cómo gente de alrededor del mundo llega a sentirse familiarizada con mi firma y recibir sus opiniones.
En tu página web encontramos camisas, sudaderas y una selección de piezas minimalistas bajo el nombre de Basique. Precios muy competitivos, diseño artesanal y una firme apuesta por las ediciones exclusivas son algunos de los pilares fundamentales de la firma. ¿Cuál es el primer reto que tuviste que afrontar cuando decidiste lanzar tu negocio?
El primer reto aún lo tengo en mente y consiste en sacar colecciones de chaquetas exclusivas, teniendo a su vez tallaje para ofrecer al público y venderlas en web. Pensé que era importante tener un variado abanico de precios, ya que no soportaría la idea de que alguien quisiese tener una prenda mía y el problema fuese que no estuviese al alcance por poder adquisitivo. Como sé lo que es querer algo y no tener un duro para poder conseguirlo, aposté por ese apartado algo más económico, aunque cuidado hasta el último detalle. Estaría genial para aquella gente que decidiese no escatimar tanto en gastos, pero se pudiese dar el placer de realizar una compra.
¿Y cuál es la mayor lección que has aprendido en este período de tiempo?
¡En casa se vive demasiado bien!
Imagino que tu paso previo por talleres y tu aprendizaje junto a modistos con los que trabajabas mano a mano en prendas de alta costura te ha ayudado a entender la moda desde una perspectiva más precisa. ¿Cómo aprovechas estos conocimientos en tu marca?
Estas experiencias me han aportado mucha visión minuciosa en las prendas que, si esa gente no me hubiese inculcado, esas manías no las tendría en cuenta hoy en día. Y son precisamente esas manías las que posicionan las prendas o hacen que estén mejor valoradas por acabados, detalles, trucos, etc.
Además, estudiaste diseño de moda y patronaje industrial en Barcelona. ¿Qué opinión te merece la formación reglada? ¿Es esencial para poder dedicarse a esta industria, o es posible adquirir los conocimientos necesarios de forma autodidacta?
De forma autodidacta se pueden aprender muchísimas cosas, pero uno es profesional de forma autodidacta cuando ya lleva 20 o 30 años dedicándose a ello. Y al final tampoco es autodidacta, porque la mayoría de las cosas se las habrán enseñado otros profesionales durante esos años. Creo que la formación es muy importante para poder partir de unas bases y saber bien hacia dónde te quieres enfocar. Pero si eres una persona muy curiosa, como me pasaba a mí, terminas siendo autodidacta porque te pones a aprender por tu propia cuenta, haciendo más y más, e intentando superarte cada día.
Incluso tras tu paso por los talleres de Maestros de la Costura sigues formándote a través de distintos cursos especializados. ¿Te has permitido el programa conocer cuáles son tus principales debilidades y fortalezas?
En el programa no he podido distinguir cuales son mis debilidades y fortalezas. Las debilidades ya las veo porque soy consciente de ellas y me gusta superarme. Ese es precisamente el motivo por el que no dejo de hacer cursos o formarme, porque siempre aprendes más y más.
En una era definida por las redes sociales y los flujos de información constantes, da la sensación de que gran parte de los creativos están más preocupados por la aparición en medios o los titulares en prensa, que por levantar un negocio sólido, equilibrado en lo que a ventas y diseño se refiere. ¿Qué opinión te merece la moda española actual? ¿Hay algún diseñador o firma al que sigas de cerca?
No soy nadie para opinar del momento que atraviesa la moda española, ya que serían palabras banales por mi desconocimiento y me posicionaría en mal lugar. No sé qué es lo que la gente busca, y créeme cuando te digo que todo me parece completamente apto, ya que depende de las prioridades de cada persona. Pero, en mi caso, aparte de un sueño es un negocio, y para poder mantenerse tiene que subsistir.
¿Y quiénes son tus principales referentes?
Balenciaga, Chanel, Dior e Yves Saint Laurent. Aunque debo confesar que de quien estoy enamorado es de Balenciaga. También destacaría Moschino, Balmain, Salvatore Ferragamo e Ermenegildo Zegna.
Si antes hablábamos de la visibilidad que la aparición en televisión puede suponer, también hay consecuencias derivadas que no siempre son tan deseables. Por ejemplo, el hecho de que a partir de ahora todo lo que hagas se asocie al talent show. ¿Te preocupa estar atado al programa de por vida?
No, porque la verdad es que paso de todo. Pero sí que es cierto que tanto oír del programa me saturó. Espero que la gente me recuerde por lo que creo, y no por haber salido en un talent show.
Uno de tus grandes sueños es ver tus prendas desfilar por las grandes pasarelas. ¿Hay algo que nos puedas adelantar sobre tus próximos proyectos?
Me encantaría ver mis prendas desfilar por grandes pasarelas, pero es cierto que antes preferiría alcanzar exitosos números de ventas y ver un resultado eficaz, y luego ya vendrían los desfiles, y la gente yendo a las pasarelas luciendo una de mis prendas. Mis próximos proyectos están en marcha ya, pero no os contaré nada. ¡Prefiero que sea sorpresa, así podré ver si consigo volveros a interesar!