Tras haber trabajado en una fábrica para poder mantener su taller a flote y después de haber anunciado su trabajo en distintos foros de Internet, Lluís Mengual explora el clasicismo que tanto le caracteriza, agregándole toques contemporáneos con los que pretende derribar estereotipos. Curioso por naturaleza y amante confeso de Balenciaga, el joven catalán aspira a lo más alto. “Me gustaría ver mis prendas desfilar por grandes pasarelas”, comenta, no sin antes hacer especial hincapié en su primer y fundamental objetivo: la venta. Apostando por un modelo de negocio en el que las prendas más exclusivas conviven con un apartado más económico, el creativo persigue la inclusión y la completa erradicación de los clichés. “No soportaría la idea de que alguien quisiese tener una prenda mía y el problema fuese que no estuviese al alcance por poder adquisitivo”.