“Quise mostrar que la representación del español no reside en su color de piel sino en sus tradiciones”, afirma el estilista Juanjose Mouko Nsue, que nos presenta La nueva España, un proyecto en el que investiga temas como la representación y la identidad a través de la moda.
Desde el asesinato de George Floyd a manos de un policía de Minneapolis a finales del pasado mes de mayo, las conversaciones globales sobre el racismo sistémico han levantado ampollas. Cada sociedad y país, en su medida, está –o debería estar– evaluando cómo los sistemas educativo, judicial, laboral o económico han perjudicado históricamente a colectivos como los inmigrantes o las personas racializadas. España, como cualquier otro país occidental, tiene una historia manchada de sangre, colonialismo y discriminación cuyos efectos negativos siguen afectando la vida de miles –si no millones– de personas.
Entre ellas encontramos a Juanjose, nacido en Guinea Ecuatorial pero quien llegó a España con tan solo un año junto a su madre. Criado en Madrid, reconoce que la gente a su alrededor era mayoritariamente caucásica, y que todo lo que había visto mientras crecía estaba representado por gente blanca, desde la televisión hasta el cine, pasando por la publicidad. “Pensaba que los países caucásicos eran todos así, hasta que vine a Londres por primera vez y me di cuenta que no”, nos confiesa.
La capital británica, conocida por ser un enclave donde personas de todos los orígenes, culturas, religiones y etnicidades conviven, ayudó a Juanjose a darse cuenta que España, como él afirma, estaba estancada. Por eso ha trabajado con el fotógrafo Dani Bastida en esta editorial que coge algunas de las prendas y representaciones más emblemáticas y mundialmente asociadas a la marca España, como los trajes de faralaes, los abanicos, las mantillas y el sombrero cordobés, para crear un nuevo imaginario en el que ‘español’ también incluya a los hombres negros nacidos y criados aquí.
Entre ellas encontramos a Juanjose, nacido en Guinea Ecuatorial pero quien llegó a España con tan solo un año junto a su madre. Criado en Madrid, reconoce que la gente a su alrededor era mayoritariamente caucásica, y que todo lo que había visto mientras crecía estaba representado por gente blanca, desde la televisión hasta el cine, pasando por la publicidad. “Pensaba que los países caucásicos eran todos así, hasta que vine a Londres por primera vez y me di cuenta que no”, nos confiesa.
La capital británica, conocida por ser un enclave donde personas de todos los orígenes, culturas, religiones y etnicidades conviven, ayudó a Juanjose a darse cuenta que España, como él afirma, estaba estancada. Por eso ha trabajado con el fotógrafo Dani Bastida en esta editorial que coge algunas de las prendas y representaciones más emblemáticas y mundialmente asociadas a la marca España, como los trajes de faralaes, los abanicos, las mantillas y el sombrero cordobés, para crear un nuevo imaginario en el que ‘español’ también incluya a los hombres negros nacidos y criados aquí.
Juanjose, antes que nada, ¿podrías presentarte?
Me llamo Juanjose Mouko Nsue, nací en Guinea Ecuatorial y emigré a Madrid con mi madre cuando tenía un año. Actualmente vivo en Londres, donde vine a estudiar inglés pero al final me quedé más tiempo. Estudié diseño de moda en el London Collage of Fashion. Al final de mi primer año de carrera empecé a asistir Ib Kamara, y él fue unas de las razones principales por las que decidí dejar el diseño y seguir una carrera como estilista.
Nos presentas la historia La nueva España, que en tus propias palabras “celebra, representa y desafía la narrativa tradicional española con respecto a la representación del ciudadano negro español”. Y partes de tu propia experiencia como hombre negro criado aquí. ¿Cuándo te diste cuenta que para la mayoría de los españoles la representación del país era caucásica? ¿Cómo te has enfrentado a este hecho –que España se considere ‘blanca’ a pesar de los millones de inmigrantes de todo el mundo que viven aquí– a lo largo de tu vida?
De niño me crié en un barrio donde solo había españoles caucásicos, y nunca vi ninguna representación del hombre negro español en televisión ni en ningún otro lado, por lo tanto, pensaba que los países caucásicos eran todos así, hasta que vine a Londres por primera vez y me di cuenta que no. España se ha quedado estancada en los tiempos donde si ponías un rostro que no fuera el ‘típico español’ en los medios de comunicación, la gente se escandalizaba o no se sentía representada. Pero ahora todo ha cambiado.
En las calles de Madrid donde yo crecí puedes encontrar mucha variedad cultural, y ahora más que nunca hay un porcentaje muy alto de gente que se siente española y no tiene el perfil común de un español. A día de hoy, cada vez que digo que vengo de España la gente se asombra y me pregunta si en España hay negros.
En las calles de Madrid donde yo crecí puedes encontrar mucha variedad cultural, y ahora más que nunca hay un porcentaje muy alto de gente que se siente española y no tiene el perfil común de un español. A día de hoy, cada vez que digo que vengo de España la gente se asombra y me pregunta si en España hay negros.
A pesar de la riqueza multicultural del territorio, la imagen que se acostumbra a asociar más con España es la de Andalucía, que es precisamente la que has usado como estilista: sombreros cordobeses, mantillas, abanicos, vestidos con lunares, e incluso un guiño al toreo. ¿Has jugado con estos elementos precisamente porque son los más icónicos o emblemáticos?
Sí, quise que cuando la gente viera las imágenes supiera exactamente qué quería transmitir. Las mantillas, abanicos y vestidos con lunares son elementos que mundialmente se asocian a España, y si los modelos son de piel negra, estaba seguro que empezaría una conversación my interesante y esencial. Quise mostrar que la representación del español no reside en su color de piel sino en sus tradiciones.
¿Planteaste, por ejemplo, hacer referencia a otras zonas de España y sus atuendos folclóricos/regionales?
En unas de las fotos hago referencia al chulapo madrileño, pero es un poco difícil de ver si no te digo qué foto es. Pero estaba enfocado principalmente en los atuendos folclóricos porque son los más reconocibles.
Afirmas que como estilista es “imperativo que mi trabajo represente quién soy como individuo negro”. Hay muchos estilistas reivindicando sus orígenes y su identidad negra, como Ib Kamara, por ejemplo, aunque todavía falta mucho camino por recorrer. ¿Crees que todavía hay una falta de referentes para profesionales como tú?
Absolutamente. Sobre todo en España hay un porcentaje muy bajo de artistas negros, y aun más bajo en el mundo de la moda, y que haga lo que yo hago no creo que haya muchos la verdad… Si mundialmente lo puedes contar con los dedos de tus manos, en España no creo que haya ninguno.
Además de Ib, ¿a quién consideras una influencia en tu trabajo?
Ib ha sido mi mentor y he aprendido todo lo que sé gracias a él. Además de él, también me fijo mucho en los trabajos de Salvador Dalí, Tim Walker y Quentin Tarantino; estos tres artistas me inspiran mucho en el proceso de crear una imagen.
“Como hombre negro que creció en España, nunca vi una imagen en la que alguien con mi tono de piel saliera como símbolo de representación de España”. Ahora que en el mundo se están levantando más voces en contra del racismo sistémico (del que España, obviamente, es cómplice también), la discriminación, la desigualdad, etc., ¿crees que la situación aquí puede cambiar?
Sí, totalmente. Creo que la situación en España va a cambiar, cada vez que voy a Madrid noto más el cambio. Todo tiene un comienzo, ahora solo queda que la gente que tiene poder en los medios de comunicación nos dé la oportunidad y no se acobarde y abrace el progreso.
¿Cómo esperas plantear conversaciones sobre problemas tan serios como el racismo y la desigualdad a través de la moda, el estilismo y el mundo visual?
Haciendo más trabajos como estos y poniendo como cara principal a gente negra en las grandes marcas españolas. De esa manera, la gente se acabará acostumbrando como lo han hecho en el Reino Unido o Estados Unidos. Con esto no digo que no haya racismo en estos países, pero si la gente ve una cara negra en la television presentando las noticias, no se escandalizan como aun sucede en España.