Berlín me inspiró mucho, el reciclaje vintage me fascina un montón: se crea un espacio cálido desde el primer día. Tenemos desde piezas que nos han costado una pasta en los anticuarios, hasta muebles del piso de una señora que se había muerto, ¡hay de todo! Mientras esperábamos la licencia de obra, fuimos recopilando mesas y sillas en el sótano. Teníamos el feeling de que podía quedar de puta madre, pero no lo supimos hasta el día que abrimos (risas).
Cuando hicimos la obra, tiramos la estructura de pladur que había e intentamos sacar la original, confiriéndole un punto muy guay. En el suelo había una especie de tarima de madera, íbamos a mantenerla pero de repente empezaron a aparecer unas teselas chiquititas de diferentes colores al estilo sauna romana, algo muy raro… Al quitar la madera, apareció un suelo alucinante, que recuperamos con todas las cicatrices que tenía, ¡porque había sido un after en la época de Almodóvar, en el 83-84, cuando estaba surgiendo la Movida madrileña! Durante la obra, en un falso techo encontramos uno de los flyers de lo que fue en su día, se llamaba Disco Alterne. El flyer lleva una ilustración de un chico y una chica en la barra fumando y con gafas de sol. ¡Es preciosa!