Gonzalo: Es la base de nuestro trabajo. Es decir, al acabar la carrera nos era muy difícil vender el estudio Kiwi Bravo. Ahora lo llamamos estudio creativo con toda la tranquilidad del mundo, pero nada más acabar, teniendo una formación de diseño de producto y tirando fotos, teníamos ese problema de identidad: ¿cómo nos vendemos? No podíamos decir estudio de foto pero tampoco de diseño industrial. Y claro, si captamos a un cliente para hacer fotos, es raro que también diseñemos productos o montemos instalaciones.
Raúl: Da igual el medio, al fin y al cabo, sea un objeto, una fotografía o una instalación, lo que importa es generar un lenguaje muy sencillo que cualquier persona pueda entender y que sea capaz de emocionarla. El objetivo es llegar a la gente con el mínimo número de elementos posibles. Sin pajas, ni parrafadas, ni nada.